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Julius Basileus
El Ogro
28-01-2025, 05:29 AM
Nada parecía calmar a aquella gente y sus acusaciones pues para ellos ya era una verdad absoluta que yo había robado un bote. Ir al "Pie de Gigante" era mi última opción, un lugar donde podía meditar las cosas sin ser discriminado arduamente como lo estaba siendo en plena ciudad. Aunque una vez dentro del bar el efecto sobre los clientes fue parecido, estos dejaron sus bebidas y se largaron del lugar, no querían nada que ver conmigo. Ya a este punto era demasiado y no sabía que hacer, pues este problema no tenía una cara reconocible la cual romper a puñetazos, o no por ahora.
El cantinero también parecía afectado por todo aquello, más que nada por la pérdida de su clientela del día así como así. — ¡Aaaaaaaaaahhhhhhhh! ¡Ya no se que hacer! — Gritaba mientras me agarraba los pelos intentando tener una idea de que hacer ahora para resolver aquél problema. Fue cuando el señor cantinero me habló sobre aquellos rumores pero con su tono de voz supe que el no creía que fuese cierto. — Si tuviera alguna pista para encontrar a estos tipos tal vez tenga una chance de limpiar mi nombre. ¡No es justo que llevo semanas ahorrando para comprarme un barco y ahora vengan con que me he robado un bote! Como les agarre les voy a-. —
Gritaba mientras hacía como si estuviese ahogando a alguien con mis manos. Afortunadamente un foco parecía alumbrar dentro de mi cerebro en aquél instante, pues había olvidado una de las mayores reglas de las calles; si querías información debías ir a por el cantinero. En aquél momento me giré hacía el cantinero y en vez de hacer una reverencia me tiré en el piso como tabla, pidiéndole que me comparta cierta información. — ¡Por favor señor cantinero, dígame dónde puedo encontrarlos! Porfa porfa porfa. —
El cantinero también parecía afectado por todo aquello, más que nada por la pérdida de su clientela del día así como así. — ¡Aaaaaaaaaahhhhhhhh! ¡Ya no se que hacer! — Gritaba mientras me agarraba los pelos intentando tener una idea de que hacer ahora para resolver aquél problema. Fue cuando el señor cantinero me habló sobre aquellos rumores pero con su tono de voz supe que el no creía que fuese cierto. — Si tuviera alguna pista para encontrar a estos tipos tal vez tenga una chance de limpiar mi nombre. ¡No es justo que llevo semanas ahorrando para comprarme un barco y ahora vengan con que me he robado un bote! Como les agarre les voy a-. —
Gritaba mientras hacía como si estuviese ahogando a alguien con mis manos. Afortunadamente un foco parecía alumbrar dentro de mi cerebro en aquél instante, pues había olvidado una de las mayores reglas de las calles; si querías información debías ir a por el cantinero. En aquél momento me giré hacía el cantinero y en vez de hacer una reverencia me tiré en el piso como tabla, pidiéndole que me comparta cierta información. — ¡Por favor señor cantinero, dígame dónde puedo encontrarlos! Porfa porfa porfa. —