
Horus
El Sol
02-01-2025, 10:01 PM
Galhard no solo tenía un sueño, tenía muchos. En ellos quedaba claro que era una persona buena que buscaba ayudar a los demás y protegerlos. Eran las palabras de una persona con grandes ambiciones y buenos sentimientos hacia los demás. No me cabía duda, al escucharlo, de que era alguien que no iba a tolerar ninguna injusticia en su presencia. Podríamos decir que era el Marine ideal, un perfecto estandarte de la justicia, aunque algunos lo tildarían de idealista o ingenuo por creer que el mundo realmente podía llegar a ser el estado al que aspiraba. Aunque no se lo quería decir directamente, yo entendía ese sentimiento de no querer permitir una injusticia frente a mí. Sin embargo, no era para mí el camino de dedicar toda mi vida a hacer prevalecer la justicia y salvar a las personas. Eso era un camino para otras personas. No le negaría a Galhard que, si me topaba con alguna injusticia en un futuro o con alguien inevitablemente malo, buscaría resolverlo, pero solo si se cruzaba en mi camino y objetivos. No me dedicaría a ir en busca de esas cosas como está destinado a hacer Galhard. Considero que es mejor no decírselo de manera tan directa, ya que podría parecer que soy una persona poco comprometida o desinteresada. Aunque, bueno, Galhard no se veía como el típico radicalista que quiere que todos piensen como él.
— Son sueños muy nobles, la verdad. Incluso el de querer ser fuerte, porque al fin y al cabo deseas la fuerza para derrotar a algunas personas que suponen una amenaza para el mundo entero. Esos peces gordos que tienes en la mira pueden borrar un país del mapa en un día si se lo proponen; son huesos duros de pelar. Yo espero nunca tener que estar cerca de ninguno de ellos — le diría con un poco de despreocupación.
Aunque realmente esperaba nunca tener que enfrentarme a un enemigo tan peligroso. La vida era hermosa y había que disfrutarla al máximo. Los aventureros ya nos arriesgamos demasiado enfrentándonos a un enemigo invisible y aterrador, como lo era el fantasma de nuestros antepasados, que se ocuparon de dificultarnos el paso hacia los secretos y tesoros que dejaron en el mundo. Al fin y al cabo, un aventurero siempre perece en la búsqueda de algún tesoro por una u otra razón. No había necesidad de reducir aún más mi esperanza de vida con peleas absurdas contra titanes.
— Y sí, son grandes sueños, pero el mundo está hecho para los soñadores. Yo mismo sigo los pasos de soñadores que me precedieron, y algún día alguien lo hará con los míos. Y soñar es gratis, ¿por qué deberíamos soñar en pequeño? Es mejor ser algo codicioso con nuestras ambiciones — le diría sonriéndole — Y sí, sin duda nuestros caminos volverán a cruzarse, y estoy seguro de que en los periódicos podré leer de vez en cuando algún acto heroico del Marine Galhard. Al igual que ten por seguro que, tarde o temprano, saldré con algún hallazgo en los mismos — me volví a levantar lleno de emoción.
Tomaría la mitad de la última mandarina que Galhard me ofrecía con gusto, mientras deslizaba mis dedos por los gajos de esta para separarlos un poco, facilitando el trabajo posterior, sin terminar de dividirlos. Mientras contemplaba los copos de nieve caer y fundirse, dando indicios del fin del otoño y recordándome el clima de esa próxima promesa que anunciaba una nueva compañía de viajes para ir al North Blue, me decidía más que nunca a encontrar el navegante que necesitaba antes de que la fecha prometida llegara.
— Podríamos decir que tengo muchos sueños, pero todos los más ambiciosos se pueden sintetizar en ser un aventurero y descubrir la historia pasada. Al fin y al cabo, son incontables los libros de cuentos y mitos que he leído y que han despertado mi curiosidad y fantasías por querer encontrar algo que la gente considera una fantasía. Por el resto, voy viviendo el día a día, improvisando a base de pequeños sueños y ambiciones, como mi actual objetivo de encontrar un navegante — haría una pequeña pausa un momento, recordando algo — Aunque, bueno, podríamos decir que una aspiración que también tengo a largo plazo es formar mi propia familia — esa si que por ahora era una pequeña fantasía.
Yo era huérfano; me adoptaron antes de que tuviera familia, y aunque me criaron como a uno más, realmente no eran mi familia de sangre. No sabía de dónde venía, pero sabía quién era ahora. Y algún día quería poder disfrutar de mi propia familia, como no lo pudieron hacer mis padres biológicos conmigo.
