
Galhard
Gal
04-01-2025, 10:59 PM
Galhard observó a Horus partir hacia la costa, dejando tras de sí un rastro de palabras cargadas de sueños y optimismo. Se llevó las manos a los bolsillos de su uniforme mientras veía al aventurero desaparecer poco a poco entre la nieve que caía con delicadeza. La media mandarina que quedaba en su mano parecía un símbolo curioso de aquella conversación inesperada.
—Menuda charla ne ha ha ha ha— murmuró para sí mismo, dejando que su característica risa escapara suavemente de sus labios.
Horus le había dejado una impresión duradera. Era un soñador, alguien que veía el mundo como un vasto océano de posibilidades, lleno de secretos por desenterrar y misterios por resolver. Esa energía, esa manera de hablar de aventuras y leyendas, había logrado encender una chispa en Galhard que llevaba tiempo escondida bajo su deber como marine. Recordó por qué había elegido esta vida: no solo para proteger a los demás, sino también para perseguir sus propios sueños, esos que nacían en las noches de reflexión frente al mar.
Antes de dar media vuelta, Galhard alzó la vista al cielo, donde los copos de nieve danzaban al ritmo del viento.
—Nos volveremos a ver, Horus — dijo en voz baja, seguro de que ese encuentro no sería el último.
Con un movimiento ágil, terminó la mandarina que quedaba y se sacudió las manos. Había que volver al deber. Aún quedaban muchas cosas por hacer, y aunque los sueños eran grandes, también lo eran las responsabilidades que había asumido. Pero esa chispa, ese recordatorio de que también era un soñador, lo acompañaría en cada paso.
—Oi, mejor vuelvo al entrenamiento… Ahab estará esperando —se dijo mientras se encaminaba hacia el cuartel con una sonrisa tranquila en el rostro.
El camino hacia sus sueños podía ser largo y complicado, pero cada paso valía la pena. Y quién sabe, quizá algún día un artículo en el periódico mencionara a un tal Horus, un aventurero que había encontrado algo que el mundo creía perdido. Y en otra página, el nombre de Galhard podría aparecer como aquel marine que, sin importar las tormentas ni los desafíos, mantenía firme el timón de sus convicciones.
La nieve seguía cayendo, pero ahora le parecía menos fría y mucho más inspiradora.
—Ne ha ha ha ha… El mundo está lleno de soñadores, es gratificante... —
—Menuda charla ne ha ha ha ha— murmuró para sí mismo, dejando que su característica risa escapara suavemente de sus labios.
Horus le había dejado una impresión duradera. Era un soñador, alguien que veía el mundo como un vasto océano de posibilidades, lleno de secretos por desenterrar y misterios por resolver. Esa energía, esa manera de hablar de aventuras y leyendas, había logrado encender una chispa en Galhard que llevaba tiempo escondida bajo su deber como marine. Recordó por qué había elegido esta vida: no solo para proteger a los demás, sino también para perseguir sus propios sueños, esos que nacían en las noches de reflexión frente al mar.
Antes de dar media vuelta, Galhard alzó la vista al cielo, donde los copos de nieve danzaban al ritmo del viento.
—Nos volveremos a ver, Horus — dijo en voz baja, seguro de que ese encuentro no sería el último.
Con un movimiento ágil, terminó la mandarina que quedaba y se sacudió las manos. Había que volver al deber. Aún quedaban muchas cosas por hacer, y aunque los sueños eran grandes, también lo eran las responsabilidades que había asumido. Pero esa chispa, ese recordatorio de que también era un soñador, lo acompañaría en cada paso.
—Oi, mejor vuelvo al entrenamiento… Ahab estará esperando —se dijo mientras se encaminaba hacia el cuartel con una sonrisa tranquila en el rostro.
El camino hacia sus sueños podía ser largo y complicado, pero cada paso valía la pena. Y quién sabe, quizá algún día un artículo en el periódico mencionara a un tal Horus, un aventurero que había encontrado algo que el mundo creía perdido. Y en otra página, el nombre de Galhard podría aparecer como aquel marine que, sin importar las tormentas ni los desafíos, mantenía firme el timón de sus convicciones.
La nieve seguía cayendo, pero ahora le parecía menos fría y mucho más inspiradora.
—Ne ha ha ha ha… El mundo está lleno de soñadores, es gratificante... —