¿Sabías que…?
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[Común] [C-Presente] Guía para guiris de Loguetown... o algo de eso
Camille Montpellier
El Bastión de Rostock
El trayecto por los barracones fue ligeramente más acelerado que en otras ocasiones, decisión motivada únicamente por el hecho de que llevasen ya un par de semanas por allí. Sospechaba que nada o casi nada de lo que pudiera contarles sería nuevo para ellos, así que omitir la información más general y centrarse en datos más concretos que igual sí que desconocían sería la mejor opción. De todos modos, era bien sabido que rara vez suscitaba interés alguno entre los recién llegados una explicación tan protocolaria como la que les estaba dando. Aun así, y pese a la desagradable presentación del pelo-musgo, procuró poner su mejor cara y contarles todo lo que podría resultarles interesante.

Sus ojos se desviaron hacia abajo y a la derecha cuando escuchó la voz de Ray a su lado. La pregunta era tan coherente que ni siquiera le extrañó.

No te preocupes, entiendo la duda —se apresuró, restándole importancia con un gesto de la mano—. Es una larga historia, pero supongo que podríamos resumirla en que me crie entre estos muros y en las calles de Loguetown. No nací aquí pero llevo tantos años recorriendo estos pasillos y las avenidas de la ciudad que me sé cada recoveco casi de memoria.

Hablar de ello le sacó una sonrisa discreta. El simple hecho de mencionarlo le traía a la mente muchos recuerdos y vivencias, no solo en el G-31 sino a lo largo de toda la isla. Quizá no hubiera nacido allí, pero si existía un lugar en el mundo al que podía llamar hogar era justo ese.

Poco después llegó la pregunta de Takahiro y esta le hizo borrar la sonrisa. No fue lo que dijo en sí, sino quizá esa primera impresión tan negativa que le había dado. Casi le hacía sonar irritante a oídos de Camille, aunque se esforzó en intentar no cruzarle del todo. No tanto al menos como para no poder cumplir su deber y aclararle las dudas. «Tal vez debería agradecerle que haya confirmado mis sospechas», pensó mientras le escuchaba. Efectivamente, ese era el que se había perdido.

Digamos que, oficialmente, no hay ningún sitio de la ciudad que no podamos pisar. —Se rascó la nuca con calma, pensando en cómo formular la siguiente frase—. Aun así, hay zonas concretas en las que podría decirse que no tenemos tanto control. Los barrios del extrarradio de la ciudad no son los más seguros de la isla, ni siquiera para un marine, así que es raro que se envíe a nadie sin que sea como parte de una patrulla —explicó, dirigiendo entonces su mirada al peliverde—. Si fuiste solo a una de estas zonas, probablemente ese era el motivo. Por eso es importante la guía de hoy.

Por lo que había dicho, estaba bastante segura de que debía haber rondado el área del Trago del Marinero o alguna zona alejada del centro, lo cual tendría sentido. Bien pensado, si tenía en cuenta que Ray no había encontrado el búnker y que Takahiro había acabado en quién sabe qué barrio de mala muerte, hacerles de guía no solo era una buena idea sino que se trataba de algo necesario para que sobrevivieran allí. en el caso de Atlas, sin embargo, casi sonaba contraproducente. ¿Le estaría dando herramientas para escaquearse mejor la próxima vez? «En fin, supongo que eso es problema de los sargentos, no mío».

Y hablando del rey de roma, fue justo en ese momento cuando el rubio intervino, lanzando una pregunta que le provocó una leve tensión en la espalda. Dudaba que se hubiera dado cuenta de la dirección en la que había lanzado aquella duda, pero Camille se puso alerta ante la posibilidad de que estuviera insinuando algo. No sería el primero... y eso era lo que más detestaba.

Diría que no más que cualquier otro marine del G-31 —empezó, echando un vistazo por el patio de entrenamiento. Pudo ver a varios grupos de marines aquí y allá, entrenando o de guardia—. Todos los reclutas y soldados rasos seguimos las mismas rutinas, pero es cierto que se organizan en diferentes grupos y no siempre coincidimos los unos con los otros. Fuera de la rutina, más allá de mis tareas, me dedico sobre todo a lidiar con lo que la capitana considere oportuno. Como por ejemplo... —y señaló a nadie en particular, más bien a la situación en la que se encontraban. Suspiró y esbozó una sonrisa—. Supongo que podrías tomártelo como que soy la recadera.

Tenía mucho que agradecerle a Beatrice y no dudaba de que, aunque no lo exteriorizase, debía tenerle un cariño especial a la oni. Sin embargo, estaba lejos de poder considerarse una privilegiada respecto a sus compañeros: tiraban de ella en situaciones que quizá no le incumbieran dado su rango, la mandaban a tareas sensiblemente más peligrosas que a otros reclutas y por si eso no fuera poco, a menudo sentía que se esperaba de ella mucho más que de cualquier otro. Aun así, cabía la posibilidad de que esto último fueran más sus propias exigencias que las de los demás. Siempre había sentido que demostrar el doble o el triple que cualquier otro para justificar su sitio allí... y le molestaba enormemente tener que hacerlo.

Pese a todo, procuró mantenerse tranquila y confiar en la buena fe de Atlas. Tal vez fuera solo genuina curiosidad. Después de todo, debía reconocer que era raro que no se hubieran cruzado.

—¡Camille! —resonó la voz de un marine en el patio que sacó a la recluta de sus pensamientos. El hombre se acercó al trote hasta alcanzarles. Saludaría al grupo una vez se pusiera a su altura—. Tengo un mensaje de la capitana: te necesita en los muelles tan pronto como sea posible.

¿En el puerto? ¿Ahora? —Inquirió con cierta exasperación—. ¿Por qué la urgencia? Se supone que me tocaba darle una vuelta por el sitio a los nuevos.

—Bueno, va un poco de la mano con eso. Parece que hoy llega otro, esta vez del South Blue. Dice que ya que estás, te pases a buscarle y que se incorpore al paseo.

¿En serio?

—Muy en serio.

Se quedó mirando a su compañero perpleja durante unos segundos, con las manos apoyadas en la cadera y los brazos en jarras. Terminó suspirando con cansancio  y girándose al grupo.

Bueno, pues parece que adelantaremos el paseo por Loguetown —les dijo con una sonrisa algo desganada, comenzando a guiarles hacia allí.

Por suerte, el puerto y por tanto los muelles no se encontraban demasiado lejos de allí. Lo único que le molestaba realmente era lo improvisado de todo ese asunto, pero bueno, órdenes eran órdenes. Tan solo esperaba que el recién llegado fuera un poco más normal que la media del grupo que formaban. Ay, cuánto se equivocaba...
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RE: [C-Presente] Guía para guiris de Loguetown... o algo de eso - por Camille Montpellier - 11-08-2024, 10:26 PM

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