¿Sabías que…?
Si muero aquí, será porque no estaba destinado a llegar más lejos.
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[Aventura] Los vestigios de la bruja [T3]
Marian
Marian
Marian apretó la mandíbula, generando un pequeño sonido que podría resultar incómodo a quien lo escuchase. Un rechinamiento poco elegante para ser él. El peso del aire, cargado con un aura incomprensible y poco acogedora, aplastaba los pulmones del agente, como si la voluntad de aquella mujer, de aquel ser, intentara no sólo invadir su mente, su psique, sino también doblegarlo en cuerpo y alma. Era una sensación que jamás había experimentado, pero que tampoco había podido observar en sujetos externos, como denominaba él a los humanos que analizaba y estudiaba ocasionalmente.

Inconscientemente, sus dedos comenzaron a temblar mientras ajustaba uno de los botones de su abrigo, aunque no fue capaz de encajarlo. A pesar del pánico que creía sentir, y que se enroscaba en su pecho como una serpiente a punto de dar caza a su presa, todavía quedaba algo en él que le impedía sucumbir. No sabía qué era exactamente, pero era una especie de nostalgia por el pasado, algo que, a pesar del miedo que parecía provocarle, también le hiciera surgir y rememorar recuerdos del pasado. Vivencias y experiencias del dogma, de la fe que los Dracul siempre practicaron. En cierta manera, era como estar en casa, pero sin estarlo. Aunque la lógica y la racionalidad le susurrasen que debía retroceder, alejarse de aquel ente antes de que fuese demasiado tarde, su curiosidad era mucho más fuerte. Y la fe que sentía era algo que nadie, ni nada, podría romper. En principio. Puertas, transición o vida... ya nada tenía sentido en aquel relato. Era algo que parecía transcender a ambos, especialmente al agente.

Sus labios, completamente agrietados, también reflejo del estrés que su cuerpo estaba sintiendo en aquel momento, comenzaron a tornarse una sonrisa rígida, como si se burlase tanto de ella como sí mismo. “Puede ser”, respondió inicialmente, de forma un tanto tímida para ser él. “¿Nunca fue sólo una? ¿Estoy en lo correcto si presupongo que sois… una secta? ¿Un credo basado en una religión ajena a esta región?”, preguntaba de forma incesante, dejando que la curiosidad se apoderase completamente de su cuerpo. Aunque el miedo le ponía freno. No era una emoción que estuviera acostumbrado a manejar, y ahora lo consumía como un veneno. Sentía las piernas débiles, casi como si el bosque mismo estuviera intentando devorarlo.

Cada palabra que pronunciaba era un desafío, un intento desesperado de aferrarse a lo poco que le quedaba de su temple habitual. “¿Has venido a utilizarme de sacrificio ritual?”, hizo una pausa, pronunciando un leve jadeo que escapaba de su garganta mientras un dolor imaginario punzaba en sus articulaciones como agujas. Marian alzó la mirada hacia ella, quería verla mejor, fijarse más en su figura. En su entorno. Quería comprender que es lo que estaba sucediendo.

Si lo que buscas es eso… gracias por hacer que llegue antes al paraíso”, añadió, forzando una carcajada que resonó débilmente. ¿Era esta una muestra de flaqueza? ¿Era este tímido gesto una manera de defenderse ante una situación que lo había desmontado por completo? ¿O acaso era un último intento de arrogancia, antes de ser convertido en el manjar de un ente aparentemente abstracto? “Ah…”, el dolor se hacía cada minuto más evidente. Las exhalaciones resultaban dolorosas, como si su garganta estuviese completamente congelada. Sus extremidades parecían perder el tacto que habitualmente poseían; y también la fuerza que las caracterizaba. Sus articulaciones no parecían bombear de la misma manera que de costumbre. Todo su cuerpo, su ser, se estaba desmoronando.

Sus palabras eran entonces una cortina de humo, un intento torpe de recuperar el control que sabía que estaba perdiendo. En el fondo, sentía que cada instante que pasaba allí lo arrastraba más profundamente a un abismo del que tal vez no podría escapar. Marian permanecería allí, inmóvil, sintiendo cómo el pánico arañaba las últimas defensas de su espíritu. Sus músculos gritaban por moverse, por correr, pero no era capaz de hacerlo. La madera crujía de forma continuada, acompañando los breves pero intensos temblores que el cuerpo de Marian estaba experimentando. El frío, el miedo, la desesperación... todo se estaba convirtiendo en una vorágine que no era capaz de comprender. Y quizá tampoco de soportar. 

Estaba anclado a una emoción tan cercana como desconocida. Estaba volviéndose más humano de lo que jamás quiso creer.

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RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 12-01-2025, 05:46 PM
RE: Los vestigios de la bruja [T3] - por Marian - 13-01-2025, 08:42 PM
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