Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
09-01-2025, 11:34 PM
El bullicio de Champa continuaba imperturbable, sin embargo, los ojos atentos siempre son capaces de captar lo que otros consideran insignificante o los detalles que pudieran perderse ante el desorden rutinario de la ciudad. El hombre con la bolsa se alejaba de entre el gentío, su canción iba apagándose con la distancia mientras tu querido halcón, Isis, le seguía con su majestuoso vuelo, vigilando desde los cielos. Su sombra proyectada sobre las calles se deslizaba como un augurio silencioso, perdido entre los juegos de luces y sombras del resto de la ciudad. El hombre caminaría hasta uno de los rincones más oscuros y desolados de Champa. ¿Habrá notado la presencia de Isis? Aún no lo sabemos, pero si te puedo asegurar que aquel sujeto parecía poseer las habilidades de alguien acostumbrado a darse a la fuga o andar en perfecta sincronía con su rastro.
Ahora, Horus, tu atención estaba fija en el puesto de mapas. El comerciante que regentaba el lugar era un hombre robusto, con una barba canosa que parecía hecha de algas secas y un sombrero ancho adornado con insignias marinas oxidadas. Sus ojos oscuros brillaban con una astucia curtida por años de tratos en los mercados más peligrosos. Al verte, esbozó una sonrisa llena de dientes desiguales y amarillentos, como si ya estuviese calculando el dinero que estaba a punto de ganar. — Claro, muchacho, pero con cuidado. Este mapa es una auténtica reliquia de la isla. No es cualquier trozo de papel. Esto... es historia viva, o al menos, eso dice la leyenda. — Dijo alzando el pergamino con una mezcla de orgullo y avaricia, captando la atención de todos los presentes.
Los aventureros y clientes que regateaban antes se giraron hacia ti, evaluándote con sus miradas, como si calcularan si merecías competir con ellos por el preciado objeto. Uno de ellos, un joven con tres cicatrices en forma de “x” en la frente dio un paso al frente. — Oye, recién llegado, ¿también buscas reliquias perdidas? Piérdete, esto no es lugar para novatos. — Su tono era casual, pero su mirada era más calculadora de lo que aparentaba, era un perfecto contraste a su frase, una mezcla de sutil agresividad y calma.
El comerciante desenrolló el mapa con cautela, revelando un diseño desgastado pero detallado, se trataba de trazos que representaban rutas entre puntos de interés alrededor de Isla Tortuga, junto a marcas de advertencia y nombres que se habían desvanecido con el tiempo. A simple vista, la antigüedad era evidente. Pero para un ojo experto como el tuyo, podías distinguir los signos de desgaste y ciertos símbolos náuticos inusuales, algunos de los cuales podrían estar relacionados con rutas olvidadas... o incluso con rumores sobre los Tribulantes. Por ahora todo era un misterio con respecto al papel y no te permitirían tocarlo ni a ti ni a nadie sin antes comprarlo, por lo que tu análisis sería vagamente superficial a pesar de tus grandes habilidades.
— Entonces, muchacho, ¿qué dices? Podrías llevártelo, pero no sin antes superar la oferta de estos caballeros... el ultimo ha ofrecido cincuenta millones de berries. — Preguntó el vendedor, con un brillo especulador en la mirada y tono completamente lleno de entusiasmo. Mientras tanto, la multitud alrededor parecía indiferente al intercambio, era como si todos estuvieran acostumbrados a este tipo de ofertas por parte del vendedor, a fin de cuentas, era su pan de cada día.
No obstante, de entre el bullicio, podías sentir una presencia a tus espaldas recordándote, era Isis que luego emitió un graznido corto. Aquello era una señal a la que probablemente estuvieras acostumbrado y que solo tú podías interpretar en aquel momento mientras te señalaba hacia una dirección en específico. Isis había visto al hombre de la bolsa detener su marcha en un callejón lateral, hablando con alguien cuya figura estaba oculta tras una sombra larga y curva.
