
Umibozu
El Naufragio
02-01-2025, 11:30 AM
Aproveché para ponerme rápidamente lo que Timsy me acababa de traer. En cuestión de unos pocos segundos ya estaba listo con mi nuevo atuendo. Calentito y especial para las fechas en las que nos encontrábamos. Nunca había tenido problemas con el frío, la verdad; ventajas de vivir en zonas abisales dónde el agua está muy por debajo de la superficie dónde se calienta con el Sol. Aún así sabía apreciar esa sensación de arropo y protección que daban esas prendas – Gracias-lurk – comenté frotándole la cabeza al gyojin, que sonrió orgulloso.
-¡Seguro que están todo buenísimos-lurk! No puedo esperar a probarlos-lurk. Y no te preocupes por Sasurai-lurk. Efectivamente viene conmigo por si en algún momento me da hambre tener qué comer-lurk – añadí para tranquilizar al vikingo.
-¡Nenúfares nepalíes! Ahora que me doy cuenta, ¡pero si hablas bien! ¡Ya no haces eso de “esperrrrrar” y todas esas cosas que hacías antes! – Timsy con su tacto de siempre me había hecho notar algo que había pasado por alto debido a la emoción y sorpresas del reencuentro. ¡Rag hablaba perfectamente nuestro idioma!
-Es verdad-lurk. ¿Has estado recibiendo clases todo este tiempo-lurk? – me guardé la última pregunta que era dónde había estado. Ya habría tiempo para ponernos al día.
-¡Escamas! ¿Los tres son hermanos? – esta vez la metralleta de preguntas iban dirigidas a Airgid – Esos dos entiendo que son hijos de él – señaló a Rag – pero ella… ¿es de otro padre, verdad? Es igualita a ti, pero de él no hay ni rastro. Sí, eso debe explicar la diferencia de tamaño.
Negué con la cabeza.
La situación empeoró a marchas forzadas. Antes de que nos pudiéramos dar cuenta el poco control que quedaba en la conducción, navegación, guía o lo que fuera que se hacía con esos bichos insultantemente gigantes desapareció. El cielo había perdido todo color, quedando únicamente un negro infinito que únicamente dejaría salir su furia en forma de relámpagos. No habría más luz en el firmamento que sus descargas, las cuales iluminarían la faz de la tierra fugaz, caprichosa y efímeramente. El rugido del viento enmudecía a la bestia más furiosa conocida, haciendo todo un alarde de fuerza. El mar se alzaba violento contra el cielo, casi como si quisiera librar una batalla por la hegemonía del planeta. El Mar contra el Cielo. Nosotros en mitad de la contienda. No debíamos esperar nada bueno de aquello. Los segundos se dilataron y a la vez pasaron veloces.
Estábamos en lo que parecía una isla. Una, imaginaba, del North Blue. Recordaba ligeramente esa orografía de un tiempo pasado y lejano. Ignoraba el nombre, pero sí recordaba haber estado allí buscando a quien ahora estaba sobre mi lomo de nuevo – Díselo a Rag-lurk.
-En la habitación de Ubben hay un salmón. ¡Lo traigo y nos lo comemos!
-¡Seguro que están todo buenísimos-lurk! No puedo esperar a probarlos-lurk. Y no te preocupes por Sasurai-lurk. Efectivamente viene conmigo por si en algún momento me da hambre tener qué comer-lurk – añadí para tranquilizar al vikingo.
-¡Nenúfares nepalíes! Ahora que me doy cuenta, ¡pero si hablas bien! ¡Ya no haces eso de “esperrrrrar” y todas esas cosas que hacías antes! – Timsy con su tacto de siempre me había hecho notar algo que había pasado por alto debido a la emoción y sorpresas del reencuentro. ¡Rag hablaba perfectamente nuestro idioma!
-Es verdad-lurk. ¿Has estado recibiendo clases todo este tiempo-lurk? – me guardé la última pregunta que era dónde había estado. Ya habría tiempo para ponernos al día.
-¡Escamas! ¿Los tres son hermanos? – esta vez la metralleta de preguntas iban dirigidas a Airgid – Esos dos entiendo que son hijos de él – señaló a Rag – pero ella… ¿es de otro padre, verdad? Es igualita a ti, pero de él no hay ni rastro. Sí, eso debe explicar la diferencia de tamaño.
Negué con la cabeza.
La situación empeoró a marchas forzadas. Antes de que nos pudiéramos dar cuenta el poco control que quedaba en la conducción, navegación, guía o lo que fuera que se hacía con esos bichos insultantemente gigantes desapareció. El cielo había perdido todo color, quedando únicamente un negro infinito que únicamente dejaría salir su furia en forma de relámpagos. No habría más luz en el firmamento que sus descargas, las cuales iluminarían la faz de la tierra fugaz, caprichosa y efímeramente. El rugido del viento enmudecía a la bestia más furiosa conocida, haciendo todo un alarde de fuerza. El mar se alzaba violento contra el cielo, casi como si quisiera librar una batalla por la hegemonía del planeta. El Mar contra el Cielo. Nosotros en mitad de la contienda. No debíamos esperar nada bueno de aquello. Los segundos se dilataron y a la vez pasaron veloces.
Estábamos en lo que parecía una isla. Una, imaginaba, del North Blue. Recordaba ligeramente esa orografía de un tiempo pasado y lejano. Ignoraba el nombre, pero sí recordaba haber estado allí buscando a quien ahora estaba sobre mi lomo de nuevo – Díselo a Rag-lurk.
-En la habitación de Ubben hay un salmón. ¡Lo traigo y nos lo comemos!