Hay rumores sobre…
... una isla que aparece y desaparece en el horizonte, muchos la han intentado buscar atraídos por rumores y mitos sobre riquezas ocultas en ella, pero nunca nadie ha estado en ella, o ha vuelto para contarlo...
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[Común] [C-Pasado] El Marine y la Revolucionaria
Asradi
Völva
¿Volvería ella alguna vez a Skjoldheim? Asradi no lo tenía claro, tal y como estaban las cosas. Pero tampoco quería perder las esperanzas en su totalidad. Siempre se preguntaba como estarían los demás, ¿su abuela seguiría bien? ¿Y su madre? Una sonrisa suave se dibujó en los labios de la joven sirena mientras pensaba en ello, allí sentada en aquella banca en medio de Loguetown y con Octojin a su lado. Al mirar al susodicho, de reojo, y todavía metida en tales pensamientos no podía evitar emocionarse un poco. ¿Lo aceptarían? Sí, seguro que sí. En todo caso, ella le había elegido, así que era decisión enteramente suya. Octojin no solo era un buen guerrero, algo que en su clan era muy bien visto, sino que también era buena persona. Eso era lo más importante para la pelinegra.

Solo he estado, quizás un par de veces, en isla Gyojin y de pasada. — No había ahondado demasiado tampoco en el lugar. — Pero ya hace unos años, no creo que nos hubiésemos encontrado. — O no lo recordaba, al menos.

Eso la mantuvo pensativa, intentando acordarse, un poco más. Aunque pronto negó con la cabeza de manera sutil. Tampoco le iba a dar más vueltas al asunto. Fuese como fuese, le dió una palmadita un tanto juguetona a Octojin en el muslo.

No importa si Skjoldheim o la Isla Gyojin han cambiado, siempre y cuando sea para bien. — Comentó, más risueña de lo habitual. Ese era el poder que el gyojin tiburón tenía en ella. Darle unos momentos de paz y tranquilidad que, en otras ocasiones no tenía. — Siempre podemos volver a redescubrir juntos eses lugares.

Lo que no habian conocido o lo nuevo que pudiese haber aparecido, tanto en un lugar como en el otro. A medida que el tiempo pasaba, la gente iba yendo y viniendo por el mercado, cada vez en menor medida yéndose hacia sus casas o hacia otros puntos de la ciudad. El haber conocido donde Octojin trabajaba también le hacía sentirse especial, el hecho de que él confiase en ella para eso e incluso se arriesgase a meterla dentro de su propio despacho. Por fortuna, no la habían descubierto, o eso era lo que creía.

Cuando él le halagó de aquella manera e, inclusive, se agachó lo suficiente como para que sus frentes se rozasen, una suave sonrisa y una risa de la misma índole se le escapó de entre los labios a la sirena norteña.

Me ves con demasiados buenos ojos. No tengo un buen carácter siempre, Octo. — Le confesó, con un pequeño aire travieso. Era verdad, por mucho que pudiese parecer tranquila y comedida, de buenas a primeras.

Siempre había tenido un carácter fuerte que le había granjeado más de un problema. De hecho, la mayoría de las cicatrices de su espalda, sin contar la marca del Dragón Celestial, había sido porque no había sabido callarse, al principio, con respecto a ese sujeto.

Eso a veces me granjea más de un problema, aunque con los años he aprendido a morderme un poco la lengua. — Solo un poco, porque no solía tolerar cosas que ella consideraba como injustas o que, simplemente, no le gustaban.

No quería verse cohibida nuevamente por su forma de pensar o de ser. Y ahora que volvía a tener esa libertad al respecto, era algo que iba a continuar manteniendo, gustase o no. Siempre, claro, con un poco de más comedimiento dependiendo de las circunstancias.

Tras unos pocos minutos, Asradi se desperezó, notando que llevaban allí sentados ya un buen rato. Era agradable cuando el tiempo se le pasaba de esa manera.

¿Ya has terminado tu trabajo por hoy? Espero no haberte interrumpido. — Aunque, a decir verdad, ganaba más el sentimiento de verle que el de culpabilidad por haberle retrasado en algo. Miró unos instantes al cielo. — Y debería buscar una taberna donde quedarme. — Eso o ir a mirar si la cueva donde se había guarecido en las horas anteriores todavía seguía disponible y sin moros en la costa, como quien decía.

Airgid y los demás todavía tardarían uno o dos días más en llegar, probablemente, y si los vientos y las corrientes marinas eran propicias. Y si no se entretenían por el camino, por supuesto. Pensar en eso le hizo sonreír ligera y nuevamente, esta vez con algo de traviesa diversión.

Quizás todavía tengan alguna habitación disponible en donde hemos comido. Porque no me voy a colar en tu habitación del cuartel por la noche. — Le miró de reojo. — ¿O sí?

Lo decía en broma, o al menos esa era su intención. Pero siempre era divertido picar un poco al escualo con ese tema.
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RE: [C-Pasado] El Marine y la Revolucionaria - por Asradi - 15-01-2025, 01:54 PM

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