Rocket Raccoon
Rocket
03-01-2025, 05:37 AM
¿Para qué esperar a que sea invierno si podemos ir directo a un lugar donde la nieve y el frío te congelan hasta los mocos que apenas empiezan a formarse en tus fosas nasales? Es más, creo que ni los deja formarse. Porque claro, es que eso es justo lo que necesitaba mi día. Vamos, que los hilos del destino, ese maravilloso Dios que parece siempre estar jugando a los dados, esos mismos que parecen tener un sentido del humor retorcido, decidieron que nuestra honorable misión de restaurar la paz mundial nos llevara a una isla completamente blanca y congelada. Una maravilla, ¿eh? Qué pereza, en serio.
Si sabes un poco de química, o física, o lo que sea, sabes que el frío ralentiza todo: las células, los átomos, los neutrones... o lo que sea que se mueve dentro de nosotros. Básicamente, un desastre para alguien como yo, que necesita velocidad, mucha velocidad, para no volverse loco. Pero no, aquí estoy, en un lugar donde el aire frío no solo me corta la cara, sino que parece reírse en mi cara mientras lo hace. 'Donde coño están Alistair y el John cuando se les necesita, coño' Pensaba en mis dos camaradas que por su genética de la raza, podían crear las llamas que podrían calentar el cuerpo. Frecuentemente, no la usaban para eso, claro. Si no más bien para hacer quemar a la gente con esas altas temperaturas que pueden llegar.
Pero no todos eran malas noticias, había una buena por lo menos. Y es que mientras bordeábamos con nuestro submarino a la isla a la que nos aproximábamos, logramos divisar una especie de puerto justo en la orilla, así que el ''The Peace'' a manos de la increíblemente bella y radiante Hato, tenia un rumbo más que fijo.
Fui a la cubierta junto con el camarada más novato de la tripulación actual. Y digo actual, porque el otro anda, por otra parte, quién sabe donde. Espero esté bien, claro, ya que seguía siendo un compadre más en esta idea loca de revolución, y los necesitábamos a todos. -Ah, si es por el frío no te preocupes. Tú me puedes dar unas llamitas y listo. Joder eh. Que pinche buena idea se me acaba de ocurrir haha. A partir de ahora no me separaré de ti. Joder eh- Libere alguna que otra carcajada al aire con ese último comentario. -El compa Ali parece que se va a explorar solo por ahi. Y bueno, nosotros siempre causamos sensación ahí a donde vamos, y bien lo que sabes. Joder eh. Pero si me gusta actuar de otra manera, por lo menos en esta isla desconocida. Así que sí, vayamos al mercado, intentemos confundirnos con la gente o por lo menos parecer unos turistas más sin más. Supongo que tendrán productos locales, así que compra alguno que otro, y mira qué información puedes sacar. Así a la distancia, no parece haber un astillero o algo en este lugar cercano. Joder eh.- Me despedía y bajaba a mi habitación, donde comencé a guardar un montón de productos en mi mochila.
-Eh Lobo, John y yo nos bajamos en ese mercadito. Intentaremos reunir algo de información. Joder eh. Avisa a Hato.-
Luego de unos cuantos minutos, ya nos encontrábamos en tierra firme y paseando por el bulevar que hacía de centro de comercio. El frío se sentía un poco más punzante que el que había sobre el mar de alrededor. Pero los rumores que se extienden en el Mar del Este sobre las islas de aquí del Mar del Norte, son que varias de ellas contaban con un clima bastante frío. Por lo que me había preparado con antelación para momentos como este. Por lo que no solo me había comprado unos buenos abrigos de piel de oso blanco, sino que también llevaba unos diales de calor en mi mochila. Iba completamente preparado. Imagínense a un boyscout de esos, pues tal cual.
-Tus llamitas me serán bastante útiles sí. Por eso vine contigo jajajaja. Joder eh- Sacaba uno de los diales y se lo mostraba al peliblanco. -Mira esto, adentro tiene calor y cuando aprieto este botón de acá, va expulsándolo de a poco hacia el exterior. Así que estar calentitos, no será problema. Joder eh- Lo volvía a guardar en la mochila. -Bien. ¿Ves esa casa enorme de allá?- Le decía mientras apuntaba a la casa más grande que había visto. -Supongo que ese es el lugar donde se gobierna o quien sabe. -Tú y yo, para allá no... hehe. Dejemos eso a Hato y a Lobo, que son los que saben hablar, joder eh.-
A primera vista, la esencia de la isla quedaba bastante clara. Los productos y comercios que se extendían por las calles hablaban de una comunidad hábil en el trabajo manual. Esculturas meticulosamente talladas adornaban las vitrinas, mientras que puestos al aire libre exhibían armas de hierro que relucían bajo la tenue luz del día. Espadas, dagas, lanzas... todo un arsenal que parecía prometer calidad, aunque, claro, eso solo se confirmaría poniéndolas a prueba. Por ahora, no era el momento de levantar sospechas ni de parecer un guerrero en busca de equipo. Al contrario, decidí adoptar el papel de un simple curioso, un turista más paseando por el mercado.
