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Dharkel
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04-02-2025, 10:01 PM
Dharkel chasqueó la lengua cuando la guardia desapareció junto al sonido de sus pasos sobre la nieve. Relajó su posición y envainó el arma, dejando caer con cuidado los enormes bloques de tierra que momentos antes levitaban a su espalda.
Apretó el puño mientras su mirada continuaba sumida en la entrada de aquella ratonera, cuestionándose si habría hecho bien en dejarles ir con vida, si realmente estaba consiguiendo el cambio que quería para él mismo. Dónde debía poner los límites, trazar las líneas rojas, era algo que solo descubriría a su debido tiempo. Hoy había conseguido salvar la situación sin derramar sangre, pero el mañana sería una cuestión radicalmente diferente.
Giró sobre sus talones, encarándose hacia los mendigos y tras tirar el cigarro al suelo se dirigió a ello, elevando levemente la voz para asegurarse de que todos y cada uno de ellos le prestaban atención.
- ¡Esto no ha terminado! ¡Esos cobardes volverán mañana con un ejército para quitaros lo poco que tenéis!
Dio un paso al frente, acercándose a ellos, evaluándoles uno a uno.
- No todos estáis en condiciones de luchar. Y aunque lo estuvieseis será una batalla que con toda seguridad perderíais. No tenéis el entrenamiento ni los conocimientos suficientes para enfrentaros a militares. Las trifulcas callejeras a las que estáis acostumbrados difieren mucho de un encuentro armado.
Dharkel ayudó a uno de los ancianos a levantarse, apoyándole sobre un joven que tenía la mirada llena de entusiasmo.
- Mañana no estaré para luchar por vosotros. Pero el día acaba de empezar. Busquemos un nuevo refugio antes de que caiga la noche y os enseñaré lo que pueda en estas horas. Después de eso, estaréis por vuestra cuenta.
El espadachín se dirigió esta vez al joven de mirada entusiasmada y tras apoyar su mano en un hombro le susurró.
- Buscad si podéis a la Armada Revolucionaria. No será fácil, pero quizás os puedan ayudar.
Tras sus palabras, el espadachín comenzó a recoger sus cosas y a ayudar a los mendigos a trasportar lo poco que tenían. Cuando el campamento estuvo levantado, se dispuso a liderar una marcha hacia las afueras de la ciudad. Con suerte podrían encontrar alguna cueva o gruta abandonada en la que poder instalarse temporalmente.