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Donatella Pavone
La Garra de Pavone
20-01-2025, 05:52 AM
Donatella cruzó el umbral del viejo bar con pasos medidos, siguiendo a Shy e Illyasbabel. Sus ojos ámbar recorrieron el interior vacío del lugar, tomando nota del polvo acumulado en las mesas y la barra, las cortinas desgastadas y la ausencia total de vida. El abandono del bar era tan marcado que parecía impregnado por el mismo silencio que aparentemente reinaba en toda la isla.
Mientras el lunarian peliblanco se entregaba a su búsqueda ruidosa, Donatella permaneció junto a Shy, quien parecía tan analítico y cauteloso como ella misma. El semblante de la Garra de Pavone era sereno, manteniendo una postura erguida y una alerta constante que se negaba a descuidar, estaban en un territorio desconocido para los tres por lo que no podía permitirse tomar las cosas a la ligera.
Cuando Shy le preguntó si tenía alguna hipótesis, Donatella inclinó ligeramente la cabeza, considerando su respuesta mientras repasaba todo lo que había visto y vivido desde su llegada en la mañana de ese mismo día. — Es difícil decirlo con certeza aún... pero este silencio no es normal. Las estructuras, escombros, todo parece indicar que este pueblo estuvo vivo, sin embargo, no hay señales de lo que pasó con la población. — Habló en un tono bajo, como si temiera que alguien pudiera escuchar sus palabras. — Además, el ambiente se siente diferente, es como si toda la isla estuviera... atrapada en una burbuja de quietud, un estado de limbo oscilando entre la vida y la muerte. Simplemente parece que... desaparecieron. — Su tono serio y firme no parecía ceder ante la extraña situación que vivían, escondiendo su angustia y ansiedad tras su semblante mientras sus ojos recorrían el lugar nuevamente para asegurarse que nada se le haya escapado.
El ruido repentino de una puerta abriéndose de golpe interrumpió sus pensamientos poniendola en alerta hasta ver que solo se trataba de Illyasbabel. Donatella dejó escapar un leve suspiro y giró ligeramente hacia Shy, como compartiendo en silencio una mirada de resignación ante el comportamiento de su ruidoso compañero. Sin embargo, decidió no comentar al respecto, había cosas más importantes que abordar que corregir los modales de un hombre. Después de todo, le habían enseñado en el imperio que los hombres eran inferiores y por ende no debía perder su tiempo tratando de entenderlos ni mucho menos corrigiendo a los extraños.
Cuando Illyasbabel regresó triunfante, cargando botellas de vino y sirviendo copas con un entusiasmo renovado, Donatella lo observó con una mezcla de incredulidad y ligera diversión. La actitud despreocupada del cazador era un contraste sorprendente con la tensión del entorno, la chica entendía perfectamente su sentimiento de encontrar algo bueno dentro de lo malo, sin embargo, no pudo aceptar la copa de vino sin pensarlo.
La Pavone se detuvo frente a la copa, mirándola fijamente mientras sentía el hedor proviniendo de la copa, no estaba acostumbrada a tomar alcohol de mala clase, mucho menos si aparentaba estar pasado de fecha. No obstante, tras una leve mordida en su labio inferior mientras miraba con asco, tuvo que aceptar la oferta gracias al recordatorio de sed que sus labios resecos le brindaron. Tomó la copa que le ofreció, sosteniéndola entre los dedos sin llegar a beber de inmediato, fingiendo una sonrisa que claramente no podía contener del todo su expresión de asco la alzó y soltó un largo suspiro para relajas su semblante.
— Beber es una manera de aliviar el peso del misterio... pero no olvidemos que estamos en un lugar que podría estar lleno de secretos así que debemos ser cuidadosos. — Comentó finalmente, su voz suave pero firme. — Me interesa descubrir qué pasó aquí. Esta isla tiene una historia, una que probablemente no será fácil de encontrar. — Levantó la copa un poco más, ahora hacia sus nuevos camaradas como en un gesto simbólico hacia el brindis, antes de tomar un sorbo. Desafortunadamente, el sabor del vino era justo como lo veía venir, alguien con un paladar tan refinado y acostumbrado a las catas podría percibirlo al instante, el olor a cartón mojado, el color reflejando la oxidación de los años y el sabor a vinagre, todos indicios de que el vino estaba pasado. Sin embargo, lo importante ahora era brindar, saciar su sed y entablar alguna conexión con los sujetos que había conocido, quienes con suerte podrían ayudarle a revelar los misterios de la isla.
Finalmente, dirigió su atención a ambos hombres, sus ojos brillando con determinación. — Estoy de acuerdo con Illyasbabel. Deberíamos investigar más. Pero debemos ser cuidadosos... esta isla no es lo que parece. Propongo que descansemos primero, si han llegado hoy en un pulpo al igual que yo, entonces han sido victimas de la tormenta que me hizo terminar acá. — Con esas palabras, Donatella se recostó ligeramente en su silla, manteniendo la postura vigilante mientras esperaba las respuestas y los próximos movimientos de sus compañeros. Aunque la idea de trabajar en equipo le resultaba incómoda si no se trataba de su Guardia Real, entendía que en una isla como esta, la soledad era un lujo que no podía permitirse. Por ahora, debía confiar, al menos lo suficiente, en sus nuevos aparentes aliados.
