¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
[Aventura] [T3] El Caso Doremus
Drake Longspan
[...]
La anciana mink observó a Sasurai con cierta curiosidad ante su actitud firme y directa, aunque parecía algo escéptica. No era común que los forasteros se involucraran de manera tan activa en los problemas de Flevance. Aun así, respondió a las preguntas con la misma cautela que había mostrado antes.

Doremus visitaba el manantial de vez en cuando, sí — dijo finalmente — Siempre fue curioso, especialmente cuando encontraba algo nuevo que pudiera ayudar a la isla. Pero no recuerdo que nadie más haya enfermado como él. La mayoría evita ese lugar. Las flores, en cambio, son exóticas, peculiares. Nunca las habíamos visto antes en ninguna otra parte de la isla.

El hombre que la acompañaba intervino en ese momento, con el ceño ligeramente fruncido.

Competidores, enemigos… no, nada de eso. Doremus es querido por todos. Siempre ha ayudado a quien lo necesitaba. Pero el manantial… — hizo una pausa, como si dudara en continuar — Siempre han habido historias, la tribu Daimink es algo extraña... Dicen que está maldito, que es mejor no acercarse. Yo nunca lo he creído, pero ahora… 

No terminó la frase, dejando que el silencio hablara por él.

Mientras tanto, el joven mink, Rilen, miraba a Sasurai y Asradi alternadamente, como buscando en ellos alguna señal de confianza. Cuando escuchó la propuesta de ir a visitar a Doremus, asintió con rapidez, claramente aliviado de que alguien estuviera dispuesto a ayudar.

Os llevaré a su casa — dijo, ajustando la caja que llevaba entre sus manos — Está cerca.



El camino hasta la casa de Doremus no fue largo, pero conforme se alejaban del bullicio del mercado, el ambiente se volvía más tranquilo, casi solemne. Las calles por las que caminaban estaban menos transitadas, y las casas, aunque igual de hermosas y adornadas con enredaderas, parecían tener un aire más apagado.

Finalmente, llegaron a una pequeña vivienda al borde de un jardín modesto. Las flores que solían adornar las casas de Flevance aquí estaban marchitas, y las ventanas estaban cerradas, como si la casa hubiera sido aislada del resto del mundo.

Rilen se detuvo frente a la puerta, respirando profundamente antes de empujarla con cuidado. El interior era modesto y ordenado, pero tenía un aire cargado, como si la enfermedad que aquejaba a su ocupante se hubiera impregnado en las paredes mismas.

En una cama baja, en el centro de la sala principal, yacía Doremus. Su figura, alguna vez imponente y llena de vida, ahora parecía encogida bajo las mantas que lo cubrían. Las manchas oscuras que mencionaron antes eran claramente visibles, extendiéndose por sus brazos y cuello como raíces que brotaban desde su piel. Su respiración era lenta, pero irregular, y sus ojos estaban abiertos, aunque desenfocados.

Esto es lo que quiero que veáis — dijo Rilen, con la voz apenas un susurro. Se acercó a la mesita junto a la cama y dejó la caja con la flor llorosa de plata cuidadosamente — No sabemos qué más hacer. Todo lo que hemos probado… nada funciona.

El joven retrocedió para dejar espacio, mirándolos con una mezcla de esperanza y miedo mientras los dejaba observar a Doremus. La habitación estaba en silencio, salvo por los murmullos bajos del sanador, palabras que no formaban ningún sentido claro pero que parecían repetirse en un ritmo inquietante.

Era evidente que lo que afligía a Doremus no era algo común. Ahora, ante la presencia del sanador y la extraña flor que había traído consigo, el misterio parecía más profundo de lo que las palabras en el mercado habían insinuado. Los murmullos de Doremus, las manchas en su piel y la flor cristalina eran piezas de un rompecabezas que necesitaban resolver.

Rilen permaneció de pie cerca de la puerta, observando con nerviosismo, mientras la anciana mink, que también los había seguido, se acercaba lentamente, mirando a Doremus con tristeza. Aunque posiblemente, sus pasos fueron tan sigilosos que os pudo causar algún susto, estas señoras de pueblo...

Siempre ha sido fuerte — murmuró ella, más para sí misma que para los demás — Verlo así… parece un mal sueño.

La escena estaba lista para que cualquier acción o deducción que hicieran los visitantes marcara el siguiente paso en este enigma. ¿Serían capaces de encontrar algo que los lugareños no habían notado? El tiempo corría, y con cada segundo, la respiración del sanador se hacía más pesada.

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Mensajes en este tema
[T3] El Caso Doremus - por Drake Longspan - 02-01-2025, 03:22 PM
RE: [T3] El Caso Doremus - por Sasurai - 02-01-2025, 06:42 PM
RE: [T3] El Caso Doremus - por Asradi - 03-01-2025, 08:01 PM
RE: [T3] El Caso Doremus - por Drake Longspan - 03-01-2025, 09:30 PM
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RE: [T3] El Caso Doremus - por Drake Longspan - 28-01-2025, 12:53 AM

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