
Asradi
Völva
27-01-2025, 12:31 PM
Por todas las raspas oceánicas. Aquello estaba siendo un total espectáculo. La mirada de Asradi se entornó más de una vez, al igual que su ceja se había enarcado ya un par de veces, con las reacciones de aquel hombre. Ahora bien, contempló al anciano pues parecía más preocupada por el susodicho que por el otro varón en cuestión, quien se jactaba de ser mejor cazador que ella en el mar. Y no dudaba que los hubiese, pero estaba segura de que no eran humanos. No era una cuestión de racismo, ni mucho menos, pero sí de capacidades para ello. ¿De verdad creía que le iba a ganar en una competición de pesca o de cacería en el mar? Bueno, al menos ella se divertiría un rato. Y, no solo eso, si el anciano estaba hambriento podría pescar para él, aunque no le conociese de nada. Pero, al fin y al cabo, si estaba en apuros y no podía subsistir, debería pedir ayuda al respecto. No era mucho lo que Asradi pudiese hacer, pero sí pescar una buena cantidad de peces para que el anciano los pudiese comer. O salar y secar para su conservación y consumo posterior.
— ¿Estáis seguros de que esa cosa aguantará? — Preguntó de inmediato en cuanto vió el pequeño bote pesquero, el cual tenía la vela tan desgastada que la sirena no estaba segura de si aguantará una mínima racha de viento.
Incluso nadó un poco alrededor, como si se estuviese cerciorando. Intentó quitarles esa idea de la cabeza, aunque sí era verdad que los mejores peces estaban en mar abierto, pero fue inútil.
El chico estaba totalmente convencido, quizás cegado por su orgullo.
Hombres.
Y ahora tenía que guiarles. ¿No tenían ninguna idea de navegación, acaso? Quería suponer que, al menos, el ancianito sí, ya que el bote de vela era suyo. O eso suponía Asradi.
— Como queráis, luego no digáis que no os he avisado. — Se encogió de hombros y comenzó a nadar, intercalando entre eso y sumergirse por unos pocos segundos de vez en cuando, aunque dejaba una estela de agua que era perfectamente visible para ambos.
De momento y, por fortuna para todos, el cielo estaba despejado y el mar en calma, lo que auguraba un probable día tranquilo. Tras media hora a buen ritmo, llegaron a la zona que la sirena les había indicado. En medio del mar, solo arrullados por el sonido del oleaje, el viento y alguna gaviota pasajera.
Tras asegurarse de que no había peligro por los alrededores, aunque nunca se sabía cuando se estaba en el océano, volvió a centrarse en ambos hombres.
— Poned vosotros las condiciones del reto, yo me puedo adaptar sin problema. — Sonrió con algo de picardía, mientras flotaba y vigilaba las corrientes, desde su lugar.
— ¿Estáis seguros de que esa cosa aguantará? — Preguntó de inmediato en cuanto vió el pequeño bote pesquero, el cual tenía la vela tan desgastada que la sirena no estaba segura de si aguantará una mínima racha de viento.
Incluso nadó un poco alrededor, como si se estuviese cerciorando. Intentó quitarles esa idea de la cabeza, aunque sí era verdad que los mejores peces estaban en mar abierto, pero fue inútil.
El chico estaba totalmente convencido, quizás cegado por su orgullo.
Hombres.
Y ahora tenía que guiarles. ¿No tenían ninguna idea de navegación, acaso? Quería suponer que, al menos, el ancianito sí, ya que el bote de vela era suyo. O eso suponía Asradi.
— Como queráis, luego no digáis que no os he avisado. — Se encogió de hombros y comenzó a nadar, intercalando entre eso y sumergirse por unos pocos segundos de vez en cuando, aunque dejaba una estela de agua que era perfectamente visible para ambos.
De momento y, por fortuna para todos, el cielo estaba despejado y el mar en calma, lo que auguraba un probable día tranquilo. Tras media hora a buen ritmo, llegaron a la zona que la sirena les había indicado. En medio del mar, solo arrullados por el sonido del oleaje, el viento y alguna gaviota pasajera.
Tras asegurarse de que no había peligro por los alrededores, aunque nunca se sabía cuando se estaba en el océano, volvió a centrarse en ambos hombres.
— Poned vosotros las condiciones del reto, yo me puedo adaptar sin problema. — Sonrió con algo de picardía, mientras flotaba y vigilaba las corrientes, desde su lugar.