
Anko
Médica Despiadada y novia de Giorno
09-01-2025, 10:54 PM
¿En qué momento una Oficial como Anko se dispuso a trabajar como una obrera utilizando una pala para escapar en la tierra? Eso era justo lo que estaba haciendo, la muchacha hacia uso de su fuerza para clavar el fierro de la pala en la tierra y hacer palanca para levantarla y con un leve movimiento lanzarla a un lado, generando un montículo de este material. Minutos de trabajo fueron suficientes para que se pudiera desvelar ante ella el porqué de la enorme resistencia del muro.
Debajo de la tierra, una placa de piedra maciza yacía inerte, sirviendo como un firme apoyo para el muro que planeaban derrumbar, la energía cinética de los golpes se repartía por toda la gruesa estructura, de forma que hacía más complicada su demolición. Gotas de sudor escurrían por la frente de Anko y su respiración estaba un poco acelerada, el calor del sol ya empezaba a pegar y hacer efecto en su cuerpo, pero no por ello se podía dar el lujo de rendirse ahí mismo.
Dejando la pala a un lado y llevando su mano derecha a su barbilla, Anko empezó a maquinar un plan para derrumbar el muro, la fuerza de los martillos no era suficiente y de soltar un golpe con la mano desnudarte podría ocasionar una fractura bastante grave. Tuvo la idea vaga de replicar el primer movimiento que hizo contra el primer muro, imbuir su puño en la poderosa energía del Busoshoku Haki y descargar toda su fuerza contra la piedra, pero por las dimensiones del muro, talvez no sería suficiente.
— Talvez necesitemos a más gente… Golpear este muro en sincronía podría hacer que poco a poco empiece a ceder… — Pensó mientras mantenía su mirada fija en la placa de piedra debajo de la tierra. Relajó su cuerpo con un suspiro antes de mirar por encima de su hombro al pequeño grupo que la acompañaba, tratando de elegir a los mejores postores para golpear el muro en conjunto, pero a su juicio, ninguno parecía lo suficientemente fuerte como para avanzar con la destrucción de ese muro, en ese momento, pensó que sería de gran ayuda buscar a alguno de sus compañeros de Lotus o a otro marine para la tarea.
Y como si fuera obra del destino, sus ojos pudieron visualizar a lo lejos la figura de un hombre con larga cabellera, sabiendo quien era, una sonrisa se dibujó en su rostro, satisfecha por la repentina aparición de él. Sólo quedaba que se acercara para contarle el problema y la solución que ella encontró para eso.
Debajo de la tierra, una placa de piedra maciza yacía inerte, sirviendo como un firme apoyo para el muro que planeaban derrumbar, la energía cinética de los golpes se repartía por toda la gruesa estructura, de forma que hacía más complicada su demolición. Gotas de sudor escurrían por la frente de Anko y su respiración estaba un poco acelerada, el calor del sol ya empezaba a pegar y hacer efecto en su cuerpo, pero no por ello se podía dar el lujo de rendirse ahí mismo.
Dejando la pala a un lado y llevando su mano derecha a su barbilla, Anko empezó a maquinar un plan para derrumbar el muro, la fuerza de los martillos no era suficiente y de soltar un golpe con la mano desnudarte podría ocasionar una fractura bastante grave. Tuvo la idea vaga de replicar el primer movimiento que hizo contra el primer muro, imbuir su puño en la poderosa energía del Busoshoku Haki y descargar toda su fuerza contra la piedra, pero por las dimensiones del muro, talvez no sería suficiente.
— Talvez necesitemos a más gente… Golpear este muro en sincronía podría hacer que poco a poco empiece a ceder… — Pensó mientras mantenía su mirada fija en la placa de piedra debajo de la tierra. Relajó su cuerpo con un suspiro antes de mirar por encima de su hombro al pequeño grupo que la acompañaba, tratando de elegir a los mejores postores para golpear el muro en conjunto, pero a su juicio, ninguno parecía lo suficientemente fuerte como para avanzar con la destrucción de ese muro, en ese momento, pensó que sería de gran ayuda buscar a alguno de sus compañeros de Lotus o a otro marine para la tarea.
Y como si fuera obra del destino, sus ojos pudieron visualizar a lo lejos la figura de un hombre con larga cabellera, sabiendo quien era, una sonrisa se dibujó en su rostro, satisfecha por la repentina aparición de él. Sólo quedaba que se acercara para contarle el problema y la solución que ella encontró para eso.