[Común] ¿Qué hace una marine como tú en una revuelta como esta?

El grito que proclamaba aquel mote que los ciudadanos de la isla le habían puesto tanto a ella como a su tripulación resonó por todo el bar, con la gente entusiasmada por haber conocido lo que para ellos fue, una historia de valentía y superación. Airgid aún no se acostumbraba a toda esa atención positiva, siempre había sido tratada más como una pequeña delincuente, incluso en su propio pueblo. Algunos le tenían cierto cariño, pues se notaba que no lo hacía con maldad, sino porque eran niños pobres que no tenían con qué vivir. Y bueno, cuando Airgid se hizo más mayor incluso montó su tiendecita bien honrada en el pueblo, así que... se podría decir que era querida y odiada en un equilibrio parecido, balanceado entre la pillería y el encanto de la rubia. Así que, que ahora la reconocieran con tal entusiasmo, se le hacía definitivamente extraño y vergonzoso, aún más con Camille delante.

La miró y se encogió de hombros con vergüenza, pero quitándole hierro al asunto a la vez, sonriendo, e ignorando lo que Camille estaba pensando en ese momento, la tensión que sintió, de manera breve pero intensa. Le dio un buen trago a su refresco, a la vez que su amiga se inclinaba hacia ella, preguntándole acerca de aquel apodo. No notó la seriedad de sus palabras hasta que le devolvió la mirada, observando aquellos ojos rojos que se clavaban en ella de forma ligeramente inquisitiva. Le resultó extraño, ese cambio de actitud tan repentino, pero tras unos segundos, la rubia decidió no darle demasiada importancia. Puede que solo estuviera curiosa. — Sí, han sido unos días muy locos, no lo voy a negar. — Respondió, claramente elusiva, antes de soltar una risilla, como si no le apeteciera realmente indagar en el tema.

Entonces, Camille lanzó una propuesta que pilló a Airgid desprevenida. ¿Ir a un sitio más tranquilo? La sonrisa de la oni era encantadora, ¿cómo podía rechazar aquella invitación? La verdad es que le gustaba la idea del bar, echarse unas cervecillas mientras contaban anécdotas del pasado y se ponían al día la una a la otra, pero... es verdad que algo de intimidad tampoco sonaba nada mal, así podría ahorrarse más momentos de "heroína" como el que acababa de vivir y que tanto la incomodaban. Un momento, ¿intimidad? Airgid empezó a mover su única pierna con algo de nerviosismo a la vez que su cabeza daba vueltas por teorías completamente absurdas. Se las calló, por supuesto, de repente algo intimidada por la presencia de Camille. — Eh... sí, claro, ¿por qué no? — Dejó unos cuantos berries sobre la mesa, dando así por pagada la deuda de ambas. — ¡Bueno, ha sido un placer! ¡Nos vemos a la próxima! — Se despidió tanto de su amigo como de los demás balleneros de la taberna, tanto con palabras como con gestos, mientras se ponía de pie y comenzaba a salir por la puerta, seguida por Camille.

Estando ya fuera, no le quedó otra que girarse hacia la oni, tratando de disimular un poco la incertidumbre o el nerviosismo que sentía. — Tú dirás a dónde vamos... ¿te has venido hace poco? — ¿Cómo que si te has venido? — O sea, quiero decir, que si has llegado a la isla hace poco. — Madre mía, cómo podía ser tan boba.