Lobo Jackson
Moonwalker
11-08-2024, 07:48 PM
Gracias al valeroso esfuerzo de los marineros que se habían animado a seguirle, y al impecable dominio del timón por parte de Hato, el buque iba en viento en popa alejándose de Oykot a merced de un temporal favorable. Los miembros restantes de la tripulación habían demostrado una auténtica gala de profesionalidad y sangre fría cuando, a pesar de contemplar los restos mutilados de quienes habían sido sus compañeros, se pusieron manos a la obra para limpiar la cubierta y mover a los muertos con el mayor respeto posible.
Conmovido, el mink había echado una mano en los rituales funerarios al colocar telas sobre los fallecidos y poner de su parte para limpiar la cubierta. No era un hombre de mar, no sabía navegar y mucho menos comprendía cómo funcionaban los aparejos del buque, pero sí sabía cómo utilizar una fregona y, ¡maldita sea! Aquella cubierta iba a quedar brillante y prístina.
Claro que para el resto de observadores, todo lo que veían era un a un hombre lobo extremadamente dedicado a las labores de limpieza que se marcaba unos absurdos, pero verdaderamente eficientes pasos de baile con la fregona, que de participar en un concurso de danza le tendrían que clavar la cinta de la medalla de oro al mango.
- ¡Seguid así, muchachos-gara! - Exclamaba Jackson con energía mientras sujetaba el instrumento de limpieza. - ¡Sigamos al viento-gara! -
Cuando de pronto el sonido de un motor de lancha pequeño resonó en la lejanía seguido de una silueta rojiza que dejaba una estela blanquecina sobre el mar. Gracias al viento que llegaba tras ellos, el mink olfateó el aroma del hombre que les había contratado aquella mañana.
- Así que ha estado observando el lío todo este tiempo. - Pensó para sí. - Supongo que esto facilita las cosas. -
En cuanto el hombre saludó desde el lateral del barco, los marineros se miraron extrañados. Pero pronto su confusión podría convertirse en alerta en cuanto vieron que lanzaban cabos desde la pequeña embarcación con la intención de abordar al tiempo que solicitaban la entrega de la mercancía de la bodega. Lobo Jackson, quien había tomado cariño de aquellos hombres y sentía que por lo menos les debía una explicación sincera que recompensara su enorme dedicación, comenzó a hablar.
- ¡Atención, mis queridos compañeros-gara! - Al hablar, utilizaba la punta del mango de la fregona como si fuera un micrófono. - ¡Antes de que digáis nada tengo que deciros algo importante-gara! Lo que estáis viendo ahora es una operación estratégica que nos beneficiará a todos-gara. -
Se subió sobre un barril cercano a la vela mayor como si de un podio se tratase. - ¡Sé que cada uno de vosotros conoce lo que es trabajar de sol a sol sin ver siquiera una buena recompensa-gara! Pero hoy, ¡hoy ha llegado una oportunidad para conseguir un futuro mejor-gara! La mercancía que portáis en la bodega viene de quienes no comprenden su valor, pero nosotros sí sabemos lo que vale-gara. -
Se llevó la mano al pecho y habló desde el fondo de su corazón. - Con vuestra ayuda podemos conseguir que esta mercancía llegue a manos de quienes sabrán valorarla y utilizarla como es debido, de llegar a quienes sí la necesitan, de gente que os recompensará justamente-gara. - De aquella última parte no tenía ni idea, pero esperaba que su contratista aflojara la mosca y les diera a los marineros un merecido pago por su servicio.
- ¡En lugar de dejarnos llevar por la duda, unámonos como hermanos de mar para una causa mayor-gara! - Bajó del mástil y comenzó a andar en dirección hacia el bote de los Blackmore. - Y después podréis regresar a casa y dar a vuestros amigos la despedida que se merecen-gara. - Se asomó por el borde y miró al hombre que le había contratado, guiñándole el ojo con confianza.
Conmovido, el mink había echado una mano en los rituales funerarios al colocar telas sobre los fallecidos y poner de su parte para limpiar la cubierta. No era un hombre de mar, no sabía navegar y mucho menos comprendía cómo funcionaban los aparejos del buque, pero sí sabía cómo utilizar una fregona y, ¡maldita sea! Aquella cubierta iba a quedar brillante y prístina.
Claro que para el resto de observadores, todo lo que veían era un a un hombre lobo extremadamente dedicado a las labores de limpieza que se marcaba unos absurdos, pero verdaderamente eficientes pasos de baile con la fregona, que de participar en un concurso de danza le tendrían que clavar la cinta de la medalla de oro al mango.
- ¡Seguid así, muchachos-gara! - Exclamaba Jackson con energía mientras sujetaba el instrumento de limpieza. - ¡Sigamos al viento-gara! -
Cuando de pronto el sonido de un motor de lancha pequeño resonó en la lejanía seguido de una silueta rojiza que dejaba una estela blanquecina sobre el mar. Gracias al viento que llegaba tras ellos, el mink olfateó el aroma del hombre que les había contratado aquella mañana.
- Así que ha estado observando el lío todo este tiempo. - Pensó para sí. - Supongo que esto facilita las cosas. -
En cuanto el hombre saludó desde el lateral del barco, los marineros se miraron extrañados. Pero pronto su confusión podría convertirse en alerta en cuanto vieron que lanzaban cabos desde la pequeña embarcación con la intención de abordar al tiempo que solicitaban la entrega de la mercancía de la bodega. Lobo Jackson, quien había tomado cariño de aquellos hombres y sentía que por lo menos les debía una explicación sincera que recompensara su enorme dedicación, comenzó a hablar.
- ¡Atención, mis queridos compañeros-gara! - Al hablar, utilizaba la punta del mango de la fregona como si fuera un micrófono. - ¡Antes de que digáis nada tengo que deciros algo importante-gara! Lo que estáis viendo ahora es una operación estratégica que nos beneficiará a todos-gara. -
Se subió sobre un barril cercano a la vela mayor como si de un podio se tratase. - ¡Sé que cada uno de vosotros conoce lo que es trabajar de sol a sol sin ver siquiera una buena recompensa-gara! Pero hoy, ¡hoy ha llegado una oportunidad para conseguir un futuro mejor-gara! La mercancía que portáis en la bodega viene de quienes no comprenden su valor, pero nosotros sí sabemos lo que vale-gara. -
Se llevó la mano al pecho y habló desde el fondo de su corazón. - Con vuestra ayuda podemos conseguir que esta mercancía llegue a manos de quienes sabrán valorarla y utilizarla como es debido, de llegar a quienes sí la necesitan, de gente que os recompensará justamente-gara. - De aquella última parte no tenía ni idea, pero esperaba que su contratista aflojara la mosca y les diera a los marineros un merecido pago por su servicio.
- ¡En lugar de dejarnos llevar por la duda, unámonos como hermanos de mar para una causa mayor-gara! - Bajó del mástil y comenzó a andar en dirección hacia el bote de los Blackmore. - Y después podréis regresar a casa y dar a vuestros amigos la despedida que se merecen-gara. - Se asomó por el borde y miró al hombre que le había contratado, guiñándole el ojo con confianza.