Ares Brotoloigos
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13-01-2025, 02:22 PM
Si es que no estaba habituado a esas cosas. Y el ir y venir de Dan, tan animada y chisporroteante, le mareaba de forma ligera. Aunque también era algo divertido de ver a ese culo inquieto, a pesar de que le estuviese arrastrando a todo eso.
— Las estás enredando más. — Le dijo, ahora aproximándose hacia ella al ver como la chica se peleaba con la maraña de luces navideñas. Con una mano, se las quitó y fue probando él mismo a desenredarlas.
No todas, pero al menos el extremo contrario por el que Dan había comenzado mientras contemplaba y vigilaba un poco a su alrededor. Alaric estaba a lo suyo, por lo que le era mucho más sencillo al bucanero el adornar las zonas superiores gracias a su altura. Ares negó ligeramente con la cabeza.
En su proceso de desenredar luces por “sugerencia” de Dan, también pudo ver como aquel trío de problemáticos se habían unido. De hecho, se separó un momento de su compañera, agarró una de las cajas de guirnarlas que tenía más cerca y, llevándola en las manos, se aproximó a los adolescentes.
— Quita esa cara si no quieres que ella... — Señaló distraídamente a Dan con una de sus garras. — … Te venga a despertar el espíritu navideño con sus sermones. — Si es que la chica tenia energía para aburrir. A veces se preguntaba si es que nunca se cansaba.
Y, aún así, le hacía gracia.
— Continuad con esto. Por alli todavía faltan adornos. — Le indicó al que era el cabecilla de los adolescentes.
Tras eso, Ares volvió con sus compañeros donde Alaric ya estaba alzando a una niña para que colocase la estrella en lo alto del árbol navideño. Justo en ese momento cuando Dan le tendió una nueva guirnalda y el diablos suspiró.
— Debería colgarte de lo alto del árbol, mujer. — Protestó pero, fuese como fuese, se animó un poco más a seguir ayudando.
A medida que el tiempo iba pasando y ellos entretenidos para aquí y para allá con los adornos, la gente iba abandonando el lugar debido ya a las horas quizás un tanto tardías. Pero que, al mismo tiempo, servían de colofón para que las tabernas cercanas comenzasen a llenarse.
— Quizás un trago no nos vendría mal. — Comentó al aire, colgando una de las últimas guirnaldas en una farola cercana. — ¿Qué opináis? — Preguntó al otro par.
— Las estás enredando más. — Le dijo, ahora aproximándose hacia ella al ver como la chica se peleaba con la maraña de luces navideñas. Con una mano, se las quitó y fue probando él mismo a desenredarlas.
No todas, pero al menos el extremo contrario por el que Dan había comenzado mientras contemplaba y vigilaba un poco a su alrededor. Alaric estaba a lo suyo, por lo que le era mucho más sencillo al bucanero el adornar las zonas superiores gracias a su altura. Ares negó ligeramente con la cabeza.
En su proceso de desenredar luces por “sugerencia” de Dan, también pudo ver como aquel trío de problemáticos se habían unido. De hecho, se separó un momento de su compañera, agarró una de las cajas de guirnarlas que tenía más cerca y, llevándola en las manos, se aproximó a los adolescentes.
— Quita esa cara si no quieres que ella... — Señaló distraídamente a Dan con una de sus garras. — … Te venga a despertar el espíritu navideño con sus sermones. — Si es que la chica tenia energía para aburrir. A veces se preguntaba si es que nunca se cansaba.
Y, aún así, le hacía gracia.
— Continuad con esto. Por alli todavía faltan adornos. — Le indicó al que era el cabecilla de los adolescentes.
Tras eso, Ares volvió con sus compañeros donde Alaric ya estaba alzando a una niña para que colocase la estrella en lo alto del árbol navideño. Justo en ese momento cuando Dan le tendió una nueva guirnalda y el diablos suspiró.
— Debería colgarte de lo alto del árbol, mujer. — Protestó pero, fuese como fuese, se animó un poco más a seguir ayudando.
A medida que el tiempo iba pasando y ellos entretenidos para aquí y para allá con los adornos, la gente iba abandonando el lugar debido ya a las horas quizás un tanto tardías. Pero que, al mismo tiempo, servían de colofón para que las tabernas cercanas comenzasen a llenarse.
— Quizás un trago no nos vendría mal. — Comentó al aire, colgando una de las últimas guirnaldas en una farola cercana. — ¿Qué opináis? — Preguntó al otro par.