Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
20-01-2025, 09:10 PM
La luz parpadeante de las lámparas del Caparazón de Champa iluminaba con dificultad la esquina apartada donde te encontrabas conversando con aquel hombre encapuchado, perfecto para evitar que mirones pudieran distinguir de lejos lo que tenían sobre la mesa. Con movimientos cuidadosos, el hombre aceptó la invitación para sentarse, colocando el pergamino sobre la mesa con una reverencia apenas perceptible. Lentamente, deslizó hacia atrás la capucha y se quitó el sombrero, revelando un rostro envejecido por el tiempo, pero aún lleno de energía. Sus ojos claros y vivaces contrastaban con las arrugas profundas de su piel, y una barba blanca, perfectamente arreglada, enmarcaba una sonrisa agradecida y llena de esperanza.
— Mi nombre es Marth, y llevo años tras la pista de mapas como este. Si puedes ayudarme, muchacho, no sabes cuánto te lo agradeceré. — Sus palabras estaban cargadas de una sinceridad inusual para un lugar como Champa. Desenrolló el mapa por completo sobre la mesa, mostrando un pergamino desgastado por el tiempo. Las marcas de salitre y las manchas amarillentas sugerían que había pasado décadas, si no siglos, expuesto a los elementos. El anciano se emocionó aún más al ver tu despliegue de herramientas y tu entusiasmo propio de alguien que ama y vive su oficio.
A medida que trabajaras el documento, podrías ir identificando patrones de mapas antiguos, formas de pequeñas islas conjuntas, y nombres de islas que empezaban a surgir entre los trazos descoloridos. Marth te observaría con expectación, intriga y entusiasmo, casi conteniendo el aliento mientras tratabas de descifrar lo que pudieras del mapa. Finalmente, los resultados comenzaron a tomar forma Horus y te llevarías un trago amargo. El hombre parpadearía varias veces cuando terminaras tu trabajo esperando con ansias que fuera lo que estuviera esperando. — ¿Qué es? — Preguntó llenó de ansias, incapaz de ocultar su entusiasmo en sus ademanes y semblante. — ¿Está relacionado con Los Tribulantes? Hace años mi hija partió en busca de ellos y no he sabido nada sobre ella. Desde entonces he estado gastando toda mi fortuna viviendo en esta isla y tratando de conseguir pistas. ¿He tenido suerte con este mapa? — La mezcla de tristeza e intriga se habían apoderado del señor que ahora se encontraba más expectante que nunca.
Sin embargo, era momento de darle la noticia Horus, se trataba de un mapa antiguo de Las Islas Gecko, nada especial, nada con un tesoro, nada que pudiera ayudarlos. Si decidías darle la noticia, Marth suspiraría, apoyando las manos sobre la mesa mientras mirando el mapa con nostalgia con una leve sonrisa tratando de ocultar su tristeza. Pero, si le mentías podría actuar con esperanza e irse a su aventura tratando de seguir el mapa que le entregaras, viviendo una mentira para buscar a los tribulantes.
No obstante, sin importar cuál de los dos caminos tomaras con Marth, en ambos se levantaría de la mesa, dejando la bolsa de monedas como agradecimiento. — Gracias por tu ayuda. Quizás algún día encuentre lo que busco. Ojalá tú también encuentres lo que sea que persigues. — Con esas palabras, Marth se despediría y saldría de la taberna, dejándote nuevamente con el misterioso objeto que habías robado anteriormente.
Pero había que atar más clavos sueltos ¿verdad? Momentos después, el bullicio de la taberna pareció cambiar su tono repentinamente. Un hombre magullado y con el rostro marcado por golpes entró cojeando. — Kappa, no sé qué hacer necesito más tiempo. La reliquia que iba a usar para pagar mis deudas... desapareció justo cuando estaba pagando. Si no reúno el dinero para mañana, ya sabes lo que me harán esos malditos. — Su voz, aunque cansada, era firme al dirigirse al cantinero con confianza y camaradería.
