Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
06-02-2025, 08:31 AM
(Última modificación: 06-02-2025, 06:25 PM por Ragnheidr Grosdttir.
Razón: Añadida resta de vida
)
¿A quién se le ocurriría frenar un rayo de gas mostaza de frente? la respuesta era obvia cuando tu enemigo era Torrenirrh. Nunca vacilaba, nunca se rendía, daba igual lo que sucediera. Lo peor es que con dos cabezones, era bastante probable que la muerte pudiera ser el final de uno de los dos. — Siempre ha sido igual, Torrenirrh. — Susurró para el mismo Ragn, al contemplar la sorprendente resiliencia de su hermano. Siempre adaptándose, como un camaleón. Un fugaz recuerdo pasa vagamente por la cabeza del rubio ...
El recuerdo acudió a la mente de Ragn como un relámpago en medio de la tormenta, nítido y doloroso, a pesar de los años que habían pasado desde aquel día. Era una tarde fría en las tierras del norte, donde los vientos helados azotaban las llanuras y los ríos se congelaban bajo un cielo plomizo. Ragn y su hermano, Torrenirrh, estaban en el patio trasero de la granja familiar, un lugar que había sido testigo de innumerables peleas entre los dos hermanos. Torrenirrh siempre había sido más grande, más fuerte y más hábil en el combate. Para él, las peleas no eran solo un juego; eran una forma de reafirmar su dominio sobre su hermano. Ese día, como muchos otros, había comenzado con una provocación. Torrenirrh había arrojado una piedra a Ragn, golpeándolo en la espalda mientras el este intentaba construir un pequeño refugio con ramas y piedras. Ragn, con solo diez años en ese entonces, se levantó, con sus mejillas enrojecidas por la ira y la humillación. —¿Por qué haces eso? —preguntó Ragn, su voz temblorosa pero llena de desafío. Torrenirrh se rió, una risa fría y burlona que resonó en el aire gélido.
—Porque puedo —respondió su hermano, con una sonrisa desafiante.— Y porque necesitas aprender tu lugar, hermanito.— Ragn, incapaz de contener su furia, se lanzó hacia Torrenirrh con los puños apretados. Pero su hermano era rápido, demasiado rápido y Ragn padecía una extraña enfermedad que mermaba su físico. Esquivó el golpe con facilidad y contraatacó con un puñetazo directo al estómago de Ragn. El aire salió de los pulmones del menor, y cayó al suelo, doblado por el dolor. —Patético —dijo Torrenirrh, mirando a su hermano con desprecio.—¿Cómo esperas ser un guerrero si ni siquiera puedes defenderme a mí?— Ragn intentó levantarse, pero Torrenirrh lo empujó de nuevo al suelo, esta vez con más fuerza. El dolor en su cuerpo era intenso, pero lo que más dolía era la humillación. Torrenirrh no se conformó con derribarlo, se arrodilló sobre el pecho de Ragn, inmovilizándolo, y comenzó a golpearlo en el rostro una y otra vez. Cada golpe venía acompañado de palabras hirientes. —Eres débil —decía Torrenirrh, mientras sus puños caían como martillos.— Nunca serás como yo. Nunca serás nada.— Ragn intentó resistir, luchando por liberarse, pero Torrenirrh era demasiado fuerte. Finalmente, cuando el menor ya no podía más, Torrenirrh se detuvo. Se levantó, mirando a su hermano con una mezcla de desdén y satisfacción. —Mírate —dijo, escupiendo las palabras.— Ni siquiera puedes levantarte. Eres una vergüenza para nuestra familia.
