
Ungyo Nisshoku
Luna del Alba
13-01-2025, 03:50 PM
(Última modificación: 13-01-2025, 03:54 PM por Ungyo Nisshoku.)
Lykos nos había llamado a tierra, pues al parecer algo había encontrado el equipo de abajo en la dirección del humo. No perdí el tiempo y bajé a donde se encontraban los otros. Y resulta que habían encontrado una cueva. No me gusta. No me gusta para nada, pero ni modo. Hago acopio de mi paciencia y desde la entradaabro mis alas, reflejando sus plumas blancas un poco de la intensa luz del sol, con la esperanza de que brinde un poco de visión a quienes ya están dentro. Mantengo la postura unos segundos, mientras me guardo el den den mushi y la cantimplora y tomo mi cimitarra en mi mano izquierda, listo para lo que pueda venir.
Espero que Agyo esté siguiéndome de cerca, ya que no me quiero dar mala vida luego regresando a salvarlo de alguna pendejada que le pueda ocurrir. Cuando entro, siento un frescor y un aire menos pesado al de afuera y me topo con dos obstáculos enormes en el camino. Uno es el barbudo de Lykos, que se ha topado de frente con el segundo obstáculo: Una barricada que le supera en altura y que le sería prácticamente imposible de superar por si solo. Los demás, ya imagino que tendrían la agilidad y las cualidades necesarias para arreglárselas, pues Fon era lo bastante pequeño para cruzar sin hacerse notar, y pues la Doctora tenía su lado animal, que por suerte era felino, lo que le serviría un montón para ser lo más cautelosa posible.
Mi hermanito me habló entonces y me propuso que ayudáramos al jefe a cruzar, cargándolo cada uno por un lado, y volar sobre la barricada, para posicionarnos del lado interno. Eso hicimos. Tomé al enorme barbudo de un lado y a la señal de Agyo despegamos. Vaya que Lykos pesaba, pero no era nada que no pudiéramos levantar entre los dos. Por suerte el cabezahueca de mi hermano menor era lo bastante fuerte para hacer la mayor parte del esfuerzo. Con cuidado aterrizamos del otro lado de la barricada y quedamos en una postura defensiva. Ahora sólo quedaba ver por dónde podríamos ir.
Luego de ver una pequeña silueta correr hacia una dirección a mi izquierda, asumí que Fon iba a explorar por ese lado así que tomé la decisión de explorar yo una zona un poco más a nuestra derecha. Le hice señas a Lykos y Agyo y empecé a caminar hacia esa zona, adentrándome en la cueva, con mi arma en una mano y mi den den mushi en la otra listo para dar cualquier aviso urgente a los demás.
Espero que Agyo esté siguiéndome de cerca, ya que no me quiero dar mala vida luego regresando a salvarlo de alguna pendejada que le pueda ocurrir. Cuando entro, siento un frescor y un aire menos pesado al de afuera y me topo con dos obstáculos enormes en el camino. Uno es el barbudo de Lykos, que se ha topado de frente con el segundo obstáculo: Una barricada que le supera en altura y que le sería prácticamente imposible de superar por si solo. Los demás, ya imagino que tendrían la agilidad y las cualidades necesarias para arreglárselas, pues Fon era lo bastante pequeño para cruzar sin hacerse notar, y pues la Doctora tenía su lado animal, que por suerte era felino, lo que le serviría un montón para ser lo más cautelosa posible.
Mi hermanito me habló entonces y me propuso que ayudáramos al jefe a cruzar, cargándolo cada uno por un lado, y volar sobre la barricada, para posicionarnos del lado interno. Eso hicimos. Tomé al enorme barbudo de un lado y a la señal de Agyo despegamos. Vaya que Lykos pesaba, pero no era nada que no pudiéramos levantar entre los dos. Por suerte el cabezahueca de mi hermano menor era lo bastante fuerte para hacer la mayor parte del esfuerzo. Con cuidado aterrizamos del otro lado de la barricada y quedamos en una postura defensiva. Ahora sólo quedaba ver por dónde podríamos ir.
Luego de ver una pequeña silueta correr hacia una dirección a mi izquierda, asumí que Fon iba a explorar por ese lado así que tomé la decisión de explorar yo una zona un poco más a nuestra derecha. Le hice señas a Lykos y Agyo y empecé a caminar hacia esa zona, adentrándome en la cueva, con mi arma en una mano y mi den den mushi en la otra listo para dar cualquier aviso urgente a los demás.