Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Aventura] El color de la nieve [T6]
Octojin
El terror blanco
El viento helado golpeó con fuerza el rostro de Octojin mientras salía de la taberna, dejando atrás el calor y el murmullo del lugar. Apenas dio unos pasos cuando un mareo inesperado le hizo tambalearse. ¿Qué le pasaba? ¿Había sido el cambio de temperatura? Instintivamente, apoyó una mano en la pared más cercana, de la propia taberna, sintiendo cómo su visión comenzaba a nublarse y sus sentidos se desdibujaban.

¿Qué demonios…? Algo le había sentado mal, de eso no había duda. Una mezcla de náuseas y vértigo se apoderaba de él, hasta un punto en el que estuvo a punto de vomitar.

El gyojin parpadeó varias veces, tratando de enfocar su entorno. La nieve que caía parecía danzar de manera antinatural, las sombras de los edificios se alargaban y encogían como si tuvieran vida propia. Joder, todo esto parecía un viaje de cuando era joven y tomaba esas pastillitas de colores que tanto te nublaban la mente. Su agudo oído captaba ruidos que no lograba identificar: un zumbido constante y un eco lejano que le hacía dudar de si lo que escuchaba era real. Recordó la bebida que aceptó del hombre en la taberna. ¿Había sido un error confiar en ese tipo? ¿Le habrían puesto algo en el trago? No, seguro que no. ¿Por qué?

La culpa comenzó a carcomerlo. Había bajado la guardia, algo que jamás se hubiera permitido en otras circunstancias. ¿No era así como se cerraban los tratos y se obtenía información? Se reprochó mentalmente, luchando por mantener el equilibrio.

En ese momento, algo llamó su atención. A unos treinta metros de distancia, distinguió a tres figuras llevándose a una cuarta hacia un callejón oscuro. Entrecerró los ojos, tratando de discernir lo que estaba sucediendo, pero su visión borrosa y la distancia le jugaron una mala pasada. Joder, justo en ese momento se el tenía que nublar la puta vista. Sus instintos animales no detectaron sangre ni señales de violencia, pero algo en la escena le resultaba inquietante. ¿Para qué se la llevaban allí? Seguro que para hacer algo que querían ocultar. Las desapariciones de las que había oído hablar en la taberna pasaron por su mente como un relámpago. Claro, seguro que era eso. Sin embargo, su estado no era el mejor para investigar.

Su cuerpo quería moverse, seguirlos, pero su estado lo mantenía anclado en el sitio. Vaya mierda, seguro que en otra ocasión ya tendría un hilo del que tirar...

Unos pasos firmes sobre la nieve lo hicieron girar la cabeza. Frente a él apareció una mujer de aspecto imponente. Su cabello negro caía como una cascada de tinta hasta su cintura, y su piel, pálida como la nieve bajo sus pies, contrastaba con sus intensos ojos carmesíes. A su lado, dos hombres con espadas envainadas la flanqueaban como escoltas silenciosos. Su presencia irradiaba autoridad y elegancia. Pero, ¿de quién se trataba? La mujer le pidió echarse a un lado para entrar en la taberna con una voz suave, pero firme. Su mirada parecía atravesarlo, como si pudiera leer sus pensamientos. Pero el escualo no se apartó y aprovechó para hablar con la mujer.

Aunque el habitante del mar tardó un segundo en reaccionar. Era como si todo en su cuerpo fuese más lento de lo normal, incluso su mente. La mujer parecía ajena a su evidente malestar, como si no le importara en lo más mínimo su estado. Mientras ella esperaba, el gyojin intentó enderezarse, apoyándose aún en la pared para no caer.

—Un momento… —murmuró, carraspeando para recuperar la voz— Necesito ayuda. Me siento… mal. ¿Conoce a algún médico cerca de aquí?

El tipo sentía cómo la mujer le dedicaba una breve mirada que podría interpretarse como curiosidad, molestia o ambas cosas. O vete a saber, lo que veía y el gyojin y la realidad no parecían ir de la mano.

El escualo respiró hondo, tratando de calmar su mente. Volvió la vista hacia el grupo de hombres en el callejón, pero ya no estaban. Aquello no hacía más que alimentar su paranoia. ¿Qué era real y qué no de todo aquello? Joder... Maldita taberna. ¿Y si todo era un sueño?

Determinó que quedarse quieto no era una opción. Si la mujer no quería ayudar, tal vez alguien más lo haría. Si aquella mujer no le contestaba, o directamente le decía que no le podía ayudar, se dirigiría hacia cualquier grupo de personas que caminaran cerca, notando sus pasos torpes y desorientados por el malestar.

—Disculpen —diría con voz grave, tratando de no parecer tan afectado como se sentía—. Estoy buscando a un médico. Me siento… mal. ¿Conocen a alguien que pueda ayudar?

Las palabras salieron más ásperas de lo que pretendía, pero esperaba que fueran suficientes para captar la atención de alguien. Entrar a la taberna nuevamente estaba descartado; la idea de que alguien allí lo hubiera envenenado le revolvía el estómago tanto como lo hacía la bebida que había ingerido. Su mente se debatía entre culpar al tabernero, al hombre de la barba rojiza o incluso a su propia ingenuidad.

Con el frío calándole los huesos y la vista aún algo nublada, Octojin supo que su próxima decisión podría ser crucial. Si no encontraba ayuda pronto, este juego de sombras y nieve podría tornarse mucho más peligroso. E incluso acabar antes de casi empezar.
#6


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El color de la nieve [T6] - por Kurokaze Masaru - 08-01-2025, 05:57 AM
RE: El color de la nieve [T6] - por Octojin - 08-01-2025, 03:45 PM
RE: El color de la nieve [T6] - por Kurokaze Masaru - 11-01-2025, 05:02 AM
RE: El color de la nieve [T6] - por Octojin - 14-01-2025, 11:21 AM
RE: El color de la nieve [T6] - por Kurokaze Masaru - 25-01-2025, 09:11 PM
RE: El color de la nieve [T6] - por Octojin - 27-01-2025, 07:52 PM

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