— Bueno, compañero Galhard, fue un placer compartir este tentempié contigo, pero debo ponerme en marcha cuanto antes. Voy a tomar tu consejo de visitar los puertos y tabernas costeras — comenzaría a dar unos pasos hacia el camino que salía de la academia — Espero de corazón que nuestros caminos vuelvan a cruzarse. Mucho ánimo con tus sueños — diría alzando mi mano libre.
Esas últimas palabras las dije girándome levemente hacia el Marine con una amplia sonrisa antes de partir, tras lo cual avanzaría hacia la costa, lanzando desde mi mano un gajo de la media mandarina, atrapándolo con los dientes.
— Son sueños muy nobles, la verdad. Incluso el de querer ser fuerte, porque al fin y al cabo deseas la fuerza para derrotar a algunas personas que suponen una amenaza para el mundo entero. Esos peces gordos que tienes en la mira pueden borrar un país del mapa en un día si se lo proponen; son huesos duros de pelar. Yo espero nunca tener que estar cerca de ninguno de ellos — le diría con un poco de despreocupación.
Aunque realmente esperaba nunca tener que enfrentarme a un enemigo tan peligroso. La vida era hermosa y había que disfrutarla al máximo. Los aventureros ya nos arriesgamos demasiado enfrentándonos a un enemigo invisible y aterrador, como lo era el fantasma de nuestros antepasados, que se ocuparon de dificultarnos el paso hacia los secretos y tesoros que dejaron en el mundo. Al fin y al cabo, un aventurero siempre perece en la búsqueda de algún tesoro por una u otra razón. No había necesidad de reducir aún más mi esperanza de vida con peleas absurdas contra titanes.
— Y sí, son grandes sueños, pero el mundo está hecho para los soñadores. Yo mismo sigo los pasos de soñadores que me precedieron, y algún día alguien lo hará con los míos. Y soñar es gratis, ¿por qué deberíamos soñar en pequeño? Es mejor ser algo codicioso con nuestras ambiciones — le diría sonriéndole — Y sí, sin duda nuestros caminos volverán a cruzarse, y estoy seguro de que en los periódicos podré leer de vez en cuando algún acto heroico del Marine Galhard. Al igual que ten por seguro que, tarde o temprano, saldré con algún hallazgo en los mismos — me volví a levantar lleno de emoción.
Tomaría la mitad de la última mandarina que Galhard me ofrecía con gusto, mientras deslizaba mis dedos por los gajos de esta para separarlos un poco, facilitando el trabajo posterior, sin terminar de dividirlos. Mientras contemplaba los copos de nieve caer y fundirse, dando indicios del fin del otoño y recordándome el clima de esa próxima promesa que anunciaba una nueva compañía de viajes para ir al North Blue, me decidía más que nunca a encontrar el navegante que necesitaba antes de que la fecha prometida llegara.
— Podríamos decir que tengo muchos sueños, pero todos los más ambiciosos se pueden sintetizar en ser un aventurero y descubrir la historia pasada. Al fin y al cabo, son incontables los libros de cuentos y mitos que he leído y que han despertado mi curiosidad y fantasías por querer encontrar algo que la gente considera una fantasía. Por el resto, voy viviendo el día a día, improvisando a base de pequeños sueños y ambiciones, como mi actual objetivo de encontrar un navegante — haría una pequeña pausa un momento, recordando algo — Aunque, bueno, podríamos decir que una aspiración que también tengo a largo plazo es formar mi propia familia — esa si que por ahora era una pequeña fantasía.
Yo era huérfano; me adoptaron antes de que tuviera familia, y aunque me criaron como a uno más, realmente no eran mi familia de sangre. No sabía de dónde venía, pero sabía quién era ahora. Y algún día quería poder disfrutar de mi propia familia, como no lo pudieron hacer mis padres biológicos conmigo.
— Bueno, compañero Galhard, fue un placer compartir este tentempié contigo, pero debo ponerme en marcha cuanto antes. Voy a tomar tu consejo de visitar los puertos y tabernas costeras — comenzaría a dar unos pasos hacia el camino que salía de la academia — Espero de corazón que nuestros caminos vuelvan a cruzarse. Mucho ánimo con tus sueños — diría alzando mi mano libre.
Esas últimas palabras las dije girándome levemente hacia el Marine con una amplia sonrisa antes de partir, tras lo cual avanzaría hacia la costa, lanzando desde mi mano un gajo de la media mandarina, atrapándolo con los dientes.