Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Aventura] [T3] Suffer
Arthur Soriz
Gramps
El aire de Champa es denso, cargado con el olor del salitre mezclado con el humo de tabaco barato y una pizca de podredumbre que parece venir de todas partes y de ninguna a la vez, es un lugar de mala muerte por donde quiera que mires... tal vez esos rumores que escuchaste y esos informes jugosos no eran nada más que eso... cuentos de niños. Las calles son un caos de madera podrida, piedra gastada y tierra húmeda, donde los pasos resuenan como un eco hueco entre los murmullos de los habitantes. Apenas cruzas el mercado sientes las miradas furtivas fijarse en ti casi de inmediato, como si cada par de ojos tratara de calcular cuánto vales y cuán fácil sería despojarte de lo que llevas encima.

Cada vendedor al que te le acercas la verdad es que no parece interesado en ti, tan solo en tu dinero. Y si no tienes nada que comprar, entonces ellos no tienen nada que decirte. Se nota a leguas que no confían en la gente que ya de por si es de Tortuga, mucho menos en los extranjeros como tú por lo que esa pesadez se hace notar.

Te podrías pasar una eternidad preguntando, que el resultado casi siempre es el mismo.

¿Tribulantes? —repite como si tener la palabra en su boca fuera en sí una ofensa. Finalmente levanta la vista hacia ti con una expresión que mezcla incredulidad y algo más cercano al desagrado—. ¿Qué clase de idiotez estás diciendo?

Antes de que puedas responder, suelta el paño que estaba doblando con un movimiento brusco y sacude la cabeza.

Escucha, aquí no tenemos tiempo para cuentos de niños. Si estás buscando algo para comprar, hazlo rápido. Si no... sigue caminando antes de que te abran la cabeza al medio como una sandía.

La forma en que te lo dice deja claro que no siente preocupación por ti, sino por lo que podría ocurrir si alguien más escucha esa conversación. Sus ojos se desvían hacia los lados como si buscaran asegurarse de que nadie esté demasiado cerca. El mensaje es claro... no insistas. Mientras sigues avanzando los murmullos del mercado parecen ganar volumen a tu alrededor. No es que todos hablen de ti, pero el ambiente está cargado de una atención incómoda, como si tu presencia y tus preguntas estuvieran provocando ondas en un charco de aguas oscuras.

Cerca de un puesto de frutas el vendedor te recibe con una mirada cansada y un gesto para que te acerques. Su mercancía, apilada en cajas improvisadas, no luce especialmente fresca pero es suficiente para atraer a otros compradores. Sin embargo en cuanto mencionas la palabra "Tribulantes", su semblante cambia.

Tribulantes... —dice, alzando una ceja. Luego suelta una carcajada seca que no alcanza a ser auténtica—. ¡Claro, claro! Y yo soy el rey del North Blue.

Sus ojos te miran con una mezcla de burla y advertencia... como si estuvieras pisando terreno peligroso.

Déjate de tonterías, extranjero. Aquí no estamos para cuentos ni leyendas. Compra algo o sigue tu camino.

No tienes tiempo de responder antes de que se vuelva hacia otro cliente... dejándote en un limbo incómodo entre su indiferencia y el mismo desdén con el que te han estado tratando desde el primer segundo que pusiste pie en tierra firme. Es evidente que no tiene intención de continuar la conversación y cualquier intento por tu parte solo serviría para empeorar las cosas.

En otro rincón del mercado encuentras un puesto de especias atendido por una mujer joven con el cabello trenzado y decorado con cuentas de madera. En cuanto cruzas su mirada, te sonríe con un gesto que parece hospitalario pero tiene un filo que te pone en guardia. Se nota que esa hospitalidad tal vez es solamente marcada por tu belleza o carisma natural.

¿Buscas algo especial? —pregunta sosteniendo un pequeño frasco con un polvo brillante de color naranja.

Cuando sueltas tu pregunta sobre los Tribulantes en la conversación, su sonrisa se congela brevemente antes de transformarse en algo que parece rozar la burla.

Vaya, vaya, ¿Tribulantes? Pensé que solo los niños creían en esas cosas. —su tono es dulce, casi juguetón, pero sus ojos tienen un brillo irónico que no pasa desapercibido. Comienza a mover los frascos de un lado a otro como si tu pregunta no tuviera más relevancia que el polvo que se acumula en los estantes. — Si quieres historias de abuelitas, mejor pregunta en una taberna. Aquí solo vendemos especias. —deja caer un frasco en la mesa frente a ti con un ruido que parece deliberadamente brusco—. Son cincuenta mil. Y no hay descuento para soñadores.

Mientras intentas calibrar su actitud notas que los clientes cercanos te miran de reojo, algunos con curiosidad... otros con expresiones más difíciles de interpretar. Es evidente que tu insistencia en el tema está atrayendo atención, aunque no del tipo que desearías.

Más adelante encuentras a un vendedor de herramientas que parece dispuesto a hablar más, pero no sin un precio. Cada vez que mencionas los Tribulantes su tono se vuelve más frío y su postura más cerrada. Cuando intentas regatear por algún artículo, descubres que el precio ha subido inexplicablemente desde la última vez que lo mencionaste.

Aquí las cosas tienen un costo, amigo. Y las preguntas tontas lo hacen subir.

Por más que lo intentas cada respuesta que recibes es una barrera más. Las mujeres que encuentras son algo más receptivas pero incluso ellas parecen más interesadas en tu bolsillo que en ayudarte de verdad. Una de ellas, con una sonrisa encantadora, se ríe suavemente mientras juega con un mechón de su cabello.

Puede que sepa en qué taberna puedas averiguar algo, lindo. Pero deberás pagar~ —dice, guiñándote un ojo. Pero hay algo en su tono que deja claro que no te toma en serio y preferiría que le pagaras por una hora en la cama que por preguntas que ellos consideran tontas o problemáticas. El patrón se repite una y otra vez. Las respuestas son esquivas y las palabras cargadas de burla o advertencia.

La ciudad parece conspirar en tu contra, como si cada esquina estuviera diseñada para empujarte hacia la frustración. Pero queda en ti seguir insistiendo... tal vez tengas suerte, o termines con la cabeza abierta cual coco contra una roca.

off
#3


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[T3] Suffer - por Arthur Soriz - 03-01-2025, 09:45 PM
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RE: [T3] Suffer - por Moderador Doflamingo - 07-01-2025, 08:37 PM

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