Lobo Jackson
Moonwalker
25-01-2025, 07:09 PM
La puerta del Cuerno Frío se abrió con un golpe seco y repentino.
¿Habría sido el viento gélido del exterior? ¿Una ráfaga salvaje que buscaba enfriar los cogotes expuestos de los parroquianos de la taberna? Pero el espíritu de la Tramontana, con sus ráfagas polares que propulsan las naves hacia los lejanos mares del sur, no había sido el culpable del portazo.
Entonces, ¿tal vez se trataba de aquella misteriosa persona que había abandonado el local hacía apenas un momento? La misma que con ademanes prestos, movimientos medidos y extraño cometido había penetrado hasta el fondo del local para luego marcharse, acompañada del mismo silencio con la que había accedido.
Pero la figura envuelta con un impresionante abrigo de piel confeccionado a mano, blanco y peludo como la piel de un oso polar, nada tenía que ver con la persona antes mencionada. Pronto atravesó el umbral hacia el local, cerrando la puerta tras de sí.
Para los oriundos de Skjoldheim, aquella persona era una completo desconocida. Pero para alguien proveniente del East Blue, o cualquiera que hubiera visto su rostro en los carteles de Wanted, sospecharía de su identidad.
El rostro de morfología lupina cubierto de pelaje azul cobalto, acompañado por unos movimientos que derrochaban estilo allá por donde pasaba, delatarían su identidad como Lobo Jackson igual que si llevara un cartel con su nombre colgado sobre el pecho.
Se dirigió hacia el interior de la taberna con pasos ágiles y prestos, moviéndose entre las mesas con la facilidad y gracia de un folio al viento. A veces dando algún que otro giro sobre sí mismo, agarrando los bordes de su abrigo con decisión y luego dando un ligero saltito, dejando atrás las mesas para acercarse hasta la barra.
El camarero de barba poblada y cubierta de espalda le dedicó una mirada que sería digna de las rimas de un bufón real, pues la sorpresa mezclada con la incredulidad y el ligero desprecio trataron de hacerse hueco en el limitado espacio del rostro descubierto del hombre, quien se había quedado quieto con la copa que limpiaba entre sus manos.
- Buenos días-gara, ¿dónde está el baño-gara? - Preguntó Jackson con acento marcado.
El hombre señaló con la mano hacia una puerta en el lateral del local, a la que el lobo se dirigió con presteza. Había llegado con una vejiga completamente llena y era imperativo vaciarla en un retrete apropiado, pues aunque pudiera parecer un perro, no el hacía ilusión de marcar territorio junto a un árbol cuya corteza estaba tan congelada como la nieve de los alrededores.
¿Habría sido el viento gélido del exterior? ¿Una ráfaga salvaje que buscaba enfriar los cogotes expuestos de los parroquianos de la taberna? Pero el espíritu de la Tramontana, con sus ráfagas polares que propulsan las naves hacia los lejanos mares del sur, no había sido el culpable del portazo.
Entonces, ¿tal vez se trataba de aquella misteriosa persona que había abandonado el local hacía apenas un momento? La misma que con ademanes prestos, movimientos medidos y extraño cometido había penetrado hasta el fondo del local para luego marcharse, acompañada del mismo silencio con la que había accedido.
Pero la figura envuelta con un impresionante abrigo de piel confeccionado a mano, blanco y peludo como la piel de un oso polar, nada tenía que ver con la persona antes mencionada. Pronto atravesó el umbral hacia el local, cerrando la puerta tras de sí.
Para los oriundos de Skjoldheim, aquella persona era una completo desconocida. Pero para alguien proveniente del East Blue, o cualquiera que hubiera visto su rostro en los carteles de Wanted, sospecharía de su identidad.
El rostro de morfología lupina cubierto de pelaje azul cobalto, acompañado por unos movimientos que derrochaban estilo allá por donde pasaba, delatarían su identidad como Lobo Jackson igual que si llevara un cartel con su nombre colgado sobre el pecho.
Se dirigió hacia el interior de la taberna con pasos ágiles y prestos, moviéndose entre las mesas con la facilidad y gracia de un folio al viento. A veces dando algún que otro giro sobre sí mismo, agarrando los bordes de su abrigo con decisión y luego dando un ligero saltito, dejando atrás las mesas para acercarse hasta la barra.
El camarero de barba poblada y cubierta de espalda le dedicó una mirada que sería digna de las rimas de un bufón real, pues la sorpresa mezclada con la incredulidad y el ligero desprecio trataron de hacerse hueco en el limitado espacio del rostro descubierto del hombre, quien se había quedado quieto con la copa que limpiaba entre sus manos.
- Buenos días-gara, ¿dónde está el baño-gara? - Preguntó Jackson con acento marcado.
El hombre señaló con la mano hacia una puerta en el lateral del local, a la que el lobo se dirigió con presteza. Había llegado con una vejiga completamente llena y era imperativo vaciarla en un retrete apropiado, pues aunque pudiera parecer un perro, no el hacía ilusión de marcar territorio junto a un árbol cuya corteza estaba tan congelada como la nieve de los alrededores.