
Arthur Soriz
Gramps
04-02-2025, 09:39 AM
Aquella banda de gente ruidosa y malhablada ordenó una ronda de cervezas. Obviamente que Yawgmoth tuvo que apechugar a pesar de que detestara la mera presencia de esta gente ahí. Era como si tan solo tenerlos cerca le crispara los nervios a alguien que hasta poco antes de que llegaran ellos se había mostrado tan afable contigo a pesar de mostrarse esquivo ante las preguntas acerca de los problemas en Ivansk. Pero había algo en esa gente que simplemente no podía soportar. Aún con todo sirvió las jarras de cerveza y uno de estos se acercó para llevarlas a la mesa de sus colegas.
Pudiste olfatear ya a flor de piel el aroma intenso a pólvora, y de hecho incluso veías en sus manos el rastro oscuro debajo de las uñas de algo que las ensuciaba por completo. Sea lo que sea que hayan hecho con esta había sido relativamente reciente si aún tenían vestigios de esta en sus manos.
Pasaron los minutos, Yawgmoth sacándote charla amena sin un tema en específico o que captara demasiado tu atención más allá de responderle de forma automática... incluso parecía hacerlo para ofrecerte una excusa de seguir escuchando o mirando de reojo a esta gente que tan ensimismada estaba en sus cosas que ni se percataban de que los tenías en la mira. ¿Cuánto habrá pasado? Al menos media hora, quizás una hora completa antes de que luego de dejar con malos modos menos del dinero requerido para pagar las cervezas sobre la mesa que usaron y dejaron echa un desastre con cigarrillos apagados sobre la madera de, hace momentos atrás, hermoso acabado.
Tal y como dijiste, saliste del local siguiendo su rastro. Tampoco es que caminaran demasiado rápido, pero si querías seguirles el rastro sin ser descubierto tendrías que tomar una distancia considerable. Aún así, no te costaba seguirles el ritmo... ni mucho menos perderlos gracias a el inconfundible aroma a pólvora que escapaba de sus cuerpos. Incluso sujetos con ropajes tan llamativos parecían preocuparse poco y nada de lo que pudieran pensar de ellos. Estaban más preocupados o mejor dicho interesados en lo que ellos planeaban. ¿Qué? Pues para eso los estabas siguiendo, para averiguarlos.
No parecía que tuvieran un rumbo fijo hasta el momento, y afortunadamente para ti gracias a la distancia a la que te podías mantener, su rastro no lo perdías... no de momento al menos.
Mientras recorrían esa sección de Ivansk, algunos de ellos se separaron por su cuenta. Uno por un lado, otro por el otro... gradualmente disminuyendo el tamaño del grupo a solamente unas cinco personas, de lo que antes fueron nueve. Estos cinco parecían estar alejándose cada vez más de lo que vendría siendo el centro, hasta que llegaron a una casona vieja, no es que pareciera abandonada pero sí que se notaba era una estructura más antigua, aún con ese lustre que tenía todo Ivansk, pero era más... ¿cómo decirlo? Asentado por el tiempo.
Uno de ellos miró hacia todos lados, de milagro casi viéndote pero la distancia a la que te encontrabas aún siguiendo el rastro de su aroma te mantenía con cierta seguridad. Luego golpeó la puerta con un ritmo predeterminado, como si fuera un código... susurró unas palabras que jurarías podrías escuchar si ponías suficiente atención gracias a tus sentidos agudizados, y segundos después... entraron todos y la puerta se cerró, escuchándose el característico sonido de muchos candados y seguros poniéndose en su lugar.
Ya sabías dónde estaban, ahora restaba decidir qué hacer...
Pudiste olfatear ya a flor de piel el aroma intenso a pólvora, y de hecho incluso veías en sus manos el rastro oscuro debajo de las uñas de algo que las ensuciaba por completo. Sea lo que sea que hayan hecho con esta había sido relativamente reciente si aún tenían vestigios de esta en sus manos.
Pasaron los minutos, Yawgmoth sacándote charla amena sin un tema en específico o que captara demasiado tu atención más allá de responderle de forma automática... incluso parecía hacerlo para ofrecerte una excusa de seguir escuchando o mirando de reojo a esta gente que tan ensimismada estaba en sus cosas que ni se percataban de que los tenías en la mira. ¿Cuánto habrá pasado? Al menos media hora, quizás una hora completa antes de que luego de dejar con malos modos menos del dinero requerido para pagar las cervezas sobre la mesa que usaron y dejaron echa un desastre con cigarrillos apagados sobre la madera de, hace momentos atrás, hermoso acabado.
Tal y como dijiste, saliste del local siguiendo su rastro. Tampoco es que caminaran demasiado rápido, pero si querías seguirles el rastro sin ser descubierto tendrías que tomar una distancia considerable. Aún así, no te costaba seguirles el ritmo... ni mucho menos perderlos gracias a el inconfundible aroma a pólvora que escapaba de sus cuerpos. Incluso sujetos con ropajes tan llamativos parecían preocuparse poco y nada de lo que pudieran pensar de ellos. Estaban más preocupados o mejor dicho interesados en lo que ellos planeaban. ¿Qué? Pues para eso los estabas siguiendo, para averiguarlos.
No parecía que tuvieran un rumbo fijo hasta el momento, y afortunadamente para ti gracias a la distancia a la que te podías mantener, su rastro no lo perdías... no de momento al menos.
Mientras recorrían esa sección de Ivansk, algunos de ellos se separaron por su cuenta. Uno por un lado, otro por el otro... gradualmente disminuyendo el tamaño del grupo a solamente unas cinco personas, de lo que antes fueron nueve. Estos cinco parecían estar alejándose cada vez más de lo que vendría siendo el centro, hasta que llegaron a una casona vieja, no es que pareciera abandonada pero sí que se notaba era una estructura más antigua, aún con ese lustre que tenía todo Ivansk, pero era más... ¿cómo decirlo? Asentado por el tiempo.
Uno de ellos miró hacia todos lados, de milagro casi viéndote pero la distancia a la que te encontrabas aún siguiendo el rastro de su aroma te mantenía con cierta seguridad. Luego golpeó la puerta con un ritmo predeterminado, como si fuera un código... susurró unas palabras que jurarías podrías escuchar si ponías suficiente atención gracias a tus sentidos agudizados, y segundos después... entraron todos y la puerta se cerró, escuchándose el característico sonido de muchos candados y seguros poniéndose en su lugar.
Ya sabías dónde estaban, ahora restaba decidir qué hacer...