Arthur Soriz
Gramps
20-01-2025, 02:34 AM
La palabra "información" que sale por tu boca queda haciendo eco en el aire. Es como si esa oferta fuera tan etérea, tan abstracta y vacía en el contexto de este oscuro lugar que se siente como un gesto ridículo. ¿Cómo podría algo tan intangible como la información ser considerado un tributo digno? Estamos hablando de piratas aquí... y no piratas comunes y corrientes. Si se habían logrado ocultar tanto tiempo, ni siquiera los locales de Tortuga se dignaban a mencionar la existencia de los Tribulantes, es que lo habían hecho justamente porque no habían optado por recibir información... porque esta siempre va y viene, y siempre existe algún boca floja que deja salir de más.
Y es entonces cuando la risa se escucha nuevamente... ahora casi una carcajada como si viniera de los mismísimos abismos. Su eco reverbera en la niebla espesa que te rodea. El agua sigue ascendiendo con lentitud, recordándote que el tiempo sigue corriendo incluso aquí... y que el miedo no hará que esto se detenga, ni mucho menos cuánta clemencia pidas. Es como si ese sonido, esa carcajada no solo llegara a tus oídos pero también perforara tu alma, recorriéndote por dentro reviviendo todas las sensaciones de impotencia y miedo que habías intentado olvidar.
El agua había subido ya hasta debajo de tu ombligo. La entidad se hace escuchar de nuevo, su voz llena de un desdén palpable.
— "Dolos sigue divirtiéndose enviando gente a este lugar..." —el nombre de Dolos es molesto, porque significa que si bien no te había mentido acerca de la existencia de pruebas sobre los Tribulantes en las Colinas de Hueso, sí que era obvio te había prácticamente enviado a tu muerte, o al menos a una experiencia que te marcaría por siempre. Estabas tan cerca de descubrir la verdad, de encontrar a los Tribulantes y el Santuario, pero esa puerta gigantesca se cierra ante ti, dejándote atrapado en tu propio deseo de saber más. La frustración te consume, pero la voz que resuena en tu cabeza no te da la oportunidad de lamentarte. No importa cuánto te acerques a la verdad, siempre habrá algo que te detenga, algo que te empujará de nuevo a un muro infranqueable.
— "Paga tributo... o vete."
La amenaza la percibes tan nítida y penetrante que casi puedes verla materializarse en el aire, como un filo apuntando directamente a tu garganta. No hay duda de que la paciencia ya de por sí inexistente de esta entidad se ha agotado. Cada palabra es una advertencia. La opción de "irte" parece casi insultante como si fuera una burla ante la necesidad de pagar ese susodicho tributo que, hasta el momento, no sabes exactamente qué es, o cuánto es considerado suficiente. Sabes que esta presencia no dudará en erradicar tu curiosa presencia que se atreve a desafiar sus órdenes.
Estás atrapado en ese lugar que se burla de tus esfuerzos, donde la esperanza de una salida parece desvanecerse cada vez más. Sientes el gélido filo de algo acariciando tu cuello, como si estuviera a punto de abrirte el pescuezo. La presencia que está allí por ti no está dispuesta a escucharte. No es un ser dispuesto a ceder ante la curiosidad o las historias. No hay espacio para palabras vacías y cuentos de viejos... hay solo una regla.
Paga tributo, o vete...
Y es entonces cuando la risa se escucha nuevamente... ahora casi una carcajada como si viniera de los mismísimos abismos. Su eco reverbera en la niebla espesa que te rodea. El agua sigue ascendiendo con lentitud, recordándote que el tiempo sigue corriendo incluso aquí... y que el miedo no hará que esto se detenga, ni mucho menos cuánta clemencia pidas. Es como si ese sonido, esa carcajada no solo llegara a tus oídos pero también perforara tu alma, recorriéndote por dentro reviviendo todas las sensaciones de impotencia y miedo que habías intentado olvidar.
El agua había subido ya hasta debajo de tu ombligo. La entidad se hace escuchar de nuevo, su voz llena de un desdén palpable.
— "Dolos sigue divirtiéndose enviando gente a este lugar..." —el nombre de Dolos es molesto, porque significa que si bien no te había mentido acerca de la existencia de pruebas sobre los Tribulantes en las Colinas de Hueso, sí que era obvio te había prácticamente enviado a tu muerte, o al menos a una experiencia que te marcaría por siempre. Estabas tan cerca de descubrir la verdad, de encontrar a los Tribulantes y el Santuario, pero esa puerta gigantesca se cierra ante ti, dejándote atrapado en tu propio deseo de saber más. La frustración te consume, pero la voz que resuena en tu cabeza no te da la oportunidad de lamentarte. No importa cuánto te acerques a la verdad, siempre habrá algo que te detenga, algo que te empujará de nuevo a un muro infranqueable.
— "Paga tributo... o vete."
La amenaza la percibes tan nítida y penetrante que casi puedes verla materializarse en el aire, como un filo apuntando directamente a tu garganta. No hay duda de que la paciencia ya de por sí inexistente de esta entidad se ha agotado. Cada palabra es una advertencia. La opción de "irte" parece casi insultante como si fuera una burla ante la necesidad de pagar ese susodicho tributo que, hasta el momento, no sabes exactamente qué es, o cuánto es considerado suficiente. Sabes que esta presencia no dudará en erradicar tu curiosa presencia que se atreve a desafiar sus órdenes.
Estás atrapado en ese lugar que se burla de tus esfuerzos, donde la esperanza de una salida parece desvanecerse cada vez más. Sientes el gélido filo de algo acariciando tu cuello, como si estuviera a punto de abrirte el pescuezo. La presencia que está allí por ti no está dispuesta a escucharte. No es un ser dispuesto a ceder ante la curiosidad o las historias. No hay espacio para palabras vacías y cuentos de viejos... hay solo una regla.
Paga tributo, o vete...