Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
05-01-2025, 03:00 PM
La mezcla de excitación y demás emociones en Mayura se incrementaba con cada segundo mientras la risa despreocupada de Alpha resonaba como un eco en su mente, en medio del revuelto que habían causado en plena calle. El Pavo Real del Océano permanecía firme, aunque su respiración era más rápida de lo habitual, su corazón latía con fuerza, pero no por miedo ni agotamiento, sino por la emoción febril de un duelo que no solo era físico, sino un enfrentamiento de voluntades.
— Claramente… tienes mucho por aprender de mí “pequeño”. — Comentó con una sonrisa pícara mientras sus ojos brillaban con ese orgullo que lo caracterizaba. — Pero también admito que pocos se atreven a dejarme sin palabras... y tú lo has conseguido. — Hizo una pausa, inclinando levemente la cabeza tratando de escapar del agarre y observando el sutil cambio en la postura de Alpha, aquel retroceso del hombro y la manera en que su puño se alzaba en el aire con la misma seguridad y fuerza de voluntad que Mayura se había sentido atraído desde el momento que lo conoció en la taberna.
Cuando el puño de Alpha se estrelló contra su sien, todo se desvaneció como el acto final de una trágica obra teatral. La última imagen que atravesó su mente fue la del brillo desafiante en los ojos de Alpha y la brisa fría acariciando su rostro, permitiéndole sentir lo acontecido más como una obra que como una derrota, un acto coreografiado por el destino para iniciar un sinfín de aventuras que tendrían por delante.
El mundo regresaba al elegante pirata mientras parpadeaba al despertar, sintiendo el áspero tacto de la madera bajo su espalda y un fuerte punzón en su cabeza. Un breve resplandor de la memoria del combate anterior cruzó en su mente, era la risa audaz de Alpha, su voz resonante con una confianza que igualaba, o hasta superaba, a la suya. Aquel golpe había sido más humillante que doloroso, pero, extrañamente, en lugar de frustración, lo embargaba una sensación de desafío renovado mezclado con respeto.
Mayura se acomodó y barrió con la mano su melena con un gesto dramático antes de levantar la mirada hacia Alpha, quien lo observaba desde la altura, sentado como un emperador despreocupado sobre el borde de la cubierta. La sonrisa en los ojos de Alpha y sus palabras se sintieron como un juramento teatral, imposible de ignorar. El Pavo Real del Océano escuchó cada palabra con atención, inclinando la cabeza ligeramente al oír la propuesta.
" ¿Parte de la tripulación? ¿Mi libertad como campeón? " Pensó lentamente ya que aquello sonaba tentador, pero también cargado de responsabilidad. Él, que había jurado no volver a atarse a los designios de ningún superior, ahora escuchaba con sorpresa cómo Alpha no pretendía encadenarlo, sino liberarlo aún más. " El índice que señala hacia arriba... " repetía en su mente, deleitándose en la imagen de él dirigiéndose hacia donde le plazca y dejando su huella en cada isla de este mundo.
Sin más preámbulo, se levantó con un salto y caminó con paso lento hacia Alpha, sus botas resonando en los tablones del puerto. Mientras, una sonrisa traviesa y encantadora se dibujaba en sus labios, caminando hasta detenerse al pie de la escalera del barco. — Alpha, querido... me has ofrecido un papel en tu obra más ambiciosa. ¿Y cómo podría yo, Mayura Pavone, el gran Pavo Real del Océano resistirme ante la propuesta de un hombre de voluntad inquebrantable? Y además... guapo. — Mayura alzó la vista hacia él, sus ojos grises chispeando con picardía, la derrota que había sufrido no se sentía como eso, había sido más bien una victoria cuyo trofeo era reconocer a un capitán, a un sujeto que buscaba ayudarle a cumplir sus ideales. — Pero debes saber algo: el Pavo Real del Océano nunca es un simple actor secundario. Donde voy, la escena siempre gira a mi alrededor. — Continuó con su tono y ademanes característicos, sabiendo perfectamente que aquello solo eran palabras insignificantes tras haber conocido sus verdaderas caras y voluntades en combate.
Subió las escaleras con deliberada elegancia, deteniéndose frente a Alpha antes de inclinarse levemente en una reverencia teatral y ligera. Luego, extendió su mano con un ademán calculado y una sonrisa aún más marcada que todas las que Alpha había conocido hasta el momento. — Seré tu índice, tu campeón, pero con una condición...Deja que nuestra historia esté escrita con la pluma más brillante y los actos más grandiosos. Porque si algo nos define, Alpha... es que nacimos para ser inolvidables. — Mayura elevó la voz sin vociferar vulgarmente para que hasta el mar mismo pudiera escuchar sus palabras, era un juramento. Su sonrisa se engrandeció más y, tras un segundo de tensa pausa, liberó una ligera carcajada. — Y… no vuelvas a golpearme en la sien, por favor. ¡Mi peinado tarda horas en perfeccionarse! Además… ¡me atrapaste con la guardia baja! — El eco de sus palabras quedó suspendido en el aire, como si el universo mismo esperara la respuesta de Alpha, mientras el viento agitaba sus ropajes y el mar brindaba un aplauso silencioso en forma de olas.
