Takahiro
La saeta verde
11-08-2024, 03:03 PM
(Última modificación: 11-08-2024, 03:03 PM por Takahiro.)
Apenas habían pasado unos pocos minutos desde que comenzó a caminar y vigilar aquella zona, el peliverde se paró y bostezó con ganas, estirándose hasta notar un leve crujido en sus huesos y articulaciones y sentir un breve estado de bienestar físico. No le gustaba tener que trabajar a esas horas tan intempestivas. La noche era para estar de jolgorio con los amigos o para dormir, no para dar vueltas custodiando una obra. Sin embargo, no le quedaba otra.
«Que aburrimiento», dijo para sus adentros cuando escuchó a alguien hablar no muy lejos de allí.
Instintivamente agarró el mango de su espada y se fue acercando hacia donde había escuchado gente hablar, sin embargo, tan solo se topó casi de frente con un hombre, cuyos pasos erráticos y hedor a alcohol le hacía ver que estaba borracho; demasiado borracho.
—Tenga cuidado señor, que se va a caer —le dijo el peliverde, al notar como el hombre se agachaba durante un instante. No se fiaba mucho de las personas borrachas, ya que no era normal que alguien se fuera solo a beber a una obra de noche. ¿Estaría huyendo de alguien? ¿Quizá se había perdido y decidió que era buena idea sentarse a ver el mar? Todo era posible. La noche albergaba horrores y muchas preguntas sin respuestas.
No obstante, lo que había ocurrido no era que el borracho fuera a besar el suelo de manera inconsciente, sino que se había agachado para soltar la botella que tenía en sus manos. Continuó siguiendo al hombre con la mirada hasta que se alejo de allí para ver la botella con más detenimiento.
«¿Qué habrá bebido este tío? Le ha pegado fuerte», pensó el marine, al mismo tiempo que sonaba su den den mushi.
—Perfecto —le contestó—. Aquí tan solo había un borracho bebiendo —le dijo—. Yo creo que voy a echar un ojo dentro de la lona. Esto parece completamente despejado. Tened cuidado.
Tras ello, el marine se acercaría a la carpa con cautela y poco a poco con la intención de investigar si había algo raro dentro del taller. Sí él fuera un delincuente intentaría estar fuera de la vista de cualquier fisgón, ¿qué mejor lugar que un sitio cubierto?
«Que aburrimiento», dijo para sus adentros cuando escuchó a alguien hablar no muy lejos de allí.
Instintivamente agarró el mango de su espada y se fue acercando hacia donde había escuchado gente hablar, sin embargo, tan solo se topó casi de frente con un hombre, cuyos pasos erráticos y hedor a alcohol le hacía ver que estaba borracho; demasiado borracho.
—Tenga cuidado señor, que se va a caer —le dijo el peliverde, al notar como el hombre se agachaba durante un instante. No se fiaba mucho de las personas borrachas, ya que no era normal que alguien se fuera solo a beber a una obra de noche. ¿Estaría huyendo de alguien? ¿Quizá se había perdido y decidió que era buena idea sentarse a ver el mar? Todo era posible. La noche albergaba horrores y muchas preguntas sin respuestas.
No obstante, lo que había ocurrido no era que el borracho fuera a besar el suelo de manera inconsciente, sino que se había agachado para soltar la botella que tenía en sus manos. Continuó siguiendo al hombre con la mirada hasta que se alejo de allí para ver la botella con más detenimiento.
«¿Qué habrá bebido este tío? Le ha pegado fuerte», pensó el marine, al mismo tiempo que sonaba su den den mushi.
—Perfecto —le contestó—. Aquí tan solo había un borracho bebiendo —le dijo—. Yo creo que voy a echar un ojo dentro de la lona. Esto parece completamente despejado. Tened cuidado.
Tras ello, el marine se acercaría a la carpa con cautela y poco a poco con la intención de investigar si había algo raro dentro del taller. Sí él fuera un delincuente intentaría estar fuera de la vista de cualquier fisgón, ¿qué mejor lugar que un sitio cubierto?