Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue puedes asistir a una función cirquense.
Tema cerrado 
[Aventura] Los vestigios de la bruja [T3]
Marian
Marian
No habían pasado ni dos meses y las noticias del retorno de La Bruja habían llegado a oídos de Marian, quien no lograba comprender completamente el porqué de su vuelta. ¿Acaso no habría cumplido su misión y esto era sólo un rastro de su fracaso como agente? Las dudas comenzaron a surgir casi de forma inevitable en su cabeza, ocupando estos pensamientos la mayor parte del día. Algo bastante poco habitual en él, que solía ser bastante “mono-pensativo”, si es que este término existe en algún diccionario. Marian pasaba sus días filosofando sobre dogmas, fe y emociones humanas, por lo que era algo novedoso que, por una vez, se preocupase por algo más tangible y cotidiano como errar. ¿Se estaría volviendo más humano de lo que esperaba como consecuencia de su incesante estudio por conocer qué se esconde detrás de las emociones de los seres más débiles y diminutos del mundo… como los humanos? Intentó ignorar estos pensamientos un par de días, pero las malas noticias, para bien o para mal, siempre llegan cuando menos te lo esperas. Y, lo peor de todo, es que nunca, nunca descansan.

El día diez (10), en una noche completamente cálida para ser invierno, Marian recibió una carta certificada a través de los canales internos que el gobierno tiene a su disposición. La abrió con tranquilidad, y también con cierta sorpresa, pues no habían pasado ni dos días desde su llegada de la última misión. “La isla Skjoldheim”… ¿otra vez? “No puede ser…”, fueron sus primeras palabras tras leer aquel nombre. “Pese a los esfuerzos realizados por el gobierno mundial para finalizar con la amenaza que supone “La Bruja” en la isla, los rituales macabros y los restos de sangre siguen siendo una variable presente en Skjoldheim. Aparentemente, La Bruja habría instruido a un grupo de ‘secuaces’ y la persona captura pertenecería a dicho grupo. A causa de este error, Marian, como agente del Cipher Pol será destinado nuevamente a esta misión y le pondrá fin, esta vez de verdad, a esta barbarie. No se aceptarán más errores”. La carta y el mensaje no podían ser más claros. No es que ella hubiese vuelto, es que nunca había abandonado la isla. Pero esta vez… Esta vez sí que lo haría. Lejos de sentir miedo, rabia o decepción, Marian se puso su pijama de terciopelo, se puso un antifaz y se tumbó en la cama. Boca arriba y con los brazos cruzados sobre su pecho, en forma de equis. El sueño no tardaría en llegar.

Tres (3) días después, en Skjoldheim…

Había sido una muy buena idea comprar ropa cálida de forma previa a la misión. Era una forma de aprender de los errores pasados, después de haber estado con ropajes bastante frescos en la última misión a la que había sido destinado a la isla. En esta ocasión, Marian volvería a demostrar la elegancia y temple innato que tiene, con un traje de color granate, forrado por dentro, y una corbata negra como el futuro de los inocentes que fueron sacrificados en pro del paraíso que jamás había conocido (todavía). Por encima, y para variar, un largo abrigo de terciopelo de color negro, con un cuello abierto rodeado de pelajes de animales lo suficientemente valiosos como para ser vestidos por el agente. “El frío agrieta mis labios… como siempre”, diría, mientras caminaba entre aquel frío día de invierno. Se aplicó un poco de gloss y continuó caminando. Cada exhalación generaba una nube que desaparecía al instante, pero que le recordaba que todavía seguía vivo. A lo lejos, podía observar una estructura que sobresalía de entre la frondosidad del bosque y las sombras del valle. Unas ruinas de una antigua torre que, si nos guiamos por los tantos cuentos que ha escuchado hasta la fecha, podría ser el lugar de residencia de “La Bruja”. Pero quién sabe. Quizá esta vez era otra farsante. “¿Existirá, realmente?”, comenzaba a dudar de todo. “¿Estamos trabajando sobre evidencias, o dejándonos llevar por simples rumores?”, continuaba con sus dudas en voz alta. El viento, que azotaba con dureza los árboles que rodeaban la zona, parecían susurrar su nombre. Recordó entonces el rostro de la mujer que había captura. Una joven de cabellos largos y blancos como la nieve que estaba pisando y unos ojos más profundos que el valle que le esperaba en frente, si es que optase por seguir el camino que se dirigía hacia él.

Continuó caminando, por el camino que conducía hacia las ruinas de la torre. “Si realmente estamos aquí por rumores, me dejaré llevar por las historias populares…”, en cierta manera, esta era una forma de justificar su decisión. Y no estaba del todo equivocado al expresarlo de esta manera. El viento se hacía más fuerte, más gélido, incluso, por lo que Marian apretaba las ropas para evitar que las ráfagas acariciasen violentamente su cuello. Con esta tormenta, era imposible identificar rastros humanos o no humanos. El tiempo había eliminado cualquier pista que pudiese haber en el lugar.

La sensación de sentirse observado era algo de lo que no se podía desprender desde que puso el primer pie en la isla. Como si alguien estuviese esperando su llegada o, incluso, como si alguna persona hubiese movido los hilos, a través de los relatos e historias populares, para que él volviese allí. ¿Sería una especie de venganza? ¿O quizá querían reclutarlo? Aunque el viento continuaba agitándose, cada paso que Marian daba parecía conducirle a un silencio evocador, más denso. Podría resultar contradictorio, incongruente, pero la sensación de ser observado y el temporal creaban una atmósfera un tanto peculiar, tétrica, captiva. Agarró la petaca de su cinturón y dio un trago al líquido rojizo que portaba. Es algo que le daba tranquilidad, aunque él considerase que no la necesitaba. 

Lejos de amendrentarse, pues es una emoción que él todavía desconoce, Marian continúa caminando decidido. Poco a poco, algunas cosas comienzan a captar su atención. Primero, un olor. Después, unas huellas. Y, finalmente… una hilera carmesí que manchaba la pureza del manto níveo que posaba bajo sus pies. “¿Será por aquí…?”, introdujo el dedo en la zona, dejando que su cuerpo entrase en contacto con los restos de sangre, para poder saborearlo. “No parece que provenga de alguien puro. O… de algo puro…”, se decía a sí mismo, mientras relamía su dedo índice. Siguió el rastro de aquellas gotas, atento a lo que podría pasar, y el olor parecía intensificarse. Esto despertaba emociones nostálgicas en él. También un fuerte deseo por encontrar el origen de aquel aroma y poder saborearlo con otros de sus sentidos, más allá del olfato. Aquellas gotas parecían encontrar su fin en una especie de construcción de madera que le recordaba a los rituales que los Dracul realizaban, aunque mucho menos cuidado que la que ellos utilizaban. En la cima, algo que por las ráfagas de viento era incapaz de identificar. Pero, en medio de aquel ajetreo sonoro, los susurros que creía haber escuchado durante todo este tiempo se hicieron más fuertes. Tan fuertes… que susurraban su nombre.

Aquí estoy”, respondería él.


Personaje

Inventario

Virtudes y defectos
#2
Tema cerrado 


Mensajes en este tema
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 12-01-2025, 05:46 PM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 13-01-2025, 08:42 PM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 14-01-2025, 02:24 AM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 15-01-2025, 12:47 AM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 17-01-2025, 09:36 PM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 19-01-2025, 06:42 PM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 25-01-2025, 07:54 PM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 26-01-2025, 10:04 PM

Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 7 invitado(s)