Ragn, con lágrimas en los ojos, intentó levantarse una vez más, pero su cuerpo no respondía. Torrenirrh se rió, un sonido que resonó en los oídos de Ragn como un eco interminable durante años. Luego se dio la vuelta y se alejó, dejando a su hermano tirado en el suelo, sangrando y humillado. Ese recuerdo, aunque doloroso, se había convertido en una parte fundamental de quien era Ragn. Lo había marcado, sí, pero también lo había fortalecido. Torrenirrh había intentado quebrarlo, pero en lugar de eso, había sembrado en él una determinación feroz. Ragn había jurado que nunca más sería humillado de esa manera, que nunca más permitiría que alguien lo tratara como si fuera menos de lo que era. Ahora, años después, mientras yacía en la casa de Eadric, recuperándose de la pérdida de su brazo, ese recuerdo volvía a él con una claridad dolorosa. Pero esta vez, no lo llenaba de ira ni de tristeza. Lo llenaba de determinación. Torrenirrh había sido su primer enemigo, pero no sería el último. Y así como había superado a su hermano, superaría a Malvora, pero esa ya era otra historia ...
Volviendo a la actualidad.
Todo el cuerpo de Ragn vibraba por su estilo particular de vibraciones. Esto ocurre justo después de que su hermano impacte de pleno contra su ofensiva, liberando una poderosa oleada de presión que se expande, lanzando los cabellos de Ragn por los aires y bueno, toda la nieve de la zona. El terreno se abría como si fuera de mantequilla ante cada movimiento de los hermanos. — Las cosas son diferentes ahora. Me ha costado mucho, pero lo son. — Se miró su brazo derecho, un recuerdo cercano de que había tenido una vida especialmente dura siempre, sin distinción de época. Los pies de Ragn, mediante su vibración se anclan bien en tierra firme, impidiendo que la onda de choque liberada por su hermano le mueva un centímetro. Alrededor de Ragn, incluso el aire parecía estar temblando. La sensación es que Ragn se estaba esforzando en amplificar al máximo las vibraciones del Hasshoken. — ¡Vamos, hermano! — Gritó, levantando su diestra al ver venir el ataque de su enemigo. Su brazo derecho chocó contra el ataque. Vaporizando el mismo tras el impacto después de liberar otra terrible onda que volvió a estremecer el área de combate. Había golpeado en seco, con todo.
Sin embargo no se detuvo así, su cuerpo se desplazó lo necesario para recortar aún más distancia con su hermano, apareciendo frente con sus dos brazos de un color verdoso, para lanzarle un combo de ataques al puro estilo kick boxing, dos puñetazos, uno en el rostro, otro en el costado y por ultimo, una patada en la rodilla.
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El recuerdo acudió a la mente de Ragn como un relámpago en medio de la tormenta, nítido y doloroso, a pesar de los años que habían pasado desde aquel día. Era una tarde fría en las tierras del norte, donde los vientos helados azotaban las llanuras y los ríos se congelaban bajo un cielo plomizo. Ragn y su hermano, Torrenirrh, estaban en el patio trasero de la granja familiar, un lugar que había sido testigo de innumerables peleas entre los dos hermanos. Torrenirrh siempre había sido más grande, más fuerte y más hábil en el combate. Para él, las peleas no eran solo un juego; eran una forma de reafirmar su dominio sobre su hermano. Ese día, como muchos otros, había comenzado con una provocación. Torrenirrh había arrojado una piedra a Ragn, golpeándolo en la espalda mientras el este intentaba construir un pequeño refugio con ramas y piedras. Ragn, con solo diez años en ese entonces, se levantó, con sus mejillas enrojecidas por la ira y la humillación. —¿Por qué haces eso? —preguntó Ragn, su voz temblorosa pero llena de desafío. Torrenirrh se rió, una risa fría y burlona que resonó en el aire gélido.
