Byron
Hizashi
12-08-2024, 12:13 AM
Un estruendo, como si de un formidable trueno de una gran tormenta se tratase, inundó la escena a la espalda del chico. A pesar del rápido giro del muchacho, solo consiguió ver a Kael siendo arrastrado por lo que parecía ser un látigo, directo hacia la orilla, debido al complicado ángulo, no pudo ver quien se encontraba al otro extremo de aquel danzante y zigzagueante arma. No pudo evitar apretar fuertemente los dientes como signo de desaprobación, las cosas parecían haberse calmado y no parecía ser necesario, más no podía negar que aquel rufián se lo merecía.
- Todo en esta vida tiene consecuencias.- Murmuró apartando la mirada y prosiguiendo su camino hacía la deliciosa que posaba sus manos sobre el timón de aquella embarcación.
Antes de llegar, observó como aquel lobo de dos patas salía de su ubicación junto al resto de marineros que antes cargaban el navío, por suerte, no habían caído todos, algo que tranquilizó al chico. Con los ánimos de aquel canino como sustento, todos se pusieron manos a la obra para recoger los restos de aquella tortuosa escena, visto lo visto, su cortejo podía esperar, y contagiándose de aquel sentimiento cooperador, cambió su destino para apoyar a la causa.
El chico arrastró hasta la cubierta un barril de suministro, lleno de agua potable, con unas cuatro jarras de madera gastada, y una vez en el lugar, sirvió a los que estaban trabajando para que aliviasen su sed. Tendrían que hacerlo por turnos, pues las pequeñas y delicadas manos del zagal, no le daban para agarrar más.
Taparon los cuerpos con sábanas y cerraron los ojos de las víctimas para que pudiesen descansar en paz, Byron no participó en este acto, después de todo, Byron pensaba que era mejor que ese noble acto fuese hecho por la gente que tenían relación con ellos, no iba a privar a alguno de los marineros de su despedida, él ahí no era más que un desconocido. Por un momento observó los cuerpos tapados, no pudo evitar pensar en aquella asquerosa situación en el Baratie, aunque había aceptado que esa anécdota había acabado de la mejor forma posible, esto era distinto, las cosas no deberían haber terminado así. Un débil pateo al barril de suministros a modo de resignación, y un pequeño apretón con los dedos en el entrecejo, fueron los únicos gestos que hizo, ya había asimilado que en ocasiones las cosas no salían como uno quería.
El contratista llegó en otra embarcación más pequeña, y más alientos del lobo provocaron que los marineros de buena gana ayudasen a transportar la mercancía, Byron sonrió, aquel curioso personaje era buena persona. Se unió a ellos para terminar de mover el cargamento, escuchando aun los ánimos del lobo y las afirmaciones del Panda para potenciar sus palabras, no podía negarse que había un variopinto, pero buen dúo.
Una vez terminado el cometido, Byron secó el sudor de su frente mientras calculaba en su cabeza el precio de una pequeña embarcación, aunque lo primero no era morirse de hambre, igual podría comenzar oficialmente su viaje como pirata, aun así, el chico podía ser paciente si resultaba en una decisión precipitada. Aquello simplemente era un deseo futuro, pues, a pesar de lo extraña que había resultado esta primera misión, el chico seguía queriendo tirar de los hilos de los Blackmore, seguramente fuese la forma más fácil de sacar beneficios en ese momento.
Debido al calor desabrochó su camisa, y la dejó caer sobre su cintura, al estar agarrada por los bajos, parecía convertirse en una especie de falta holgada. Así los rayos del sol descansaron sobre su espalda descubierta, dejando ver aquellas cicatrices que tenía de forma circular sobre sus omoplatos, pareciendo estar partido, debido a la ausencia de estas en el centro de la misma. Al chico no le importaba mostrarlas, las dejaba ver con la mayor naturalidad, y si mostrándolas aliviaba el sofoco provocado por el calor, no sería un problema.
El chico, una vez más cómodo se acercó al contratista, y siendo directo dijo.
