[Diario] El comienzo de la glotonería

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Durante la pelea

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Os juro que no pude contenerme tronco. Tenía el brazo medio endurecido por el metal que me zampé y un hormigueo en el estómago que no era solo hambre; era emoción, o algo parecido. -¿Que pasa, tronqui?-, le dije a uno de los matones, plantándome frente a él como quien no teme ni a su sombra. El tío se giró, con un pescado medio podrido en la mano, y me soltó un gruñido que ni entendí, parecía cabreado por haberme puesto en su camino.

-Me estás vacilando, ¿verdad?... -respondió con cara de perro, claro, yo viendo esa situación solo pude soltar una sonrisilla, sonriendo y pensando: “Qué loco, tío. A lo mejor me gano una buena tunda,” pero algo en mí se había desatado, no se si era mi instinto de supervivencia... Coraje..... o que simplemente tenía hambre por tener la barriga vacía o llena con objetos para nada nutritivos. La adrenalina me recorría el cuerpo como si hubiese bebido cien tazas de café.

Lo siguiente fue rápido. El otro matón, un tipo con un brazo enorme y la mandíbula desencajada, alzó el puño para amenazar al abuelete. Y fue entonces que me decidí. Me lancé de cabeza. Literalmente. Me pegué un salto a si to rechulon ¿sabes? y, a mitad de aire, noté cómo mi brazo se transformaba de nuevo, por lo que esta vez aprovechando que estaba endurecido, traté de golpearlo, le solté una especie de gancho improvisado que lo dejó atontado por que yo era el best de la sala, el rey del flow, No era una técnica pulida ni mucho menos, era un Rookie en estas cosas, pero era lo suficientemente efectiva como para que se tambaleara.

-¿Estás de coña o qué? -murmuró, llevándose la mano a la sien, aturdido. Mientras tanto, el primer matón, el pibe ese del principio que era to desagradable, ya sabéis. se abalanzó sobre mí con un cuchillo. Noté la hoja pasar silbando a mi lado y, sin pensarlo, mordí el cuchillo de forma rápida, rompiendo la hoja y tragándomela al momento. Al tragar aquella hoja de metal. sentí como en mi nudillo derecho algo empezaba a formarse, por lo que me aparté con un y, en un giro, le solté un puñetazo del cual salió la hoja del cuchillo y le impacté en to el pecho, dejándole viendo las estrellas.