
Asradi
Völva
17-01-2025, 12:40 PM
Al parecer se había topado con una situación entretenida. En realidad, no tenía ganas de retos, lo único que quería era comer con tranquilidad sin que nadie le molestase, pero aquel tipo no se iba a ir así como así. Y tal y como gritoneaba, quizás es que no se le diese bien pescar. O quizás solo era una cuestión de orgullo. Uno que ella también tenía. Cuando notó como él parecía tener la intención de desenvainar la espada, la sirena se puso en alerta, dispuesta a hundirse bajo el agua y contraatacar si era necesario. Huír no. Ya había huído durante demasiado tiempo y no pretendía hacerlo ahora. Y mucho menos por un pez que ella había azuzado y cazado. El que se hubiese enganchado al anzuelo de aquel tipo solo había sido mera casualidad.
— Me da igual si tienes todo el día o no. Esto lo he cazado yo, así que por las leyes marinas, esto me pertenece a mi. Si quieres recuperarlo o reclamarlo, entonces vas a tener que aceptar mi reto. O rendirte. — La sonrisa de la sirena, aunque encantadora ahora, estaba plagada de un aire con un deje burlón. O más bien retador.
Daba igual que fuese un humano o un gyojin, no importaba la raza. Al fin y al cabo, los hombres eran de pensamiento similar en ese sentido. Les podían los retos y demostrar que tenían la sartén por el mango.
Al final, fue el anciano el que intervino, deteniendo el posible ataque del espadachín y, al mismo tiempo, instándole a honrar el reto que ella misma le había lanzado. Los ojos azules de Asradi se posaron sobre el hombre mayor y le dedicó un asentimiento breve. Un suave gesto de reconocimiento y amabilidad, podría decirse. ¿Ese hombre estaba pasando hambre?
— Anciano, si lo que necesita es comida, le ayudaré con ello. — Para ella, ahora mismo, primaba más eso que el reto. Aunque podía hacer las dos cosas. Cumplir con ambas.
El espadachín salió al fin del agua, y le preguntó si conocía otra zona de pesca. ¡Y vaya si la conocía! Pero lo que hizo fue mirarle de arriba a abajo, no con burla ahora, sino casi sopesando ciertas posibilidades.
— Sí, las mejores zonas están en mar abierto, pero no estoy segura de que puedas llegar hasta allí por ti mismo. — Eso no era una burla, era un hecho para ella. — De todas maneras, no conozco la isla, si tú conoces alguna playa donde creas que puede haber buena pesca, te sigo. — Fue lo que propuso.
— Me da igual si tienes todo el día o no. Esto lo he cazado yo, así que por las leyes marinas, esto me pertenece a mi. Si quieres recuperarlo o reclamarlo, entonces vas a tener que aceptar mi reto. O rendirte. — La sonrisa de la sirena, aunque encantadora ahora, estaba plagada de un aire con un deje burlón. O más bien retador.
Daba igual que fuese un humano o un gyojin, no importaba la raza. Al fin y al cabo, los hombres eran de pensamiento similar en ese sentido. Les podían los retos y demostrar que tenían la sartén por el mango.
Al final, fue el anciano el que intervino, deteniendo el posible ataque del espadachín y, al mismo tiempo, instándole a honrar el reto que ella misma le había lanzado. Los ojos azules de Asradi se posaron sobre el hombre mayor y le dedicó un asentimiento breve. Un suave gesto de reconocimiento y amabilidad, podría decirse. ¿Ese hombre estaba pasando hambre?
— Anciano, si lo que necesita es comida, le ayudaré con ello. — Para ella, ahora mismo, primaba más eso que el reto. Aunque podía hacer las dos cosas. Cumplir con ambas.
El espadachín salió al fin del agua, y le preguntó si conocía otra zona de pesca. ¡Y vaya si la conocía! Pero lo que hizo fue mirarle de arriba a abajo, no con burla ahora, sino casi sopesando ciertas posibilidades.
— Sí, las mejores zonas están en mar abierto, pero no estoy segura de que puedas llegar hasta allí por ti mismo. — Eso no era una burla, era un hecho para ella. — De todas maneras, no conozco la isla, si tú conoces alguna playa donde creas que puede haber buena pesca, te sigo. — Fue lo que propuso.