Ahora, Horus, el destino vuelve a depender de ti. Puedes continuar tu análisis del mapa y tratar de negociar con el comerciante y los otros aventureros, buscando respuestas. O podías decidir seguir las señales de tu fiel compañera y comprobar qué estaba ocurriendo en ese callejón. Aunque, de seguro tengas algo mejor en mente que hacer. Lo que si te puedo asegurar es que elijar lo que elijas en una isla como esta, la mínima cosa podría ser la clave para una gran historia con un final heroico, desastroso o fructífero.
Ahora, Horus, tu atención estaba fija en el puesto de mapas. El comerciante que regentaba el lugar era un hombre robusto, con una barba canosa que parecía hecha de algas secas y un sombrero ancho adornado con insignias marinas oxidadas. Sus ojos oscuros brillaban con una astucia curtida por años de tratos en los mercados más peligrosos. Al verte, esbozó una sonrisa llena de dientes desiguales y amarillentos, como si ya estuviese calculando el dinero que estaba a punto de ganar. — Claro, muchacho, pero con cuidado. Este mapa es una auténtica reliquia de la isla. No es cualquier trozo de papel. Esto... es historia viva, o al menos, eso dice la leyenda. — Dijo alzando el pergamino con una mezcla de orgullo y avaricia, captando la atención de todos los presentes.
Los aventureros y clientes que regateaban antes se giraron hacia ti, evaluándote con sus miradas, como si calcularan si merecías competir con ellos por el preciado objeto. Uno de ellos, un joven con tres cicatrices en forma de “x” en la frente dio un paso al frente. — Oye, recién llegado, ¿también buscas reliquias perdidas? Piérdete, esto no es lugar para novatos. — Su tono era casual, pero su mirada era más calculadora de lo que aparentaba, era un perfecto contraste a su frase, una mezcla de sutil agresividad y calma.
El comerciante desenrolló el mapa con cautela, revelando un diseño desgastado pero detallado, se trataba de trazos que representaban rutas entre puntos de interés alrededor de Isla Tortuga, junto a marcas de advertencia y nombres que se habían desvanecido con el tiempo. A simple vista, la antigüedad era evidente. Pero para un ojo experto como el tuyo, podías distinguir los signos de desgaste y ciertos símbolos náuticos inusuales, algunos de los cuales podrían estar relacionados con rutas olvidadas... o incluso con rumores sobre los Tribulantes. Por ahora todo era un misterio con respecto al papel y no te permitirían tocarlo ni a ti ni a nadie sin antes comprarlo, por lo que tu análisis sería vagamente superficial a pesar de tus grandes habilidades.
— Entonces, muchacho, ¿qué dices? Podrías llevártelo, pero no sin antes superar la oferta de estos caballeros... el ultimo ha ofrecido cincuenta millones de berries. — Preguntó el vendedor, con un brillo especulador en la mirada y tono completamente lleno de entusiasmo. Mientras tanto, la multitud alrededor parecía indiferente al intercambio, era como si todos estuvieran acostumbrados a este tipo de ofertas por parte del vendedor, a fin de cuentas, era su pan de cada día.
No obstante, de entre el bullicio, podías sentir una presencia a tus espaldas recordándote, era Isis que luego emitió un graznido corto. Aquello era una señal a la que probablemente estuvieras acostumbrado y que solo tú podías interpretar en aquel momento mientras te señalaba hacia una dirección en específico. Isis había visto al hombre de la bolsa detener su marcha en un callejón lateral, hablando con alguien cuya figura estaba oculta tras una sombra larga y curva.
Ahora, Horus, el destino vuelve a depender de ti. Puedes continuar tu análisis del mapa y tratar de negociar con el comerciante y los otros aventureros, buscando respuestas. O podías decidir seguir las señales de tu fiel compañera y comprobar qué estaba ocurriendo en ese callejón. Aunque, de seguro tengas algo mejor en mente que hacer. Lo que si te puedo asegurar es que elijar lo que elijas en una isla como esta, la mínima cosa podría ser la clave para una gran historia con un final heroico, desastroso o fructífero.