Arthur Soriz
Gramps
12-01-2025, 08:10 PM
A medida que avanza la tarde, los últimos detalles de la decoración se van colocando en su lugar. Las luces que antes solo brillaban débilmente ahora iluminan con fuerza cada rincón, reflejándose ligeramente en la nieve que cubre el suelo y los tejados. Saben que falta poco para terminar, menos de un cuarto de la plaza y quedan media docena de cajas nada más por abrir. Gracias a la ayuda de la comunidad el trabajo está siendo afortunadamente mucho más llevadero.
Los niños siempre tan curiosos y llenos de energía no dejan de correr de un lado al otro, aceptando asistirlos en lo que son capaces... la mayoría igual concentrados en la mayor atracción del momento y ese eres tú, Alaric. La niña sumamente feliz por haber podido poner la estrella en el árbol te sonríe de forma cariñosa, abrazando tu enorme pierna para luego seguir jugando y disfrutando de las festividades. El niño al que ayudas tú, Dan, incluso te da lo que le queda de un paquete de galletas de vainilla que se había comprado esa misma tarde, y no parece que vaya a aceptar un 'no' como respuesta.
Algunos mayores se aproximan a ustedes y les ofrecen todo tipo de refrigerios, calientes y no tanto. Dulces y salados por igual, incluso algunos agridulces para romper la rutina. Galletas de jengibre, arrollados de carne, vamos... que se están haciendo un festín sin haber pagado ni un solo Berry.
A pesar de sentir que el frío de la noche está empezando a hacerse cada vez más tajante, la calidez de la camaradería y el chocolate caliente que les ofrecen una y otra vez para mantenerlos calientes les ayuda a seguir adelante. Ven la energía positiva de todos los involucrados, y no pueden evitar sentirse aunque sea un poco contagiados con ese espíritu. En especial tú, Ares... que ves cómo esos jóvenes adolescentes se han sumado al grupo de gente que los ayuda. El líder ocasionalmente te mira de reojo, pareciera frustrado... pero luego te sonríe ligeramente y sigue con sus amigos.
Cuantos menos niños hay por la calle ya que sus padres se los llevan a sus casas para no andar de noche por ahí, los buenos tragos empiezan a ser ofrecidos. Vino caliente, ponche de huevo, incluso butterbeer. Cualquiera de estos brebajes les brindaría ese golpe de energía tan necesario para finalizar la labor navideña... aunque si no son cuidadosos puede que terminen un poco pasado de copas. Incluso se empieza a escuchar la música provenir de algunas de las tabernas de la ciudad, dándole un toque incluso más agradable a la noche.
¡Vamos, Marines! ¡Les queda para terminar!
Los niños siempre tan curiosos y llenos de energía no dejan de correr de un lado al otro, aceptando asistirlos en lo que son capaces... la mayoría igual concentrados en la mayor atracción del momento y ese eres tú, Alaric. La niña sumamente feliz por haber podido poner la estrella en el árbol te sonríe de forma cariñosa, abrazando tu enorme pierna para luego seguir jugando y disfrutando de las festividades. El niño al que ayudas tú, Dan, incluso te da lo que le queda de un paquete de galletas de vainilla que se había comprado esa misma tarde, y no parece que vaya a aceptar un 'no' como respuesta.
Algunos mayores se aproximan a ustedes y les ofrecen todo tipo de refrigerios, calientes y no tanto. Dulces y salados por igual, incluso algunos agridulces para romper la rutina. Galletas de jengibre, arrollados de carne, vamos... que se están haciendo un festín sin haber pagado ni un solo Berry.
A pesar de sentir que el frío de la noche está empezando a hacerse cada vez más tajante, la calidez de la camaradería y el chocolate caliente que les ofrecen una y otra vez para mantenerlos calientes les ayuda a seguir adelante. Ven la energía positiva de todos los involucrados, y no pueden evitar sentirse aunque sea un poco contagiados con ese espíritu. En especial tú, Ares... que ves cómo esos jóvenes adolescentes se han sumado al grupo de gente que los ayuda. El líder ocasionalmente te mira de reojo, pareciera frustrado... pero luego te sonríe ligeramente y sigue con sus amigos.
Cuantos menos niños hay por la calle ya que sus padres se los llevan a sus casas para no andar de noche por ahí, los buenos tragos empiezan a ser ofrecidos. Vino caliente, ponche de huevo, incluso butterbeer. Cualquiera de estos brebajes les brindaría ese golpe de energía tan necesario para finalizar la labor navideña... aunque si no son cuidadosos puede que terminen un poco pasado de copas. Incluso se empieza a escuchar la música provenir de algunas de las tabernas de la ciudad, dándole un toque incluso más agradable a la noche.
¡Vamos, Marines! ¡Les queda para terminar!