—Porque puedo —respondió su hermano, con una sonrisa desafiante.— Y porque necesitas aprender tu lugar, hermanito.— Ragn, incapaz de contener su furia, se lanzó hacia Torrenirrh con los puños apretados. Pero su hermano era rápido, demasiado rápido y Ragn padecía una extraña enfermedad que mermaba su físico. Esquivó el golpe con facilidad y contraatacó con un puñetazo directo al estómago de Ragn. El aire salió de los pulmones del menor, y cayó al suelo, doblado por el dolor. —Patético —dijo Torrenirrh, mirando a su hermano con desprecio.—¿Cómo esperas ser un guerrero si ni siquiera puedes defenderme a mí?— Ragn intentó levantarse, pero Torrenirrh lo empujó de nuevo al suelo, esta vez con más fuerza. El dolor en su cuerpo era intenso, pero lo que más dolía era la humillación. Torrenirrh no se conformó con derribarlo, se arrodilló sobre el pecho de Ragn, inmovilizándolo, y comenzó a golpearlo en el rostro una y otra vez. Cada golpe venía acompañado de palabras hirientes. —Eres débil —decía Torrenirrh, mientras sus puños caían como martillos.— Nunca serás como yo. Nunca serás nada.— Ragn intentó resistir, luchando por liberarse, pero Torrenirrh era demasiado fuerte. Finalmente, cuando el menor ya no podía más, Torrenirrh se detuvo. Se levantó, mirando a su hermano con una mezcla de desdén y satisfacción. —Mírate —dijo, escupiendo las palabras.— Ni siquiera puedes levantarte. Eres una vergüenza para nuestra familia.
Ragn, con lágrimas en los ojos, intentó levantarse una vez más, pero su cuerpo no respondía. Torrenirrh se rió, un sonido que resonó en los oídos de Ragn como un eco interminable durante años. Luego se dio la vuelta y se alejó, dejando a su hermano tirado en el suelo, sangrando y humillado. Ese recuerdo, aunque doloroso, se había convertido en una parte fundamental de quien era Ragn. Lo había marcado, sí, pero también lo había fortalecido. Torrenirrh había intentado quebrarlo, pero en lugar de eso, había sembrado en él una determinación feroz. Ragn había jurado que nunca más sería humillado de esa manera, que nunca más permitiría que alguien lo tratara como si fuera menos de lo que era. Ahora, años después, mientras yacía en la casa de Eadric, recuperándose de la pérdida de su brazo, ese recuerdo volvía a él con una claridad dolorosa. Pero esta vez, no lo llenaba de ira ni de tristeza. Lo llenaba de determinación. Torrenirrh había sido su primer enemigo, pero no sería el último. Y así como había superado a su hermano, superaría a Malvora, pero esa ya era otra historia ...
Volviendo a la actualidad.
Todo el cuerpo de Ragn vibraba por su estilo particular de vibraciones. Esto ocurre justo después de que su hermano impacte de pleno contra su ofensiva, liberando una poderosa oleada de presión que se expande, lanzando los cabellos de Ragn por los aires y bueno, toda la nieve de la zona. El terreno se abría como si fuera de mantequilla ante cada movimiento de los hermanos. — Las cosas son diferentes ahora. Me ha costado mucho, pero lo son. — Se miró su brazo derecho, un recuerdo cercano de que había tenido una vida especialmente dura siempre, sin distinción de época. Los pies de Ragn, mediante su vibración se anclan bien en tierra firme, impidiendo que la onda de choque liberada por su hermano le mueva un centímetro. Alrededor de Ragn, incluso el aire parecía estar temblando. La sensación es que Ragn se estaba esforzando en amplificar al máximo las vibraciones del Hasshoken. — ¡Vamos, hermano! — Gritó, levantando su diestra al ver venir el ataque de su enemigo. Su brazo derecho chocó contra el ataque. Vaporizando el mismo tras el impacto después de liberar otra terrible onda que volvió a estremecer el área de combate. Había golpeado en seco, con todo.
HAS301
HASSHOKEN
Ofensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
36
2
El usuario buscará propinar un poderoso y certero golpe descendente contra su víctima buscando aplastarlo contra el suelo aplicandole [Derribo] , expandiéndose dicho impacto dos metros alrededor del usuario por las ondas generadas.
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño Contundente]
Sin embargo no se detuvo así, su cuerpo se desplazó lo necesario para recortar aún más distancia con su hermano, apareciendo frente con sus dos brazos de un color verdoso, para lanzarle un combo de ataques al puro estilo kick boxing, dos puñetazos, uno en el rostro, otro en el costado y por ultimo, una patada en la rodilla.
[tecnicainvalida=U29103]