¿Sabías que…?
... este sabías qué no tiene ningún contenido y solo busca despistar al usuario.
[Aventura] [T5] El Rey de la Selva
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
Ragn sintió el temblor con intensidad, una vibración que parecía no solo atravesar la tierra, sino resonar directamente en su instinto de supervivencia. Mientras Derya daba la alerta, su mente ya procesaba rápidamente lo que debía hacer. Había algo antinatural en esa sacudida, algo que no era meramente un fenómeno natural. La selva parecía contener el aliento, y aunque su sangre guerrera pedía quedarse para enfrentar cualquier peligro que se acercara, la lógica y el deber llamaban más fuerte. No había tiempo para quedarse. Su misión no era en esta isla, y si algo más grande estaba sucediendo, necesitaba regresar con los suyos y compartir la información. Sin dudarlo más, Ragn dejó escapar un largo suspiro, y de inmediato un cambio comenzó a ocurrir en su cuerpo. Sus piernas, musculosas y firmes como el tronco de un árbol, se desvanecieron de golpe en una densa nube grisácea. La niebla que se formó parecía moverse con vida propia, arremolinándose a su alrededor mientras él comenzaba a flotar. El vikingo, ahora elevado sobre el suelo, dio un último vistazo al claro, a la mujer-pez y a la selva que los rodeaba. Desde su posición, las copas de los árboles lucían como un inmenso mar verde que cubría la tierra, un paisaje que se extendía hacia el horizonte. Los monorámpagos que antes jugaban con él ya habían desaparecido, espantados por el temblor. Solo quedaba el eco de sus chillidos, y el sonido de Derya moviéndose con agilidad entre las raíces y ramas. La admiración por la determinación de la gyojin cruzó brevemente por su mente, y una leve sonrisa curvó sus labios. — ¡Nos volverremos a verrr, rrata de biblioteca! — Gritó, casi para sí mismo, como si sus palabras no fueran tanto un adiós como una promesa. Necesitaba salir de allí e ir a ver qué estaba pasando con Tofun cuanto antes. Ragn ascendió aún más, su cuerpo envuelto por el gas que emitía de sus piernas, moviéndose con una ligereza casi antinatural. Una vez en el aire, el viento golpeó su rostro, y desde esa altura pudo vislumbrar algo extraño: en la dirección contraria a la costa, hacia el corazón de la isla, un punto oscuro y pulsante parecía distorsionar la jungla, como si una sombra enorme se arrastrara bajo el follaje. No podía distinguir qué era, pero no le quedaba tiempo para averiguarlo. Fuera lo que fuera, era algo que Derya tendría que enfrentar.

Levantó una mano en un gesto claro de despedida hacia la gyojin que aún corría entre la maleza. No necesitó palabras; su figura imponente contra el cielo azul decía suficiente. Su sonrisa confiada, mezclada con el respeto que había desarrollado hacia ella, marcaba el final de su breve encuentro. Derya, enfocada en avanzar, alcanzó a notar el gesto desde la distancia y pareció entender. Con un movimiento repentino, Ragn inclinó el cuerpo y se impulsó hacia adelante. El gas que envolvía sus piernas explotó con fuerza, como si liberara un torrente de energía. En un instante, salió disparado por los aires, dejando tras de sí un rastro de humo gris que serpenteaba por el cielo, similar a una flecha lanzada hacia su destino. Mientras avanzaba a toda velocidad, el vikingo dirigió su mirada hacia la costa. A medida que se acercaba, sus pensamientos iban más allá del presente. La revolución no esperaba a nadie, y si este temblor era una señal de algo más grande, sus camaradas debían saberlo. Sin embargo, no pudo evitar sentir una pizca de intriga por lo que dejaba atrás.

Ragnheidr descendió del cielo con la misma velocidad que había tomado al despegar. La densa bruma que rodeaba sus piernas se disipó lentamente mientras su figura aterrizaba en la arena con un golpe seco, dejando marcas profundas en la suave superficie. Allí estaba, la costa de Momobami, desierta salvo por un pequeño barco anclado en la orilla, y junto a él, el pescador que días atrás lo había traído a la isla. El hombre, encorvado y de aspecto curtido por los años, no necesitó preguntar nada. Sus ojos se cruzaron con los de Ragn por un instante, y fue suficiente. Parecía entender que el vikingo debía marcharse de inmediato, quizás incluso intuyendo que algo grave estaba sucediendo. Sin una palabra, el pescador subió al barco, comenzando a revisar los cabos y asegurándose de que todo estuviera en orden para zarpar lo antes posible. Ragn, por su parte, no esperó a que el hombre terminara. Colocó ambas manos sobre el casco de la embarcación, sintiendo la madera áspera bajo sus dedos. Sus músculos se tensaron con fuerza, y con un poderoso empuje, deslizó el barco hacia el agua como si fuera un simple juguete. Las olas rompieron contra el casco mientras la embarcación comenzaba a flotar, meciéndose en el mar. El pescador, impresionado pero sin perder su concentración, tomó el control del timón y aseguró que la barca estuviera lista para recibir al vikingo. Ragn, aún en la orilla, retrocedió un par de pasos, observando cómo el barco se alejaba ligeramente. Con un rugido que parecía combinar fuerza y determinación, tomó impulso y dio un salto espectacular, su figura elevándose por los aires. El impacto al caer en la cubierta hizo crujir la madera, pero el pescador apenas reaccionó. En lugar de preocuparse, se limitó a ajustar el rumbo, colocando al barco en dirección al horizonte. Ragn se incorporó, sacudiendo la arena que aún quedaba en sus brazos y piernas. Desde allí, miró una última vez hacia la isla que dejaba atrás.

Momobami se extendía como un misterioso paraíso perdido, con su selva verde y exuberante que ahora parecía esconder secretos mucho más oscuros de lo que había imaginado. Pensó en Derya, en los monorámpagos y en el extraño punto oscuro que había visto desde el cielo. Algo estaba ocurriendo en aquella isla, algo que quizá requeriría su regreso algún día. Sin embargo, su mente pronto volvió al presente. La revolución lo necesitaba. Tofun lo necesitaba. Y él debía cumplir su misión, sin importar qué peligros o aventuras lo esperaran más adelante. El barco avanzó lentamente, dejando atrás la costa de Momobami. El viento comenzó a soplar con más fuerza, y las olas parecían abrirle camino al vikingo mientras su silueta imponente se mantenía firme en la cubierta, mirando hacia el horizonte con una expresión de calma y determinación. Ragn estaba listo para lo que viniera, pero ahora sabía que su camino lo llevaba lejos de aquella isla... al menos por ahora.

Mostrar Contenido
#20


Mensajes en este tema
[T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 26-11-2024, 02:18 PM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 30-11-2024, 02:56 AM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 01-12-2024, 12:09 AM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 02-12-2024, 11:35 PM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 08-12-2024, 02:33 AM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 11-12-2024, 09:54 PM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 16-12-2024, 10:27 PM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 27-12-2024, 02:24 AM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 05-01-2025, 07:08 PM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 06-01-2025, 11:06 PM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Ragnheidr Grosdttir - 11-01-2025, 11:26 PM
RE: [T5] El Rey de la Selva - por Airgid Vanaidiam - 12-01-2025, 04:35 PM

Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 13 invitado(s)