Raiga Gin Ebra
-
03-01-2025, 10:15 AM
La marcha hacia la base es rápida pero tensa, como lo ha sido la misión en sí. El camino, aunque despejado, está impregnado de una atmósfera de urgencia que se escenifica en los dos cuerpos que estáis cargando. Lukas ha hecho caso a tu instrucción, y desde una posición elevada, sigue cubriéndote con su rifle, aunque no parece haber más amenazas inmediatas. Sin embargo, cada paso que das con el pirata sobre tu hombro te recuerda la fragilidad de la situación. ¿Cómo habéis llegado a ese punto?
El caracol que cargas ha cerrado los ojos, dejando de emitir. Parece un objeto común, pero quizá estaría bien que lo examinasen en la base.
Elena corre junto a ti, cargando a Ben con sumo cuidado, pero no puedes ignorar que está en muy malas condiciones. Su respiración es irregular, su cuerpo está marcado por varias quemaduras y la reciente herida de bala no ha hecho sino empeorar su estado. Desconoces si le ha afectado a algún órgano vital, pero sangra bastante. Cada jadeo de dolor que se le escapa te pesa en el alma, quizá habiendo actuado diferente el resultado sería otro... Pero no hay momento para lamentos. Sea como fuere, tienes a Ben. Si ojeas al pirata que cargas, no está mucho mejor, a decir verdad. Su cuerpo está flácido, con la sangre empapando su ropa y goteando al suelo. A cada paso, su peso parece aumentar, como si la vida lo estuviera abandonando. Creo que será más difícil salvar a este tipo que a Ben, pero yo no soy médico, es una suposición.
Cuando realizas la primera llamada, Kuda responde al instante, como si estuviera esperando tu llamada. Puedes notarlo bastante intranquilo, y aunque su voz suena débil, está claramente afectado por sus propias heridas.
—Estoy herido, pero haré la inspección. No me voy a quedar sin hacer nada. Si hay un barco pirata, lo encontraré. —Su determinación es palpable, incluso a través de su cansancio. Kuda cuelga rápidamente, y sabes que se pondrá manos a la obra, como ha estado haciendo en todo este tiempo.
La base del G-39 ya está en pleno movimiento cuando llegas. Una línea de médicos te espera en la entrada, listos para atender a Ben y al pirata. El ruido de los preparativos resuena en todo el lugar, y puedes ver cómo varios marines cargan armas y refuerzan las defensas. Lo cierto es que el operativo montado previamente por los heridos te ha venido de perlas ahora. Los médicos están doblando esfuerzos para mantener a todo el mundo estable. Sin duda se están ganando el sueldo.
Cuando cruzas el umbral, dos médicos rápidamente se acercan y toman al pirata de tus hombros. Otros dos se encargan de Ben, llevándolo en una camilla con rapidez hacia el área médica. Las puertas se cierran tras ellos, y por un momento, puedes sentir que el peso físico ha desaparecido, aunque el emocional sigue aplastándote. ¿Conseguirán sobrevivir? Ojalá, la verdad, pero ya es algo que no depende de ti, sino de los médicos.
Murray aparece de repente, saliendo de una sala cercana. Su rostro es una mezcla de preocupación y alivio. Antes de que puedas decir algo, te abraza con fuerza, golpeándote la espalda. Este Murray es uno muy distinto al que viste unas horas atrás, agobiado y tomando decisiones sin pensar demasiado. Este Murray es uno más cercano, uno que se nota agradecido y que sabe que lo que has hecho es, entre otras cosas, salvarle el pellejo.
—¡Lo lograste, Henry! ¡Lo lograste! —Su voz está cargada de emoción, y por un momento, parece olvidar todo lo que ha ocurrido. Algunos marines más se acercan, ofreciéndote felicitaciones y preguntando por los detalles de la misión.
Pero el momento de celebración es breve. Tan breve que no sé si podrás saborearlo mucho. El Den Den Mushi suena de nuevo, y todos los presentes cesan sus felicitaciones, entrando el silencio en escena y dando el dramatismo a la escena que merece. Es Kuda, con su voz grave y cansada.
—Henry, no hay barcos piratas en las cercanías. Lo único que he encontrado es un mercante. Su tripulación son solo tres tipos, y no parecen estar relacionados con esto. Si los piratas están aquí, no están en el agua.
Su declaración es un jarro de agua fría en la improvisada celebración que estabais montando. Si no están en el agua, entonces, ¿dónde se esconden? El peso de esa pregunta te invade, y sabes que encontrar la respuesta será crucial para cerrar este capítulo.