Adivina Horus… desde tu rincón, podrías reconocer al hombre. Era el mismo al que le habías robado la esfera de oro que ahora estaba en tus piernas, se encontraba enfrentando las consecuencias de un destino que fuiste capaz de torcer en un solo instante. Horus, ahora es tu turno de actuar y decidir el desenlace de este capítulo en tu vida. ¿Permanecerás en las sombras, observando cómo se desarrolla esta nueva capa del misterio? ¿Te acercarás para confrontarlo o tal vez para intentar enmendar el daño hecho? ¿O decidirás marcharte antes de que la situación se complique más? Sea cual sea tu elección, los eventos de esta noche prometen marcar el inicio de algo mucho más grande aún sin llevarte pistas de los tribulantes.
— Mi nombre es Marth, y llevo años tras la pista de mapas como este. Si puedes ayudarme, muchacho, no sabes cuánto te lo agradeceré. — Sus palabras estaban cargadas de una sinceridad inusual para un lugar como Champa. Desenrolló el mapa por completo sobre la mesa, mostrando un pergamino desgastado por el tiempo. Las marcas de salitre y las manchas amarillentas sugerían que había pasado décadas, si no siglos, expuesto a los elementos. El anciano se emocionó aún más al ver tu despliegue de herramientas y tu entusiasmo propio de alguien que ama y vive su oficio.
A medida que trabajaras el documento, podrías ir identificando patrones de mapas antiguos, formas de pequeñas islas conjuntas, y nombres de islas que empezaban a surgir entre los trazos descoloridos. Marth te observaría con expectación, intriga y entusiasmo, casi conteniendo el aliento mientras tratabas de descifrar lo que pudieras del mapa. Finalmente, los resultados comenzaron a tomar forma Horus y te llevarías un trago amargo. El hombre parpadearía varias veces cuando terminaras tu trabajo esperando con ansias que fuera lo que estuviera esperando. — ¿Qué es? — Preguntó llenó de ansias, incapaz de ocultar su entusiasmo en sus ademanes y semblante. — ¿Está relacionado con Los Tribulantes? Hace años mi hija partió en busca de ellos y no he sabido nada sobre ella. Desde entonces he estado gastando toda mi fortuna viviendo en esta isla y tratando de conseguir pistas. ¿He tenido suerte con este mapa? — La mezcla de tristeza e intriga se habían apoderado del señor que ahora se encontraba más expectante que nunca.
Sin embargo, era momento de darle la noticia Horus, se trataba de un mapa antiguo de Las Islas Gecko, nada especial, nada con un tesoro, nada que pudiera ayudarlos. Si decidías darle la noticia, Marth suspiraría, apoyando las manos sobre la mesa mientras mirando el mapa con nostalgia con una leve sonrisa tratando de ocultar su tristeza. Pero, si le mentías podría actuar con esperanza e irse a su aventura tratando de seguir el mapa que le entregaras, viviendo una mentira para buscar a los tribulantes.
No obstante, sin importar cuál de los dos caminos tomaras con Marth, en ambos se levantaría de la mesa, dejando la bolsa de monedas como agradecimiento. — Gracias por tu ayuda. Quizás algún día encuentre lo que busco. Ojalá tú también encuentres lo que sea que persigues. — Con esas palabras, Marth se despediría y saldría de la taberna, dejándote nuevamente con el misterioso objeto que habías robado anteriormente.
Pero había que atar más clavos sueltos ¿verdad? Momentos después, el bullicio de la taberna pareció cambiar su tono repentinamente. Un hombre magullado y con el rostro marcado por golpes entró cojeando. — Kappa, no sé qué hacer necesito más tiempo. La reliquia que iba a usar para pagar mis deudas... desapareció justo cuando estaba pagando. Si no reúno el dinero para mañana, ya sabes lo que me harán esos malditos. — Su voz, aunque cansada, era firme al dirigirse al cantinero con confianza y camaradería.
Adivina Horus… desde tu rincón, podrías reconocer al hombre. Era el mismo al que le habías robado la esfera de oro que ahora estaba en tus piernas, se encontraba enfrentando las consecuencias de un destino que fuiste capaz de torcer en un solo instante. Horus, ahora es tu turno de actuar y decidir el desenlace de este capítulo en tu vida. ¿Permanecerás en las sombras, observando cómo se desarrolla esta nueva capa del misterio? ¿Te acercarás para confrontarlo o tal vez para intentar enmendar el daño hecho? ¿O decidirás marcharte antes de que la situación se complique más? Sea cual sea tu elección, los eventos de esta noche prometen marcar el inicio de algo mucho más grande aún sin llevarte pistas de los tribulantes.