- Acabó, el trabajo ha sido completado, si estáis interesados, estaré encantado de volver a trabajar con nosotros... Siento curiosidad por ver como se enredan los hilos del destino en torno a nosotros.- Sacó una pequeña pipa de su bolsillo, la cargó y prendió, y tras una intensa calada, se la ofreció. Aquel pequeño trabajo había llegado a su fin.
- Todo en esta vida tiene consecuencias.- Murmuró apartando la mirada y prosiguiendo su camino hacía la deliciosa que posaba sus manos sobre el timón de aquella embarcación.
Antes de llegar, observó como aquel lobo de dos patas salía de su ubicación junto al resto de marineros que antes cargaban el navío, por suerte, no habían caído todos, algo que tranquilizó al chico. Con los ánimos de aquel canino como sustento, todos se pusieron manos a la obra para recoger los restos de aquella tortuosa escena, visto lo visto, su cortejo podía esperar, y contagiándose de aquel sentimiento cooperador, cambió su destino para apoyar a la causa.
El chico arrastró hasta la cubierta un barril de suministro, lleno de agua potable, con unas cuatro jarras de madera gastada, y una vez en el lugar, sirvió a los que estaban trabajando para que aliviasen su sed. Tendrían que hacerlo por turnos, pues las pequeñas y delicadas manos del zagal, no le daban para agarrar más.
Taparon los cuerpos con sábanas y cerraron los ojos de las víctimas para que pudiesen descansar en paz, Byron no participó en este acto, después de todo, Byron pensaba que era mejor que ese noble acto fuese hecho por la gente que tenían relación con ellos, no iba a privar a alguno de los marineros de su despedida, él ahí no era más que un desconocido. Por un momento observó los cuerpos tapados, no pudo evitar pensar en aquella asquerosa situación en el Baratie, aunque había aceptado que esa anécdota había acabado de la mejor forma posible, esto era distinto, las cosas no deberían haber terminado así. Un débil pateo al barril de suministros a modo de resignación, y un pequeño apretón con los dedos en el entrecejo, fueron los únicos gestos que hizo, ya había asimilado que en ocasiones las cosas no salían como uno quería.
El contratista llegó en otra embarcación más pequeña, y más alientos del lobo provocaron que los marineros de buena gana ayudasen a transportar la mercancía, Byron sonrió, aquel curioso personaje era buena persona. Se unió a ellos para terminar de mover el cargamento, escuchando aun los ánimos del lobo y las afirmaciones del Panda para potenciar sus palabras, no podía negarse que había un variopinto, pero buen dúo.
Una vez terminado el cometido, Byron secó el sudor de su frente mientras calculaba en su cabeza el precio de una pequeña embarcación, aunque lo primero no era morirse de hambre, igual podría comenzar oficialmente su viaje como pirata, aun así, el chico podía ser paciente si resultaba en una decisión precipitada. Aquello simplemente era un deseo futuro, pues, a pesar de lo extraña que había resultado esta primera misión, el chico seguía queriendo tirar de los hilos de los Blackmore, seguramente fuese la forma más fácil de sacar beneficios en ese momento.
Debido al calor desabrochó su camisa, y la dejó caer sobre su cintura, al estar agarrada por los bajos, parecía convertirse en una especie de falta holgada. Así los rayos del sol descansaron sobre su espalda descubierta, dejando ver aquellas cicatrices que tenía de forma circular sobre sus omoplatos, pareciendo estar partido, debido a la ausencia de estas en el centro de la misma. Al chico no le importaba mostrarlas, las dejaba ver con la mayor naturalidad, y si mostrándolas aliviaba el sofoco provocado por el calor, no sería un problema.
El chico, una vez más cómodo se acercó al contratista, y siendo directo dijo.
- Acabó, el trabajo ha sido completado, si estáis interesados, estaré encantado de volver a trabajar con nosotros... Siento curiosidad por ver como se enredan los hilos del destino en torno a nosotros.- Sacó una pequeña pipa de su bolsillo, la cargó y prendió, y tras una intensa calada, se la ofreció. Aquel pequeño trabajo había llegado a su fin.