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Octojin
El terror blanco
04-02-2025, 08:14 PM
Octojin avanzaba con pasos ligeros, controlando el ritmo de su respiración mientras mantenía una distancia prudente del grupo al que seguía. No necesitaba forzar la vista para seguirlos. El aroma a pólvora era su mejor guía. Cada paso que daban, cada brisa que movía el aire en aquella ciudad fría, traía consigo el inconfundible rastro de la sustancia explosiva impregnada en sus ropas y piel. Como un perro de presa, el escualo seguiría a aquellos tipos hasta el final. ¿Qué demonios llevaban encima?
El grupo no parecía demasiado cauteloso. Caminaban sin preocuparse por ser seguidos, con la confianza de quienes creen que nadie se atrevería a husmear en sus asuntos. Porque quizá nunca nadie se atrevió. Puede que en Ivansk la gente tuviese miedo de ellos, y el escualo no era ajeno a esa realidad. En su tiempo como marine, había visto lugares donde el silencio de los ciudadanos era más valioso que cualquier patrulla militar. Donde se sabía qué ocurría y bajo qué pretexto, pero la gente prefería el silencio a los problemas. Algo totalmente comprensible, según el contexto. Y, en este caso, si hasta el tabernero había evitado hablar, estaba claro que estos sujetos no eran precisamente don nadies. O, como mínimo, no trabajaban para un cualquiera.
Mientras avanzaban por calles más estrechas, algunos de los hombres comenzaron a desviarse. Primero uno tomó un camino lateral, luego otro más se apartó sin siquiera mirar atrás. Poco a poco, el grupo se redujo hasta que solo quedaban cinco. ¿Debía seguir a los que se habían separado? Por un instante, el habitante del mar se lo planteó. Seguir a los que se alejaban podía darle pistas sobre si estaban organizando algo más grande o si solo eran piezas menores de un esquema más grande. Pero no. El grueso del grupo parecía tener un propósito claro, y lo mejor era centrarse en ellos. Seguro que se dirigían a un lugar importante.
Con pasos calculados, siguió el rastro de aquellos tipos, preguntándose dónde diablos le estaban llevando. Porque tenía pinta de ser un lugar importante, quizá el corazón de aquella operación.
Finalmente, llegaron a una vieja casona, apartada del bullicio de las calles principales. No estaba en ruinas ni parecía abandonada, pero tenía ese aire añejo, de construcción sólida y asentada con los años. Se diferenciaba de los edificios más recientes de Ivansk, que conservaban cierto brillo y pulcritud. Aquí el tiempo había dejado su marca. Quién sabe en qué forma.
El escualo se detuvo en la penumbra de un callejón cercano, observando con atención. Uno de los hombres miró a su alrededor antes de acercarse a la puerta y dar un golpe en un ritmo predeterminado. Octojin no pudo ver la expresión de los demás, pero el tono bajo en el que intercambiaron palabras le dijo lo suficiente. Un código de acceso. Si hubiera alguna duda de que aquello no era una simple reunión, los múltiples seguros y candados que resonaron al cerrarse la puerta la disiparon por completo.
El escualo no pudo oír qué diablos había dicho aquél tipo, y se maldijo por ello.
“Bien cerrada… No podré entrar por ahí sin hacer ruido.”
Suspiró, manteniendo la vista fija en la casona mientras sus pensamientos trabajaban en distintas posibilidades. Aún podía sentir el aroma a pólvora, aunque ahora era más tenue. ¿Estaban manipulándola dentro? ¿O ya habían dejado lo que tenían que dejar? Las preguntas se amontonaban en su cabeza, pero ninguna tenía respuesta todavía.
Con cautela, comenzó a moverse alrededor de la estructura, observando con atención. ¿Había alguna ventana abierta? ¿Alguna puerta trasera? ¿Un pasadizo descuidado? Si encontraba una forma de colarse sin ser visto, podría averiguar más. Y si no… tendría que esperar.
Aunque quizá su haki de observación, sumado a sus sentidos, le pudiera decir más. Puede que fuera capaz de saber cuánta gente había ahí dentro, incluso de saber sus poderes. Tras activar su haki de observación y ocultar su presencia, el escualo agudizaría sus sentidos. Centrándose en los dos más potentes que tenía. Por un lado, intentaría oler la intensidad de pólvora que había en el ambiente, algo que quizá le ayudase a descifrar si realmente en el interior de esa casa había más o no. Y por otro, afinaría el oído, intentando captar alguna conversación de mantenerse lo suficientemente alto como para llegar a sus oídos.
Por ahora, solo podía esperar que la brisa le trajera alguna pista o que las presencias se descubrieran. Tras ello, tendría que tomar alguna decisión.