Mientras el lunarian peliblanco se entregaba a su búsqueda ruidosa, Donatella permaneció junto a Shy, quien parecía tan analítico y cauteloso como ella misma. El semblante de la Garra de Pavone era sereno, manteniendo una postura erguida y una alerta constante que se negaba a descuidar, estaban en un territorio desconocido para los tres por lo que no podía permitirse tomar las cosas a la ligera.
Cuando Shy le preguntó si tenía alguna hipótesis, Donatella inclinó ligeramente la cabeza, considerando su respuesta mientras repasaba todo lo que había visto y vivido desde su llegada en la mañana de ese mismo día. — Es difícil decirlo con certeza aún... pero este silencio no es normal. Las estructuras, escombros, todo parece indicar que este pueblo estuvo vivo, sin embargo, no hay señales de lo que pasó con la población. — Habló en un tono bajo, como si temiera que alguien pudiera escuchar sus palabras. — Además, el ambiente se siente diferente, es como si toda la isla estuviera... atrapada en una burbuja de quietud, un estado de limbo oscilando entre la vida y la muerte. Simplemente parece que... desaparecieron. — Su tono serio y firme no parecía ceder ante la extraña situación que vivían, escondiendo su angustia y ansiedad tras su semblante mientras sus ojos recorrían el lugar nuevamente para asegurarse que nada se le haya escapado.
El ruido repentino de una puerta abriéndose de golpe interrumpió sus pensamientos poniendola en alerta hasta ver que solo se trataba de Illyasbabel. Donatella dejó escapar un leve suspiro y giró ligeramente hacia Shy, como compartiendo en silencio una mirada de resignación ante el comportamiento de su ruidoso compañero. Sin embargo, decidió no comentar al respecto, había cosas más importantes que abordar que corregir los modales de un hombre. Después de todo, le habían enseñado en el imperio que los hombres eran inferiores y por ende no debía perder su tiempo tratando de entenderlos ni mucho menos corrigiendo a los extraños.
Cuando Illyasbabel regresó triunfante, cargando botellas de vino y sirviendo copas con un entusiasmo renovado, Donatella lo observó con una mezcla de incredulidad y ligera diversión. La actitud despreocupada del cazador era un contraste sorprendente con la tensión del entorno, la chica entendía perfectamente su sentimiento de encontrar algo bueno dentro de lo malo, sin embargo, no pudo aceptar la copa de vino sin pensarlo.
La Pavone se detuvo frente a la copa, mirándola fijamente mientras sentía el hedor proviniendo de la copa, no estaba acostumbrada a tomar alcohol de mala clase, mucho menos si aparentaba estar pasado de fecha. No obstante, tras una leve mordida en su labio inferior mientras miraba con asco, tuvo que aceptar la oferta gracias al recordatorio de sed que sus labios resecos le brindaron. Tomó la copa que le ofreció, sosteniéndola entre los dedos sin llegar a beber de inmediato, fingiendo una sonrisa que claramente no podía contener del todo su expresión de asco la alzó y soltó un largo suspiro para relajas su semblante.
— Beber es una manera de aliviar el peso del misterio... pero no olvidemos que estamos en un lugar que podría estar lleno de secretos así que debemos ser cuidadosos. — Comentó finalmente, su voz suave pero firme. — Me interesa descubrir qué pasó aquí. Esta isla tiene una historia, una que probablemente no será fácil de encontrar. — Levantó la copa un poco más, ahora hacia sus nuevos camaradas como en un gesto simbólico hacia el brindis, antes de tomar un sorbo. Desafortunadamente, el sabor del vino era justo como lo veía venir, alguien con un paladar tan refinado y acostumbrado a las catas podría percibirlo al instante, el olor a cartón mojado, el color reflejando la oxidación de los años y el sabor a vinagre, todos indicios de que el vino estaba pasado. Sin embargo, lo importante ahora era brindar, saciar su sed y entablar alguna conexión con los sujetos que había conocido, quienes con suerte podrían ayudarle a revelar los misterios de la isla.
Finalmente, dirigió su atención a ambos hombres, sus ojos brillando con determinación. — Estoy de acuerdo con Illyasbabel. Deberíamos investigar más. Pero debemos ser cuidadosos... esta isla no es lo que parece. Propongo que descansemos primero, si han llegado hoy en un pulpo al igual que yo, entonces han sido victimas de la tormenta que me hizo terminar acá. — Con esas palabras, Donatella se recostó ligeramente en su silla, manteniendo la postura vigilante mientras esperaba las respuestas y los próximos movimientos de sus compañeros. Aunque la idea de trabajar en equipo le resultaba incómoda si no se trataba de su Guardia Real, entendía que en una isla como esta, la soledad era un lujo que no podía permitirse. Por ahora, debía confiar, al menos lo suficiente, en sus nuevos aparentes aliados.