Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
17-01-2025, 09:46 AM
La nieve caía lenta y tranquila, creando un escenario tan sereno como bello. Ragn sintió el peso ligero pero presente de su pequeña sobre sus hombros, la pequeña alzando las manos como si pudiera atrapar los copos que caían. Herold, pegado al torso de Airgid, estaba igual de maravillado, sus ojos grandes reflejando la blanca inmensidad que los rodeaba. El rubio echó un vistazo a su pareja, sonriendo al verla tan metida en el momento, con la nieve posándose suavemente sobre su capa de piel. Parecía tan a gusto, tan natural en este ambiente gélido, pese a sus constantes quejas del frío. Eso sí, Ragn sabía que ella siempre encontraba la manera de adaptarse y hacer que todo pareciera más fácil de lo que era. —¿Qué dices, Airgid? —preguntó Ragn, con una voz grave pero cálida, mientras alzaba ligeramente las cejas y giraba el rostro hacia ella. Sus ojos claros reflejaban un entusiasmo que era imposible disimular. — ¿Te apetece que vayamos a esas montañas? Seguro que a los niños les encantará ver la nieve desde lo alto. Y quién sabe, tal vez descubramos algo interesante por el camino.—[ Los niños estaban alucinando con la nieve y por qué no, tampoco tenían un objetivo claro, podían distraerse lo que quisieran.
Gunnr soltó una risita al escuchar el tono animado de su padre, como si entendiera la propuesta, mientras agitaba los pies con emoción. Ragn le dio un par de golpecitos suaves en las piernitas, riendo bajo. Por un momento, pareció más un gigante juguetón que un guerrero curtido.—Podríamos tomarnos el día para explorar con calma. —Añadió, volviendo la mirada hacia las montañas al fondo, cuya silueta destacaba entre la bruma y la nieve.— Hay algo en este lugar... No sé. Me recuerda a los cuentos de Elbaf, como si las montañas fueran guardianas de historias antiguas. Me encantaría saber si tiene alguna conexión con mi tierra. Siento que es posible. —Era innegable, el olor a hogar, el frío pegandose en los huesos, el tipo de gente que veías ... En general, la isla. Hizo una pausa, observando a Airgid mientras acariciaba suavemente la manita de Gunnr, que ahora había empezado a golpear su cabeza con delicadeza, como si quisiera llamar su atención.
—Además... estoy seguro de que esos dos querrán jugar con la nieve antes de que el día acabe. ¿Qué dices, mamá? —Terminó con un tono un poco más desenfadado, esbozando una sonrisa que buscaba contagiar su entusiasmo. La brisa helada rozó su rostro, pero no pareció importarle. Aquí, con ella y los pequeños, el frío no tenía mucho poder. No se le daba bien ese tipo de mood. Pero este Ragn no era el mismo que antes, al igual que su habla había cambiado perfectamente (el día que Airgid se entere de por qué, igual le da un patatús) su forma de afrontar los retos o simplemente las situaciones, también eran diferentes.
Gunnr soltó una risita al escuchar el tono animado de su padre, como si entendiera la propuesta, mientras agitaba los pies con emoción. Ragn le dio un par de golpecitos suaves en las piernitas, riendo bajo. Por un momento, pareció más un gigante juguetón que un guerrero curtido.—Podríamos tomarnos el día para explorar con calma. —Añadió, volviendo la mirada hacia las montañas al fondo, cuya silueta destacaba entre la bruma y la nieve.— Hay algo en este lugar... No sé. Me recuerda a los cuentos de Elbaf, como si las montañas fueran guardianas de historias antiguas. Me encantaría saber si tiene alguna conexión con mi tierra. Siento que es posible. —Era innegable, el olor a hogar, el frío pegandose en los huesos, el tipo de gente que veías ... En general, la isla. Hizo una pausa, observando a Airgid mientras acariciaba suavemente la manita de Gunnr, que ahora había empezado a golpear su cabeza con delicadeza, como si quisiera llamar su atención.
—Además... estoy seguro de que esos dos querrán jugar con la nieve antes de que el día acabe. ¿Qué dices, mamá? —Terminó con un tono un poco más desenfadado, esbozando una sonrisa que buscaba contagiar su entusiasmo. La brisa helada rozó su rostro, pero no pareció importarle. Aquí, con ella y los pequeños, el frío no tenía mucho poder. No se le daba bien ese tipo de mood. Pero este Ragn no era el mismo que antes, al igual que su habla había cambiado perfectamente (el día que Airgid se entere de por qué, igual le da un patatús) su forma de afrontar los retos o simplemente las situaciones, también eran diferentes.