Kurokaze Masaru
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04-01-2025, 08:00 PM
(Última modificación: 04-01-2025, 08:05 PM por Kurokaze Masaru.)
Shy, corres por la dimensión extraña hasta aparecer en un lugar seguro: un callejón húmedo, sucio y completamente oscuro. Las paredes están rayadas con diferentes intentos de grafitis, hay botellas a medio beber en el suelo y un montón de trozos de vidrio repartidos por todos lados, y también cajas de madera apiladas unas sobre las otras. Quince metros a tu izquierda puedes ver a una pareja de hombres sentados en el piso. De repente, entre la oscuridad, puedes ver una débil llama en la mano de uno de los hombres, la que acerca a su boca y luego desaparece. Ninguno de ellos repara en ti, parecen estar demasiado interesados en la actividad que están realizando. Me pregunto qué estarán fumando…
El muchacho de los rizos dorados se quita la capucha, revelando un rostro hermoso. Te mira con unos furiosos ojos amarillos y, entonces, saca rápidamente dos extrañas pistolas de su chaqueta: tienen forma de banana y el tamaño de un revólver. Al mismo tiempo que apunta hacia ti, aprovechándose de tu falta de visión por el costado derecho, el hombre de contextura fornida arremete contra ti dispuesto a soltarte dos fuertes puñetazos a la altura del hígado. Resulta complicado para ti estimar la posición de los consiguientes tres disparos del muchacho rubio, pues su compañero cubre su pequeño cuerpo.
Tampoco debería importarte, ellos no son relevantes en esta ecuación. Más bien, debería preocuparte el estado del pirata al que tu compañero ha calcinado. Respira quejosamente, con grandes dificultades, y te implora por un poco de agua. Si fuera un humano ordinario, ni siquiera estaría consciente, pero lo está. Debido a que las quemaduras son graves, la mayoría del tejido nervioso ha sido quemado, por lo que no siente dolor, aunque esto tampoco significa que sea más aguantable. Por otro lado, te costará cosa de segundos atar sus manos y pies para que no pueda moverse, aunque ya te digo yo que con esas heridas poco puede hacer.
Si quieres ir a un hospital, quizás sea buena idea preguntarles a los hombres de la esquina dónde hay uno.
En otro orden de cosas, Illyasbabel, tu ataque atraviesa extrañamente el portal y consigues darle a tu objetivo. Debido a la habilidad y experiencia con la espada te resulta sencillo saber que el acero ha cortado profundamente la carne hasta llegar al hueso y, como el gran guerrero que eres, sabes que la pobre mujer ha quedado fuera de combate. Sin embargo, los dos miembros restantes te miran a través del “portal” con un alto grado de desconcierto, intercambian miradas y los dos entran en la dimensión alternativa por el mismo agujero espacial que ha atravesado tu espada.