
Lykos silver
Drake
25-01-2025, 02:43 AM
El eco de la voz de aquel tipo retumba en el fondo de la cueva, y durante unos instantes todo mi cuerpo se prepara para lo peor. “Cinco segundos”, repite mi mente mientras observo a cada uno de los seis que tenemos delante. Tres apuntan con armas de fuego, dos desenvainan katanas con rapidez, y el líder, ese que nos amenaza con tanta tranquilidad, permanece inmóvil como si no necesitara un arma para imponer respeto... vaya estupido.
A mi lado, Ungyo sujeta la cimitarra con determinación; tal vez aún sienta algo de culpa por aquella trampa que lo dejó colgando hace poco. Un poco más atrás de nosotros, ajenos en la sombra. Agyo estaba lidiando con la surreal escena de la doctora durmiendo entre sus brazos, lo cual me parecía que daba un toque absurdo de humor en una situación que debería ser todo menos graciosa. ¿Quién se duerme en un momento así? En fin. Pero tampoco es el momento de reprocharle nada; lo importante es que la pudiera mantener a salvo… y ojalá logre despertarla pronto, porque la necesitaremos.. espero que no, pero es lo mas seguro. podía ser capaz de sentir que en alguna parte, Fon due estaba presente, esperando a una señal, que raro. ¿Dónde estaría el pequeñajo?, la luz no daba demasiada ventaja como para encontrarlo... espero que tuviera algún plan interesante.
“Cinco segundos”, me vuelvo a decir, notando cómo la adrenalina me acelera el pulso. Con un ligero movimiento, coloco el escudo al frente, cubriendo buena parte de mi enorme torso. No me gusta que me apunten armas de fuego a la cara; me recuerda trabajos pasados donde las balas zumbaban a mi alrededor sin tregua, aquel trabajo en el que murió mi antiguo compañero
Mi voz, grave y seca, rompe el silencio tenso:
-¿Creéis que vamos a retroceder… por un simple ‘salid de aquí’? Tsk.- Lo que no me esperaba era que de un momento a otro, vi una pequeña figura atacar en la oscuridad y como Agyo aparecía desde las sombras de detrás como una bala recién disparada hacía los tiradores
-No tenéis ni idea, Tsk. -continúo, mi mirada clavada en el líder- de a quién le estáis hablando Tsk.- y en ese momento cargué directamente por el medio, con la lanza por delante y el escudo cubriéndome, tratando de partir su formación y atraer la atención de la mayoría de ellos para que ignoraran al resto de la banda, yo era el grande, yo era el que tenía que cubrirles, yo soy el bastión de la cruzada carmesí.
A mi lado, Ungyo sujeta la cimitarra con determinación; tal vez aún sienta algo de culpa por aquella trampa que lo dejó colgando hace poco. Un poco más atrás de nosotros, ajenos en la sombra. Agyo estaba lidiando con la surreal escena de la doctora durmiendo entre sus brazos, lo cual me parecía que daba un toque absurdo de humor en una situación que debería ser todo menos graciosa. ¿Quién se duerme en un momento así? En fin. Pero tampoco es el momento de reprocharle nada; lo importante es que la pudiera mantener a salvo… y ojalá logre despertarla pronto, porque la necesitaremos.. espero que no, pero es lo mas seguro. podía ser capaz de sentir que en alguna parte, Fon due estaba presente, esperando a una señal, que raro. ¿Dónde estaría el pequeñajo?, la luz no daba demasiada ventaja como para encontrarlo... espero que tuviera algún plan interesante.
“Cinco segundos”, me vuelvo a decir, notando cómo la adrenalina me acelera el pulso. Con un ligero movimiento, coloco el escudo al frente, cubriendo buena parte de mi enorme torso. No me gusta que me apunten armas de fuego a la cara; me recuerda trabajos pasados donde las balas zumbaban a mi alrededor sin tregua, aquel trabajo en el que murió mi antiguo compañero
Mi voz, grave y seca, rompe el silencio tenso:
-¿Creéis que vamos a retroceder… por un simple ‘salid de aquí’? Tsk.- Lo que no me esperaba era que de un momento a otro, vi una pequeña figura atacar en la oscuridad y como Agyo aparecía desde las sombras de detrás como una bala recién disparada hacía los tiradores
-No tenéis ni idea, Tsk. -continúo, mi mirada clavada en el líder- de a quién le estáis hablando Tsk.- y en ese momento cargué directamente por el medio, con la lanza por delante y el escudo cubriéndome, tratando de partir su formación y atraer la atención de la mayoría de ellos para que ignoraran al resto de la banda, yo era el grande, yo era el que tenía que cubrirles, yo soy el bastión de la cruzada carmesí.