Mientras miras a tu alrededor, con los marines atendiendo a los heridos y reforzando las defensas, sabes que aún no es momento de relajarse. Los piratas pueden estar ocultos, esperando su oportunidad, y el tiempo para actuar se está acabando.
El caracol que cargas ha cerrado los ojos, dejando de emitir. Parece un objeto común, pero quizá estaría bien que lo examinasen en la base.
Elena corre junto a ti, cargando a Ben con sumo cuidado, pero no puedes ignorar que está en muy malas condiciones. Su respiración es irregular, su cuerpo está marcado por varias quemaduras y la reciente herida de bala no ha hecho sino empeorar su estado. Desconoces si le ha afectado a algún órgano vital, pero sangra bastante. Cada jadeo de dolor que se le escapa te pesa en el alma, quizá habiendo actuado diferente el resultado sería otro... Pero no hay momento para lamentos. Sea como fuere, tienes a Ben. Si ojeas al pirata que cargas, no está mucho mejor, a decir verdad. Su cuerpo está flácido, con la sangre empapando su ropa y goteando al suelo. A cada paso, su peso parece aumentar, como si la vida lo estuviera abandonando. Creo que será más difícil salvar a este tipo que a Ben, pero yo no soy médico, es una suposición.
Cuando realizas la primera llamada, Kuda responde al instante, como si estuviera esperando tu llamada. Puedes notarlo bastante intranquilo, y aunque su voz suena débil, está claramente afectado por sus propias heridas.
—Estoy herido, pero haré la inspección. No me voy a quedar sin hacer nada. Si hay un barco pirata, lo encontraré. —Su determinación es palpable, incluso a través de su cansancio. Kuda cuelga rápidamente, y sabes que se pondrá manos a la obra, como ha estado haciendo en todo este tiempo.
La base del G-39 ya está en pleno movimiento cuando llegas. Una línea de médicos te espera en la entrada, listos para atender a Ben y al pirata. El ruido de los preparativos resuena en todo el lugar, y puedes ver cómo varios marines cargan armas y refuerzan las defensas. Lo cierto es que el operativo montado previamente por los heridos te ha venido de perlas ahora. Los médicos están doblando esfuerzos para mantener a todo el mundo estable. Sin duda se están ganando el sueldo.
Cuando cruzas el umbral, dos médicos rápidamente se acercan y toman al pirata de tus hombros. Otros dos se encargan de Ben, llevándolo en una camilla con rapidez hacia el área médica. Las puertas se cierran tras ellos, y por un momento, puedes sentir que el peso físico ha desaparecido, aunque el emocional sigue aplastándote. ¿Conseguirán sobrevivir? Ojalá, la verdad, pero ya es algo que no depende de ti, sino de los médicos.
Murray aparece de repente, saliendo de una sala cercana. Su rostro es una mezcla de preocupación y alivio. Antes de que puedas decir algo, te abraza con fuerza, golpeándote la espalda. Este Murray es uno muy distinto al que viste unas horas atrás, agobiado y tomando decisiones sin pensar demasiado. Este Murray es uno más cercano, uno que se nota agradecido y que sabe que lo que has hecho es, entre otras cosas, salvarle el pellejo.
—¡Lo lograste, Henry! ¡Lo lograste! —Su voz está cargada de emoción, y por un momento, parece olvidar todo lo que ha ocurrido. Algunos marines más se acercan, ofreciéndote felicitaciones y preguntando por los detalles de la misión.
Pero el momento de celebración es breve. Tan breve que no sé si podrás saborearlo mucho. El Den Den Mushi suena de nuevo, y todos los presentes cesan sus felicitaciones, entrando el silencio en escena y dando el dramatismo a la escena que merece. Es Kuda, con su voz grave y cansada.
—Henry, no hay barcos piratas en las cercanías. Lo único que he encontrado es un mercante. Su tripulación son solo tres tipos, y no parecen estar relacionados con esto. Si los piratas están aquí, no están en el agua.
Su declaración es un jarro de agua fría en la improvisada celebración que estabais montando. Si no están en el agua, entonces, ¿dónde se esconden? El peso de esa pregunta te invade, y sabes que encontrar la respuesta será crucial para cerrar este capítulo.
Mientras miras a tu alrededor, con los marines atendiendo a los heridos y reforzando las defensas, sabes que aún no es momento de relajarse. Los piratas pueden estar ocultos, esperando su oportunidad, y el tiempo para actuar se está acabando.