¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
[Aventura] [T4] ¿Pero como afecta eso a los Daimink?
Drake Longspan
[...]

Día 5 de Invierno del año 724
Mercado de las Flores, Pueblo Torino.

En las calles de Flevance, donde los aromas de hierbas frescas y frutas exóticas se mezclaban con el canto lejano de aves tropicales, el bullicio habitual del Mercado de las Hierbas resonaba con intensidad. Aquella mañana,  gotas de lluvia jugueteaban entre las hojas de los árboles y las enredaderas florales que adornaban las fachadas blancas de las casas, mientras una brisa fría, impregnada de un leve toque a menta y jengibre, recorría el lugar. Las personas, humanos y minks por igual se movían entre los puestos, intercambiando monedas, palabras y sonrisas, ajenos a los secretos que latían bajo la superficie de la isla.

Cerca de la Fuente Renova, donde el agua cristalina danzaba con una energía casi mágica, un joven mink de aspecto elegante observaba el horizonte. Su porte, aunque juvenil, tenía un aire de responsabilidad que contrastaba con la despreocupación del mercado. Era un leopardo de pelaje dorado con manchas oscuras perfectamente delineadas, que se fundía con el entorno de la manera en que solo un mink podría. Vestía con ropas ligeras y cómodas, un chaleco de cuero marrón con adornos vegetales grabados, y un cinturón del que colgaban varias pequeñas bolsas, probablemente llenas de hierbas o instrumentos.

Rilen, como se le conocía en el pueblo, había llegado ahí con un propósito claro. Aunque su expresión habitual era tranquila, incluso amistosa, en ese momento su mirada reflejaba una mezcla de prisa y determinación. Había escuchado rumores — ecos entre los guardianes y sabios de la isla — que indicaban que algo se gestaba en los Acantilados Shachi. Su mentor, el respetado Doremus, quien ahora necesitaba de su ayuda como enfermero, había insistido en que buscara a alguien capaz de investigar lo que estaba sucediendo.

En el mercado, entre los puestos y el ir y venir de compradores, Rilen divisó una figura conocida. Una sirena. A pesar de la diversidad de Flevance, la presencia de sirenas o tritones seguía siendo rara, pero esa en particular no le era extraña. Asradi. Habían compartido una aventura en el pasado, y su memoria se llenó de los momentos en los que ella había ayudado a cuidar de Doremus. Su porte vivaz y actitud despreocupada parecían mantenerse intactos, moviéndose con la misma seguridad que recordaba.

Rilen se movió con agilidad entre la multitud, sus pasos ligeros y decididos lo llevaron junto a ella. Al llegar, inclinó ligeramente la cabeza en un gesto de respeto y sonrió de lado, una expresión que mezclaba gratitud y complicidad.

Asradi, me alegra verte — saludó con un tono familiar pero con cierta urgencia — No esperaba encontrarte por aquí tan pronto.

Hizo una pausa breve, buscando las palabras adecuadas. Sus orejas se movieron ligeramente, captando el bullicio del mercado.

Necesito pedirte un favor más. Es sobre los Acantilados Shachi. Algo está ocurriendo allí, y creo que podría interesarte, es sobre la flor... — continuó, dejando que su tono directo hablara por sí mismo — Mi maestro, Doremus, cree que la situación merece investigarse, pero no puedo dejarlo solo ahora. Necesita de mi ayuda, y eso me impide ir.

Rilen ajustó el chaleco y bajó la voz, como si el asunto requiriera cierta discreción.

Hay rumores de que podría estar relacionado con la enfermedad de mi maestro o incluso con algo más grande. No tengo todos los detalles, pero las tribus están inquietas, y eso nunca es una buena señal. Si decides ir, estoy seguro de que podrás encontrar a alguien más informado allí.

Le dedicó una mirada franca, sabiendo que no necesitaba adornar más sus palabras. De lo poco que conocía el carácter de Asradi, si algo despertaba su curiosidad, no habría nada que la detuviera.

No puedo acompañarte — admitió con cierta frustración — Doremus no está en su mejor momento, y debo quedarme a asistirlo. Pero si decides ir, confío en que sabrás encontrar las respuestas. Los Acantilados no son un lugar fácil, pero tú no eres alguien que se deje intimidar por eso. Además, sabes nadar bien.

Rilen dio un paso atrás, preparándose para regresar al puesto donde lo necesitaban.

Gracias por escucharme, Asradi. Si encuentras algo, cualquier cosa, por favor vuelve y cuéntamelo. Doremus y yo estaremos aquí.

Con una última mirada y una sonrisa leve, se giró para regresar a sus deberes. A lo lejos, el bullicio del mercado parecía atenuarse mientras el joven mink desaparecía entre la multitud, dejando a Asradi con sus pensamientos y el eco de sus palabras.

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[T4] ¿Pero como afecta eso a los Daimink? - por Drake Longspan - 12-01-2025, 06:36 PM

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