Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
23-01-2025, 10:19 PM
Ragn observa cómo Eirik desaparece entre los árboles, su andar firme y rodeado de escoltas dejando tras de sí una estela de autoridad y misterio. Su mente sigue ocupada por la sensación desconcertante que había sentido al intentar medirlo con su Haki de Observación. Ese vacío... Ese truco de ocultar la propia presencia. Lo conocía bien. Lo había usado en el pasado para despistar enemigos, para esconderse en momentos críticos. Pero verlo en alguien como Eirik, un líder aparentemente tan directo, lo hacía preguntarse cuántos secretos más guardaba ese hombre. Aquello lo incomodaba, y no era solo por Eirik. Había sentido otras presencias más fuertes de lo que esperaba entre los Buccaneers, y lo que era peor, estaba convencido de que no estaba percibiéndolo todo. En otro momento, quizás eso lo habría puesto en guardia, pero no hoy. Hoy, la presencia abrumadora de Tax a su lado era un escudo invisible. Ese faro brillante que era su amigo, una figura tan imponente que hacía que cualquier amenaza pareciera menos inmediata. En parte, eso era un alivio. Y en parte, también le recordaba que aún no había alcanzado ese nivel. Eso era bueno. El frío aire de la isla parecía más denso a su alrededor mientras procesaba todo esto. Pero entonces llegó la última frase de Tax. "Está aquí tu hermano."
Ragn se tensó casi de inmediato. Torrenirrh. Solo escuchar su nombre era suficiente para encender una chispa de irritación en su interior. No había ninguna relación más complicada en su vida que la que tenía con ese hombre. Su hermano menor. Más arrogante de lo que le correspondía, siempre buscando la forma de demostrar que era mejor que Ragn en todo. Sus enfrentamientos nunca habían sido únicamente físicos, eran batallas de palabras, de miradas, de egos chocando sin cesar. Así lo había querido Nosha y así sería por siempre. Y luego estaba el encuentro con su cuñada, hacía apenas unos meses. Ella hablaba de Torrenirrh con una mezcla de amor y orgullo que no podía ocultar. "Tu hermano está logrando cosas grandes en el East Blue. La gente habla de él como si fuera un rey." Ragn había disimulado su desdén, pero en su interior había un torbellino de emociones. ¿Era envidia? ¿Era frustración? ¿O simplemente fastidio? Intentaba no pensar mucho en aquel encuentro y en la nula explicación que le entregó a Airgid en su momento sobre este problema. Ragn respiró hondo. Se giró hacia Tax, que lo observaba con esa sonrisa que parecía un desafío disfrazado de invitación. —Claro que quiero verle —dijo finalmente, con una voz cargada de determinación. Su tono era firme, pero no lo suficientemente frío como para ocultar que ya se estaba preparando para la confrontación inevitable. Miró a su alrededor, al asentamiento que parecía demasiado tranquilo para la intensidad de lo que sentía. Su atención volvió a Tax.
—Aunque... Me sigue molestando no haber percibido nada de Eirik. Ocultar el poder de esa manera... Es inquietante. Y algunos de tus amigos aquí son más fuertes de lo que aparentan. Lo sabes, ¿no? —Claro que lo sabía, era el jodido Tax "El letal" uno de los cinco. Nada se le escapaba. Su mirada azul se clavó en los ojos de Tax, buscando algo más que una respuesta simple.— ¿Estás de mi lado si las cosas se tuercen? — Preguntó devolviéndole el golpe. Era una pregunta piadosa, creía saber la contestación, pero la vida pasaba muy rápido y la gente cambiaba a la misma velocidad. Sin ir más lejos, el mismo era el ejemplo. Por supuesto, conocía la respuesta. Tax nunca había flaqueado, nunca lo había traicionado, al menos a su padre. Pero las palabras salieron por pura costumbre, una forma de reafirmarse en ese momento. Ragn se cruzó de brazos, respiró hondo y añadió con una media sonrisa, casi desafiando al destino.
—Venga, vamos a buscarle. Será divertido. ¿No?— El rubio depositó su mochila en el suelo y de ella sacó un plato completamente envuelto.— Conozco a mi hermano. — Dice al tiempo que desenvolvía el plato. Era más abundante de lo que parecía. Le daba todo igual, lo dejó en el suelo y se sentó. — Hay que ir con energía, porque sabes cómo es. — Le miró. — Nos absorberá la nuestra. — Después otro plato, unos tenedores de madera y venga a comer. Era un sashimi la mar de majo y de tamaño colosal, el cual no tarda en comerse de dos bocados el vikingo. — ¡Come! — Le insta. — Han sido muchos años, he perfeccionado mi arte en la cocina. ¡Come! — Le vuelve a decir, con una sonrisa en la cara. No contento con aquello, también sacó un bote de ... ¿Aceite? y trasteó con el brazo, "cargando" aquel bicho metálico. Luego ya podrían ir donde el buen Tax quería ir.