Tras pasados un par de minutos observando por aquí y por allá, maravillándome con el buen tallar de la madera que esta gente tenia tanto en sus obras como en las casas que adornaban con una especie de letras rúnicas. Y despues de tomarme una buena taza de sopa bien calentita, llegué por ultimo a un lugar donde esperaba poder sacar algo de info sobre lo que venía buscando, si es que lo había. -Buen día mi apreciado. ¿Sabe donde puedo encontrar gente que pueda reparar una embarcación? Joder eh. ¡Uy, disculpe esa expresión jaja!- Me sonrojaba por fuera. Aunque no sé si se apreciaba debido a la cantidad de pelos que cubrían mi rostro. -Llegamos hace poco, y bueno, el navío necesita que le echen una miradita. Joder eh. ¿Por cierto, como se llama esta isla?.- Mientras, observaba con especial atención a las ''letras'' que estaban plasmadas en la madera de cada estructura. -¿Esas formas, tienen un significado?-
Si sabes un poco de química, o física, o lo que sea, sabes que el frío ralentiza todo: las células, los átomos, los neutrones... o lo que sea que se mueve dentro de nosotros. Básicamente, un desastre para alguien como yo, que necesita velocidad, mucha velocidad, para no volverse loco. Pero no, aquí estoy, en un lugar donde el aire frío no solo me corta la cara, sino que parece reírse en mi cara mientras lo hace. 'Donde coño están Alistair y el John cuando se les necesita, coño' Pensaba en mis dos camaradas que por su genética de la raza, podían crear las llamas que podrían calentar el cuerpo. Frecuentemente, no la usaban para eso, claro. Si no más bien para hacer quemar a la gente con esas altas temperaturas que pueden llegar.
Pero no todos eran malas noticias, había una buena por lo menos. Y es que mientras bordeábamos con nuestro submarino a la isla a la que nos aproximábamos, logramos divisar una especie de puerto justo en la orilla, así que el ''The Peace'' a manos de la increíblemente bella y radiante Hato, tenia un rumbo más que fijo.
Fui a la cubierta junto con el camarada más novato de la tripulación actual. Y digo actual, porque el otro anda, por otra parte, quién sabe donde. Espero esté bien, claro, ya que seguía siendo un compadre más en esta idea loca de revolución, y los necesitábamos a todos. -Ah, si es por el frío no te preocupes. Tú me puedes dar unas llamitas y listo. Joder eh. Que pinche buena idea se me acaba de ocurrir haha. A partir de ahora no me separaré de ti. Joder eh- Libere alguna que otra carcajada al aire con ese último comentario. -El compa Ali parece que se va a explorar solo por ahi. Y bueno, nosotros siempre causamos sensación ahí a donde vamos, y bien lo que sabes. Joder eh. Pero si me gusta actuar de otra manera, por lo menos en esta isla desconocida. Así que sí, vayamos al mercado, intentemos confundirnos con la gente o por lo menos parecer unos turistas más sin más. Supongo que tendrán productos locales, así que compra alguno que otro, y mira qué información puedes sacar. Así a la distancia, no parece haber un astillero o algo en este lugar cercano. Joder eh.- Me despedía y bajaba a mi habitación, donde comencé a guardar un montón de productos en mi mochila.
-Eh Lobo, John y yo nos bajamos en ese mercadito. Intentaremos reunir algo de información. Joder eh. Avisa a Hato.-
Luego de unos cuantos minutos, ya nos encontrábamos en tierra firme y paseando por el bulevar que hacía de centro de comercio. El frío se sentía un poco más punzante que el que había sobre el mar de alrededor. Pero los rumores que se extienden en el Mar del Este sobre las islas de aquí del Mar del Norte, son que varias de ellas contaban con un clima bastante frío. Por lo que me había preparado con antelación para momentos como este. Por lo que no solo me había comprado unos buenos abrigos de piel de oso blanco, sino que también llevaba unos diales de calor en mi mochila. Iba completamente preparado. Imagínense a un boyscout de esos, pues tal cual.
-Tus llamitas me serán bastante útiles sí. Por eso vine contigo jajajaja. Joder eh- Sacaba uno de los diales y se lo mostraba al peliblanco. -Mira esto, adentro tiene calor y cuando aprieto este botón de acá, va expulsándolo de a poco hacia el exterior. Así que estar calentitos, no será problema. Joder eh- Lo volvía a guardar en la mochila. -Bien. ¿Ves esa casa enorme de allá?- Le decía mientras apuntaba a la casa más grande que había visto. -Supongo que ese es el lugar donde se gobierna o quien sabe. -Tú y yo, para allá no... hehe. Dejemos eso a Hato y a Lobo, que son los que saben hablar, joder eh.-
A primera vista, la esencia de la isla quedaba bastante clara. Los productos y comercios que se extendían por las calles hablaban de una comunidad hábil en el trabajo manual. Esculturas meticulosamente talladas adornaban las vitrinas, mientras que puestos al aire libre exhibían armas de hierro que relucían bajo la tenue luz del día. Espadas, dagas, lanzas... todo un arsenal que parecía prometer calidad, aunque, claro, eso solo se confirmaría poniéndolas a prueba. Por ahora, no era el momento de levantar sospechas ni de parecer un guerrero en busca de equipo. Al contrario, decidí adoptar el papel de un simple curioso, un turista más paseando por el mercado.
Tras pasados un par de minutos observando por aquí y por allá, maravillándome con el buen tallar de la madera que esta gente tenia tanto en sus obras como en las casas que adornaban con una especie de letras rúnicas. Y despues de tomarme una buena taza de sopa bien calentita, llegué por ultimo a un lugar donde esperaba poder sacar algo de info sobre lo que venía buscando, si es que lo había. -Buen día mi apreciado. ¿Sabe donde puedo encontrar gente que pueda reparar una embarcación? Joder eh. ¡Uy, disculpe esa expresión jaja!- Me sonrojaba por fuera. Aunque no sé si se apreciaba debido a la cantidad de pelos que cubrían mi rostro. -Llegamos hace poco, y bueno, el navío necesita que le echen una miradita. Joder eh. ¿Por cierto, como se llama esta isla?.- Mientras, observaba con especial atención a las ''letras'' que estaban plasmadas en la madera de cada estructura. -¿Esas formas, tienen un significado?-