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Arthur Soriz
Gramps
04-01-2025, 06:19 AM
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2 de Invierno
Año 724
Año 724
Nada más llegar, el bullicio de Loguetown te azota como una bofetada en la mañana. Desde la cubierta del Duck Duck Go observas cómo la ciudad se despliega ante ti... barcos que atracan y zarpan, estibadores moviendo mercancías de un lado a otro y vendedores ambulantes ofreciendo sus productos a gritos. Todo esto te resulta extrañamente familiar, una sensación que te sacude entre la nostalgia y el recelo... la razón por la que recién ahora has decidido volver. La nieve y el ambiente navideño ya se nota desde aquí, a sabiendas de que hoy es el día del Festival de las Estrellas.
Te sientes preparado, ¿pero realmente lo estás?
Cuando bajas del barco tus botas resuenan sobre la madera del puerto y más adelante contra los adoquines que conforman los caminos de la ciudad. Miras a tu alrededor dejando que los recuerdos lleguen en oleadas mientras avanzas hacia las calles principales. Loguetown está tan viva como siempre pero a tus ojos hay algo diferente... probablemente sea debido a lo que has venido a hacer aquí. Tienes un plan y lo vas a llevar a cabo cueste lo que cueste.
La venganza es un plato que se sirve frío; qué mejor temporada que esta para hacerlo.
Tus compañeros ya tienen un plan claro... dirigirse al Casino Missile y pasar allí un buen rato. Los ves alejarse entre risas y comentarios sabiendo que eso te deja con tiempo suficiente para encargarte de lo que realmente viniste a hacer. Una vez que desaparecen entre la multitud tus ojos recorren el horizonte de calles y edificios que se extienden ante ti. Loguetown se abre ante ti como un libro esperando a ser leído.
Mientras caminas por la calle principal, te das cuenta de cuán poco han cambiado las cosas aquí. La plaza del patíbulo sigue idéntica desde la última vez que la viste, aunque ahora está rodeada de vendedores ambulantes que ofrecen desde frutas hasta pequeñas baratijas, decorada por lo más con una apariencia navideña excepcional. Más adelante el mercado principal vibra con energía. Los olores de especias, carne asada y pan recién horneado se mezclan en el aire y las voces de los comerciantes llenan el espacio. Es un lugar donde la información fluye tan rápido como el dinero, y podrías detenerte allí para escuchar lo que la gente murmura entre regateos.
A medida que te adentras más las calles comienzan a cambiar. Los edificios de piedra y las fachadas coloridas de la zona comercial dan paso a callejones estrechos y fachadas descuidadas, vestigios de tiempos mejores que ahora son reemplazados por la mala vida que llevan los que residen en esta zona. Reconoces algunos puntos del pasado, lugares que alguna vez significaron algo para ti aunque ahora parecen envueltos en un aire más sombrío. Pasas frente a una herrería que recuerdas de pequeño... sigue igual que años atrás, con su fachada ennegrecida por el hollín acumulado. Podrías entrar, tal vez, para descubrir si el viejo herrero o sus herederos aún trabajan allí, o incluso para buscar pistas.
Mientras te vas adentrando a los barrios bajos, las cosas se ponen un poco más pesadas lamentablemente. Los rostros de la gente se vuelven más reservados, las conversaciones más discretas. Aquí es donde el bajo mundo de Loguetown encuentra su refugio y sabes que "Los Sin Rostro" podrían tener su base por estos lares o al menos alguna conexión en estas calles de la cual podrías sacar provecho para encontrarlos. Este lugar siempre fue un terreno fértil para negocios turbios y no sería extraño que quienes controlan el tráfico de personas estén involucrados en esta parte de la ciudad.
También podrías dirigirte hacia el puerto secundario... un lugar conocido por ser un punto de encuentro para contrabandistas y mercaderes menos legales. Entre las redes y los cargamentos podrías hallar a alguien dispuesto a hablar... por el precio correcto o con las palabras adecuadas. La ciudad está ante ti, llena de lugares familiares que podrían esconder verdades incómodas o pistas valiosas. Cada paso es una oportunidad pero también un nuevo riesgo.
La elección de a dónde ir es tuya.
Te sientes preparado, ¿pero realmente lo estás?
Cuando bajas del barco tus botas resuenan sobre la madera del puerto y más adelante contra los adoquines que conforman los caminos de la ciudad. Miras a tu alrededor dejando que los recuerdos lleguen en oleadas mientras avanzas hacia las calles principales. Loguetown está tan viva como siempre pero a tus ojos hay algo diferente... probablemente sea debido a lo que has venido a hacer aquí. Tienes un plan y lo vas a llevar a cabo cueste lo que cueste.
La venganza es un plato que se sirve frío; qué mejor temporada que esta para hacerlo.
Tus compañeros ya tienen un plan claro... dirigirse al Casino Missile y pasar allí un buen rato. Los ves alejarse entre risas y comentarios sabiendo que eso te deja con tiempo suficiente para encargarte de lo que realmente viniste a hacer. Una vez que desaparecen entre la multitud tus ojos recorren el horizonte de calles y edificios que se extienden ante ti. Loguetown se abre ante ti como un libro esperando a ser leído.
Mientras caminas por la calle principal, te das cuenta de cuán poco han cambiado las cosas aquí. La plaza del patíbulo sigue idéntica desde la última vez que la viste, aunque ahora está rodeada de vendedores ambulantes que ofrecen desde frutas hasta pequeñas baratijas, decorada por lo más con una apariencia navideña excepcional. Más adelante el mercado principal vibra con energía. Los olores de especias, carne asada y pan recién horneado se mezclan en el aire y las voces de los comerciantes llenan el espacio. Es un lugar donde la información fluye tan rápido como el dinero, y podrías detenerte allí para escuchar lo que la gente murmura entre regateos.
A medida que te adentras más las calles comienzan a cambiar. Los edificios de piedra y las fachadas coloridas de la zona comercial dan paso a callejones estrechos y fachadas descuidadas, vestigios de tiempos mejores que ahora son reemplazados por la mala vida que llevan los que residen en esta zona. Reconoces algunos puntos del pasado, lugares que alguna vez significaron algo para ti aunque ahora parecen envueltos en un aire más sombrío. Pasas frente a una herrería que recuerdas de pequeño... sigue igual que años atrás, con su fachada ennegrecida por el hollín acumulado. Podrías entrar, tal vez, para descubrir si el viejo herrero o sus herederos aún trabajan allí, o incluso para buscar pistas.
Mientras te vas adentrando a los barrios bajos, las cosas se ponen un poco más pesadas lamentablemente. Los rostros de la gente se vuelven más reservados, las conversaciones más discretas. Aquí es donde el bajo mundo de Loguetown encuentra su refugio y sabes que "Los Sin Rostro" podrían tener su base por estos lares o al menos alguna conexión en estas calles de la cual podrías sacar provecho para encontrarlos. Este lugar siempre fue un terreno fértil para negocios turbios y no sería extraño que quienes controlan el tráfico de personas estén involucrados en esta parte de la ciudad.
También podrías dirigirte hacia el puerto secundario... un lugar conocido por ser un punto de encuentro para contrabandistas y mercaderes menos legales. Entre las redes y los cargamentos podrías hallar a alguien dispuesto a hablar... por el precio correcto o con las palabras adecuadas. La ciudad está ante ti, llena de lugares familiares que podrían esconder verdades incómodas o pistas valiosas. Cada paso es una oportunidad pero también un nuevo riesgo.
La elección de a dónde ir es tuya.