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Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
02-01-2025, 01:23 PM
La travesía la contemplaba muy de lejos desde el plano en el que estaba sumido, un plano interior, espiritual y seguro, donde todos los planteamientos personales figuran, danzan y conviven unos con otros. Era un lugar entre comillas, por catalogarlo de alguna forma, pero desde aquí cada cual que pudiera tener desarrollada esta parte de sí mismo podía contemplarse y contemplar cada motivo e inquietud que lo configuraba como ser humano. Aquí te enfrentabas a tí, veías tus miedos, tus cualidades y cada parte que te completa como persona, lo cual hacía que siempre te estuvieras estudiando y reconsiderando para vivir cada día de la forma en la que más te quieres representar hacia los demás. Para cualquiera que de verdad había tomado las riendas de sí mismo, y viajaba hacia su interior más profundo, no había careta que pudiera mostrar hacia el exterior ni contradicción de ningún tipo, pues a esos niveles se llegaba a tal grado de interiorización que el mismo que lo haga se mostrará tan transparente como debe.
Un estanque con el agua pura y transparente te hace ver su fondo con claridad y seguridad. Un agua enturbiada y fangosa esconde un fondo aún peor. Cada cual decide que agua ser, be water my friend.
Por ello, y tan abstraído de la realidad del exterior por estar tan centrado en mí, no concebía lo que el barco estaba sufriendo desde mi camarote. Era cierto que las turbulencias eran palpables, pero no asumía la gravedad de la situación. El tiempo pasaba y pasaba hasta que por un motivo u otro, y de forma gradual, aquellos zarandeos que el barco sufría comenzarían a amainar.
Sin embargo, un último estruendo se sintió, un choque desde el cascarón del barco como si de una gran caída se tratase. Eso me hizo salir de mí, aunque por las características del impacto algo acolchó ese golpe, y como por norma general estábamos rodeados de agua, no había cabida a otro tipo de suposiciones que la de haber caído al agua, pues de haberlo hecho en tierra firme, los destrozos y los daños deberían de haber sido calamitosos en incluso, podría no estar ya aquí tan campante.
Salí del camarote rumbo a cubierta, alcancé las escaleras y la claridad se divisaba junto a un terrible frío que penetraba por el pasillo del barco, al fondo de este, la apertura que daba al exterior dejaba entrever un cielo traicionero y embarrada de nubes grises. Ya arriba, contemplé con seriedad el entorno. Una especie de formación blanquecina, tan aterradora como amenazante y gigante nos tragaba mientras nos adentrábamos en las aguas de su interior, ¿qué clase de roca podría ser?, no me cabía duda de que la artesanía de la gente podía recrear obras de tal magnitud, aunque su aspecto orgánico contradecía la suposición, ¿acaso era natural? De una forma u otra, habíamos llegado al desenlace a duras penas, el barco había sufrido percances que esperaba que se pudieran solucionar y al fondo de estas aguas, un maltrecho pero gran puerto, que deparaba como preliminar a una especie de ciudad, ¿qué sería aquel lugar?
Un estanque con el agua pura y transparente te hace ver su fondo con claridad y seguridad. Un agua enturbiada y fangosa esconde un fondo aún peor. Cada cual decide que agua ser, be water my friend.
Por ello, y tan abstraído de la realidad del exterior por estar tan centrado en mí, no concebía lo que el barco estaba sufriendo desde mi camarote. Era cierto que las turbulencias eran palpables, pero no asumía la gravedad de la situación. El tiempo pasaba y pasaba hasta que por un motivo u otro, y de forma gradual, aquellos zarandeos que el barco sufría comenzarían a amainar.
Sin embargo, un último estruendo se sintió, un choque desde el cascarón del barco como si de una gran caída se tratase. Eso me hizo salir de mí, aunque por las características del impacto algo acolchó ese golpe, y como por norma general estábamos rodeados de agua, no había cabida a otro tipo de suposiciones que la de haber caído al agua, pues de haberlo hecho en tierra firme, los destrozos y los daños deberían de haber sido calamitosos en incluso, podría no estar ya aquí tan campante.
Salí del camarote rumbo a cubierta, alcancé las escaleras y la claridad se divisaba junto a un terrible frío que penetraba por el pasillo del barco, al fondo de este, la apertura que daba al exterior dejaba entrever un cielo traicionero y embarrada de nubes grises. Ya arriba, contemplé con seriedad el entorno. Una especie de formación blanquecina, tan aterradora como amenazante y gigante nos tragaba mientras nos adentrábamos en las aguas de su interior, ¿qué clase de roca podría ser?, no me cabía duda de que la artesanía de la gente podía recrear obras de tal magnitud, aunque su aspecto orgánico contradecía la suposición, ¿acaso era natural? De una forma u otra, habíamos llegado al desenlace a duras penas, el barco había sufrido percances que esperaba que se pudieran solucionar y al fondo de estas aguas, un maltrecho pero gran puerto, que deparaba como preliminar a una especie de ciudad, ¿qué sería aquel lugar?