— Claramente… tienes mucho por aprender de mí “pequeño”. — Comentó con una sonrisa pícara mientras sus ojos brillaban con ese orgullo que lo caracterizaba. — Pero también admito que pocos se atreven a dejarme sin palabras... y tú lo has conseguido. — Hizo una pausa, inclinando levemente la cabeza tratando de escapar del agarre y observando el sutil cambio en la postura de Alpha, aquel retroceso del hombro y la manera en que su puño se alzaba en el aire con la misma seguridad y fuerza de voluntad que Mayura se había sentido atraído desde el momento que lo conoció en la taberna.
Cuando el puño de Alpha se estrelló contra su sien, todo se desvaneció como el acto final de una trágica obra teatral. La última imagen que atravesó su mente fue la del brillo desafiante en los ojos de Alpha y la brisa fría acariciando su rostro, permitiéndole sentir lo acontecido más como una obra que como una derrota, un acto coreografiado por el destino para iniciar un sinfín de aventuras que tendrían por delante.
El mundo regresaba al elegante pirata mientras parpadeaba al despertar, sintiendo el áspero tacto de la madera bajo su espalda y un fuerte punzón en su cabeza. Un breve resplandor de la memoria del combate anterior cruzó en su mente, era la risa audaz de Alpha, su voz resonante con una confianza que igualaba, o hasta superaba, a la suya. Aquel golpe había sido más humillante que doloroso, pero, extrañamente, en lugar de frustración, lo embargaba una sensación de desafío renovado mezclado con respeto.
Mayura se acomodó y barrió con la mano su melena con un gesto dramático antes de levantar la mirada hacia Alpha, quien lo observaba desde la altura, sentado como un emperador despreocupado sobre el borde de la cubierta. La sonrisa en los ojos de Alpha y sus palabras se sintieron como un juramento teatral, imposible de ignorar. El Pavo Real del Océano escuchó cada palabra con atención, inclinando la cabeza ligeramente al oír la propuesta.
" ¿Parte de la tripulación? ¿Mi libertad como campeón? " Pensó lentamente ya que aquello sonaba tentador, pero también cargado de responsabilidad. Él, que había jurado no volver a atarse a los designios de ningún superior, ahora escuchaba con sorpresa cómo Alpha no pretendía encadenarlo, sino liberarlo aún más. " El índice que señala hacia arriba... " repetía en su mente, deleitándose en la imagen de él dirigiéndose hacia donde le plazca y dejando su huella en cada isla de este mundo.
Sin más preámbulo, se levantó con un salto y caminó con paso lento hacia Alpha, sus botas resonando en los tablones del puerto. Mientras, una sonrisa traviesa y encantadora se dibujaba en sus labios, caminando hasta detenerse al pie de la escalera del barco. — Alpha, querido... me has ofrecido un papel en tu obra más ambiciosa. ¿Y cómo podría yo, Mayura Pavone, el gran Pavo Real del Océano resistirme ante la propuesta de un hombre de voluntad inquebrantable? Y además... guapo. — Mayura alzó la vista hacia él, sus ojos grises chispeando con picardía, la derrota que había sufrido no se sentía como eso, había sido más bien una victoria cuyo trofeo era reconocer a un capitán, a un sujeto que buscaba ayudarle a cumplir sus ideales. — Pero debes saber algo: el Pavo Real del Océano nunca es un simple actor secundario. Donde voy, la escena siempre gira a mi alrededor. — Continuó con su tono y ademanes característicos, sabiendo perfectamente que aquello solo eran palabras insignificantes tras haber conocido sus verdaderas caras y voluntades en combate.
Subió las escaleras con deliberada elegancia, deteniéndose frente a Alpha antes de inclinarse levemente en una reverencia teatral y ligera. Luego, extendió su mano con un ademán calculado y una sonrisa aún más marcada que todas las que Alpha había conocido hasta el momento. — Seré tu índice, tu campeón, pero con una condición...Deja que nuestra historia esté escrita con la pluma más brillante y los actos más grandiosos. Porque si algo nos define, Alpha... es que nacimos para ser inolvidables. — Mayura elevó la voz sin vociferar vulgarmente para que hasta el mar mismo pudiera escuchar sus palabras, era un juramento. Su sonrisa se engrandeció más y, tras un segundo de tensa pausa, liberó una ligera carcajada. — Y… no vuelvas a golpearme en la sien, por favor. ¡Mi peinado tarda horas en perfeccionarse! Además… ¡me atrapaste con la guardia baja! — El eco de sus palabras quedó suspendido en el aire, como si el universo mismo esperara la respuesta de Alpha, mientras el viento agitaba sus ropajes y el mar brindaba un aplauso silencioso en forma de olas.