El grupo no parecía demasiado cauteloso. Caminaban sin preocuparse por ser seguidos, con la confianza de quienes creen que nadie se atrevería a husmear en sus asuntos. Porque quizá nunca nadie se atrevió. Puede que en Ivansk la gente tuviese miedo de ellos, y el escualo no era ajeno a esa realidad. En su tiempo como marine, había visto lugares donde el silencio de los ciudadanos era más valioso que cualquier patrulla militar. Donde se sabía qué ocurría y bajo qué pretexto, pero la gente prefería el silencio a los problemas. Algo totalmente comprensible, según el contexto. Y, en este caso, si hasta el tabernero había evitado hablar, estaba claro que estos sujetos no eran precisamente don nadies. O, como mínimo, no trabajaban para un cualquiera.
Mientras avanzaban por calles más estrechas, algunos de los hombres comenzaron a desviarse. Primero uno tomó un camino lateral, luego otro más se apartó sin siquiera mirar atrás. Poco a poco, el grupo se redujo hasta que solo quedaban cinco. ¿Debía seguir a los que se habían separado? Por un instante, el habitante del mar se lo planteó. Seguir a los que se alejaban podía darle pistas sobre si estaban organizando algo más grande o si solo eran piezas menores de un esquema más grande. Pero no. El grueso del grupo parecía tener un propósito claro, y lo mejor era centrarse en ellos. Seguro que se dirigían a un lugar importante.
Con pasos calculados, siguió el rastro de aquellos tipos, preguntándose dónde diablos le estaban llevando. Porque tenía pinta de ser un lugar importante, quizá el corazón de aquella operación.
Finalmente, llegaron a una vieja casona, apartada del bullicio de las calles principales. No estaba en ruinas ni parecía abandonada, pero tenía ese aire añejo, de construcción sólida y asentada con los años. Se diferenciaba de los edificios más recientes de Ivansk, que conservaban cierto brillo y pulcritud. Aquí el tiempo había dejado su marca. Quién sabe en qué forma.
El escualo se detuvo en la penumbra de un callejón cercano, observando con atención. Uno de los hombres miró a su alrededor antes de acercarse a la puerta y dar un golpe en un ritmo predeterminado. Octojin no pudo ver la expresión de los demás, pero el tono bajo en el que intercambiaron palabras le dijo lo suficiente. Un código de acceso. Si hubiera alguna duda de que aquello no era una simple reunión, los múltiples seguros y candados que resonaron al cerrarse la puerta la disiparon por completo.
El escualo no pudo oír qué diablos había dicho aquél tipo, y se maldijo por ello.
“Bien cerrada… No podré entrar por ahí sin hacer ruido.”
Suspiró, manteniendo la vista fija en la casona mientras sus pensamientos trabajaban en distintas posibilidades. Aún podía sentir el aroma a pólvora, aunque ahora era más tenue. ¿Estaban manipulándola dentro? ¿O ya habían dejado lo que tenían que dejar? Las preguntas se amontonaban en su cabeza, pero ninguna tenía respuesta todavía.
Con cautela, comenzó a moverse alrededor de la estructura, observando con atención. ¿Había alguna ventana abierta? ¿Alguna puerta trasera? ¿Un pasadizo descuidado? Si encontraba una forma de colarse sin ser visto, podría averiguar más. Y si no… tendría que esperar.
Aunque quizá su haki de observación, sumado a sus sentidos, le pudiera decir más. Puede que fuera capaz de saber cuánta gente había ahí dentro, incluso de saber sus poderes. Tras activar su haki de observación y ocultar su presencia, el escualo agudizaría sus sentidos. Centrándose en los dos más potentes que tenía. Por un lado, intentaría oler la intensidad de pólvora que había en el ambiente, algo que quizá le ayudase a descifrar si realmente en el interior de esa casa había más o no. Y por otro, afinaría el oído, intentando captar alguna conversación de mantenerse lo suficientemente alto como para llegar a sus oídos.
KENB801
KENBUNSHOKU
Haki avanzado
Tier 8
No Aprendida
12
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1
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Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidad que realmente tienen. Así como estimar de forma precisa el poder de los demás (Su Nivel). Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +15 [Reflejos].
Área: [VOLx20] metros | +15 [REF]
KENB802
KENBUNSHOKU
Haki avanzado
Tier 8
No Aprendida
15
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El usuario puede de manera activa ocultar completamente su energía vital para ocultar su presencia haciendo más difícil que otros usuarios de Kenbunshoku Haki lo detecten. Lograra engañarlos siempre que su Voluntad sea superior a la Voluntad de quien lo intenta percibir.
Por ahora, solo podía esperar que la brisa le trajera alguna pista o que las presencias se descubrieran. Tras ello, tendría que tomar alguna decisión.