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Dharkel
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03-02-2025, 09:47 PM
Algunos de los hombres que tenía frente a sí comenzaron a intercambiarse miradas cargadas de nerviosismo e incredulidad. No obstante, el líder de la unidad permaneció prácticamente impasible, o al menos esa era la sensación que podía llegar a trasmitir si no se podían reconocer los signos de creciente impaciencia.
- Sí.
Fue todo lo que dijo en respuesta a la pregunta de uno de ellos, desviando brevemente la mirada hacia él. Su pose, el visible uso del bushshoku haki en su arma e incluso aquella brujería que lentamente levantaba un muro entre los guardias y sus objetivos. Todo era parte de un teatro que buscaba evitar la confrontación física mediante el uso de la intimidación escénica. No tenía que ser más rápido, más fuerte o más inteligente que ellos, tan sólo tenía que aparentarlo. Y Dharkel era bueno aparentando ser cosas que realmente no era.
Por suerte el cabo aún mantenía la cordura, alentando a sus subordinados a no cometer ninguna imprudencia. Sabía que aquella trifulca era innecesaria y que probablemente no merecería la pena averiguar si el espadachín estaba realizando un elaborado farol.
- No soy ingenio. Soy un soñador – dijo al recordar brevemente algunas situaciones inverosímiles que había llegado a vivir -. Y sé bien que no tenéis poder para hacer absolutamente nada. O al menos eso es lo que os han hecho creer desde que nacisteis, amoldando vuestras mentes bajo los criterios de servidumbre de aquellos que ostentan el poder. ¿Cómo hubiese sido la situación si en lugar de muertos de hambre hubiesen sido personas acaudaladas e influyentes? ¿Habrías venido a hacer vuestro trabajo?
Dejó unos segundos las preguntas en el aire mientras extendía su mano derecha hacia atrás, hacia donde se encontraban los mendigos, hasta que finalmente respondió.
- No. Porque vuestro trabajo no es servir a la ciudad. Es servir a los ricos.
Dio esta vez una larga calada al cigarro, sabiendo que probablemente le tomarían por uno de esos revolucionarios de los que ocasionalmente se escuchaba hablar, considerándole un radical antisistema al que tener vigilado o incluso encerrado. En el mejor de los casos le tratarían como un loco. Fuere cual fuese el resultado final, no esperaba conseguir un milagro, tan solo plantar la semilla de la duda. Una semilla que quizás tardase en germinar. Pero era un primer paso.
- Realmente… - dijo esta vez más calmado - …sí que hay algo que podéis hacer por ellos. El poder de cambiar sus vidas sólo lo tienen ellos mismos, tan solo necesitan una oportunidad. ¿En serio podéis llegar a creer que no se agarrarían incluso al clavo más ardiente? – pregunto esta vez con un ligero tono melancólico.
En aras de intentar profundizar aún más en su mensaje, relajo ligeramente su postura, dejando caer el brazo que portaba la katana y desvaneciendo el haki que momentos antes se dibujaba sobre ella.