Raiga Gin Ebra
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29-01-2025, 08:30 PM
La neblina venenosa envuelve a Torrenirrh en el momento exacto en que su ataque cae en el vacío. La confusión se dibuja en su rostro por un instante. Sus ojos se entrecierran, intentando comprender qué ha ocurrido, pero la respuesta llega demasiado tarde. Para cuando reacciona, ya has movido tu cuerpo con rapidez, lanzándote en un ángulo que le obliga a girar sobre sus pies.
Su respiración se vuelve más pesada por un momento, el gas de ozono ha comenzado a hacer su trabajo. Pero Torrenirrh no es alguien que se deje intimidar con facilidad. Aprieta la empuñadura de su gran espada con ambas manos, sintiendo la familiaridad del arma como un ancla en medio de la incertidumbre. Un rugido de esfuerzo escapa de sus labios mientras alza la espada en un potente movimiento descendente, cubriéndola de Haki de Armadura.
El golpe impacta el suelo con una fuerza titánica.
El estruendo resuena como un trueno en la tundra. El terreno bajo vuestros pies se parte, abriéndose en una fractura enorme que se extiende en todas direcciones. La onda de choque barre la zona como un vendaval invisible, levantando la nieve y el polvo en una cortina cegadora. El impacto es tan brutal que uno de los aliados de Torrenirrh cae de espaldas al suelo con un grito ahogado, mientras los otros cuatro deben aferrarse con fuerza a sus armas y a cualquier punto de apoyo que puedan encontrar para no perder el equilibrio.
Pero el golpe, aunque devastador, no es perfecto. Torrenirrh cede ligeramente hacia atrás tras la colisión, manteniendo una postura quebrada por el propio impacto. Se da cuenta de que algo no ha salido como esperaba. Su respiración se acelera y, por primera vez en la batalla, sonríe.
—Heh... —Una breve risa escapa de su garganta mientras blande su espada una vez más, girándola con destreza entre sus manos—. Sigues con esos trucos de mierda.
Pero antes de que pueda lanzarse de nuevo, una tos violenta lo interrumpe. Dos toses, luego una tercera. Su mano izquierda se desliza instintivamente hacia su boca, y cuando la retira, pequeñas gotas de sangre quedan en su palma.
Torrenirrh frunce el ceño. Su lengua prueba la sangre con desagrado, y sus ojos brillan con furia renovada. Su respiración aún es estable, pero siente el peso de algo más en su cuerpo. Ese gas... ese jodido gas. Aprieta los dientes.
—Así que así quieres jugar, ¿eh? —murmura, sin apartar la vista de ti.
Su agarre en la empuñadura se intensifica, y sin más preámbulos, se lanza hacia adelante. Sus músculos se tensan en el aire gélido, y su velocidad aumenta de manera alarmante. Es un movimiento limpio, brutal, sin la más mínima duda en su ejecución.
La espada, reforzada con Haki de Armadura hasta el filo mismo, se dirige a ti en un tajo ascendente diagonal, con la clara intención de abrirte desde la cintura hasta el hombro derecho.
El impacto es inminente mientras el viento silba a su paso.
Y el combate apenas ha comenzado.
Su respiración se vuelve más pesada por un momento, el gas de ozono ha comenzado a hacer su trabajo. Pero Torrenirrh no es alguien que se deje intimidar con facilidad. Aprieta la empuñadura de su gran espada con ambas manos, sintiendo la familiaridad del arma como un ancla en medio de la incertidumbre. Un rugido de esfuerzo escapa de sus labios mientras alza la espada en un potente movimiento descendente, cubriéndola de Haki de Armadura.
El golpe impacta el suelo con una fuerza titánica.
El estruendo resuena como un trueno en la tundra. El terreno bajo vuestros pies se parte, abriéndose en una fractura enorme que se extiende en todas direcciones. La onda de choque barre la zona como un vendaval invisible, levantando la nieve y el polvo en una cortina cegadora. El impacto es tan brutal que uno de los aliados de Torrenirrh cae de espaldas al suelo con un grito ahogado, mientras los otros cuatro deben aferrarse con fuerza a sus armas y a cualquier punto de apoyo que puedan encontrar para no perder el equilibrio.
Pero el golpe, aunque devastador, no es perfecto. Torrenirrh cede ligeramente hacia atrás tras la colisión, manteniendo una postura quebrada por el propio impacto. Se da cuenta de que algo no ha salido como esperaba. Su respiración se acelera y, por primera vez en la batalla, sonríe.
—Heh... —Una breve risa escapa de su garganta mientras blande su espada una vez más, girándola con destreza entre sus manos—. Sigues con esos trucos de mierda.
Pero antes de que pueda lanzarse de nuevo, una tos violenta lo interrumpe. Dos toses, luego una tercera. Su mano izquierda se desliza instintivamente hacia su boca, y cuando la retira, pequeñas gotas de sangre quedan en su palma.
Torrenirrh frunce el ceño. Su lengua prueba la sangre con desagrado, y sus ojos brillan con furia renovada. Su respiración aún es estable, pero siente el peso de algo más en su cuerpo. Ese gas... ese jodido gas. Aprieta los dientes.
—Así que así quieres jugar, ¿eh? —murmura, sin apartar la vista de ti.
Su agarre en la empuñadura se intensifica, y sin más preámbulos, se lanza hacia adelante. Sus músculos se tensan en el aire gélido, y su velocidad aumenta de manera alarmante. Es un movimiento limpio, brutal, sin la más mínima duda en su ejecución.
La espada, reforzada con Haki de Armadura hasta el filo mismo, se dirige a ti en un tajo ascendente diagonal, con la clara intención de abrirte desde la cintura hasta el hombro derecho.
El impacto es inminente mientras el viento silba a su paso.
Y el combate apenas ha comenzado.