Panda
JANAI
27-01-2025, 09:56 PM
Panda dejo un rato a su tripulación en el Baratie, para indagar los mares del North con su pequeña y confiable lanchita. Así fue como llego a Flevance, donde desembarco cerca del puerto, y se dirigió al pueblo Torino, para realizar intercambios y vender sus nuevos productos en aquel nuevo mercado. Allí mismo, Panda hizo afán de sus contactos como mercader, para abrirse un humilde puesto donde exhibir sus materias primas, recién traídas de los mares del East.
Una vez instalado, Panda espero pacientemente a la llegada de sus primeros compradores, tomando un rico tecito de bambu para calentarse del fuerte invierno. En eso, Panda escucho ciertos murmullos cerca de su puesto, algo sobre un hombre fuerte y fornido, con brazo de metal que llego solo en un bote. Allí Panda tuvo un pequeño dejabu, al ver nuevamente al hombre de melena dorada, alto y de grandes pectorales.
-Waw, que pequeño es el mundo, quien diría que nos volveríamos a encontrar en estos mares- Dijo Panda con una sonrisa entre sus cachetes regordetes.
Con cada paso que daba el coloso, el piso vibraba, similar a como lo hacia Panda, solo que en vez de ser peso de gordura, aquello era puro musculo macizo. El vikingo observo las especias y frutas de Panda, pero alargo su brazo hacia un pequeño frasco con polvo dorado.
Con solo una mirada, Panda entendió de inmediato lo que aquel hombre anhelaba, después de todo no era la primera vez que comerciaba con aquel revolucionario famoso.
-Supongo que buscas esto- Dijo Panda sacando una caja negra con bordes de bronce.
-Como siempre es un placer hacer negocios con usted señor Ragnherid.
Una vez instalado, Panda espero pacientemente a la llegada de sus primeros compradores, tomando un rico tecito de bambu para calentarse del fuerte invierno. En eso, Panda escucho ciertos murmullos cerca de su puesto, algo sobre un hombre fuerte y fornido, con brazo de metal que llego solo en un bote. Allí Panda tuvo un pequeño dejabu, al ver nuevamente al hombre de melena dorada, alto y de grandes pectorales.
-Waw, que pequeño es el mundo, quien diría que nos volveríamos a encontrar en estos mares- Dijo Panda con una sonrisa entre sus cachetes regordetes.
Con cada paso que daba el coloso, el piso vibraba, similar a como lo hacia Panda, solo que en vez de ser peso de gordura, aquello era puro musculo macizo. El vikingo observo las especias y frutas de Panda, pero alargo su brazo hacia un pequeño frasco con polvo dorado.
Con solo una mirada, Panda entendió de inmediato lo que aquel hombre anhelaba, después de todo no era la primera vez que comerciaba con aquel revolucionario famoso.
-Supongo que buscas esto- Dijo Panda sacando una caja negra con bordes de bronce.
-Como siempre es un placer hacer negocios con usted señor Ragnherid.