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Teruyoshi
Teru
06-02-2025, 10:00 PM
La “tormenta” siguió desatándose al compás de los golpes de los contrincantes, quienes continuaron dándolo todo para goce y placer del público. Durante aquellos últimos minutos ya no había local ni visitante, solo imperaba un verdadero amor por las peleas en su máxima expresión.
- No pienso caerrr - repetía una y otra vez Teruyoshi en su mente, animado por el griterío del público mientras enfrentaba a Ryu.
El desgaste del combate al fin comenzó a notarse en el adversario del mink. A pesar de intentar defenderse con todas sus fuerzas, terminándose de ganar la admiración del gato con aquella muestra de entereza, apenas pudo poner resistencia al último ataque dirigido hacia él. Si bien bloqueó el primero con gran habilidad, este consiguió herirlo lo suficiente como para debilitar su defensa, dejándolo vulnerable ante lo siguiente que se le vino encima. La vorágine de electricidad que transmitían los ataques de Teruyoshi, junto a las vibraciones de uno de sus estilos de combate, al fin habían hecho su trabajo. Cuando Ryu quiso interponer su brazo izquierdo con todas sus fuerzas, no fue suficiente para frenar al desbocado gato negro… y menos aún cuando la potencia del siguiente golpe se vio incrementado por su propio estilo de lucha.
Ryu salió despedido por los aires debido a la intensidad del golpe, ofreciendo un espectáculo para cualquier estudiante que alguna vez se hubiera visto en la misma situación entrenando con él. Dada la actitud altanera que había mostrado al principio, Teruyoshi no dudaba de que Ryu había humillado a muchos otros alumnos… por lo que algo dentro de él rugió de satisfacción por todos ellos cuando el luchador cayó de bruces.
Teruyoshi no pudo evitar fijarse como Ryu intentaba por todos los medios resistirse a caer ante él, sacando fuerzas una vez más, quien sabe de donde, para levantarse a pesar de las evidentes heridas. Trataba de mantener la compostura y se negaba a rendirse, pero para un ojo experto, las evidencias eran claras. Su postura había perdido firmeza, mostrando aberturas que antes no tenía, mientras múltiples heridas adornaban su ya maltrecho cuerpo. Además, los ataques del mink tenían el efecto devastador de infringir daños internos, por lo que Ryu seguramente estaba sufriendo más de lo que dejaba ver. Sin embargo, el luchador volvió a hacer alarde de fuerza de voluntad e intentó un ataque a la desesperada. Teruyoshi lo esperaba con ansias, cargando su puño de nuevo, acumulando tanta electricidad en él que pequeños fogonazos de luz se veían a su alrededor… pero antes de que Teruyoshi terminara de realizar su movimiento, su contrincante cayó de rodillas.
- Al menos lo intentaste - pensó el mink, observando cómo Ryu hacía un nuevo intento por ponerse en pie. - Aunque quedó solo en eso - continuó regodeándose en su propia vanidad, orgulloso de su evidente superioridad al ver como este finalmente aceptaba la derrota y realizaba el gesto de rendición.
Mientras el luchador era ayudado por sus allegados, el mink disfrutó del baño de masas que el público le proporcionaba. Los vítores eran alimento para su orgullo felino, el cual solo se acrecentaba con cada nueva alabanza hacia él y su victoria.
- He de admitirrr que has aguantado bastante bien - dijo el mink con una sonrisa triunfal en el rostro mientras correspondía a la mano que le tendía su contrincante. - Y espero que te sirrrva para no juzgarrr a ningún recién llegado más - prosiguió en tono amigable, lo suficientemente bajo como para que solo lo pudiera escuchar él.
Si bien Ryu se había mostrado prepotente al conocerlo, y quizás por ello se merecía un poco de vergüenza pública, la ferocidad con la que había batallado había terminado de cautivar a Teruyoshi. No buscaba más animadversión con él. No pudo evitar verse así mismo luchando con todo lo que tenía contra su padre, perdiendo una y otra vez, pero sin rendirse nunca. Teruyoshi conocía de primera mano aquella sensación y podía empatizar con Ryu.
- Espero con ansias que te rrrecuperes para la rrrevancha. Sin duda, el dojo tiene un grrran rrreprrresentante - terminó animando al maltrecho Ryu antes de soltarle la mano. - Y será todo un placerrr quedarrrme a descansarrr con vosotrrros. Tengo curiosidad porrr saberrr qué coméis aquí… - aceptó la invitación de Ryu. - Solo espero que no sea solo arrroz blanco y pollo.
Tras la conversación, el mink acompañó a los animados estudiantes que se ofrecieron a guiarlo por el dojo. Aprovechó el nuevo ambiente para hacer preguntas sobre el lugar, sus dirigentes y costumbres. El gato era un ser curioso por naturaleza y le pareció buen momento para intentar sacar algo de formación.
Una vez terminara de hablar con los jóvenes, el mink se centraría en relajarse con una buena ducha. Aunque detestaba la sensación del pelaje mojado, eso no incluía el aseo personal. Además, cada vez que terminaba un combate, el desgaste causado por su estilo de lucha lo dejaba cansado por un pequeño lapso de tiempo, algo más llevadero cuando podías relajarte después de haber llevado el cuerpo al límite.
Después de unos minutos bien merecidos de reposo, el mink atendió al médico del dojo que fue a buscarlo. Quería comprobar su estado tras la pelea, algo que Teruyoshi consideraba innecesario, por lo que desestimó la atención del médico amablemente, asegurándole que estaba perfectamente. Aunque antes de que se marchara, aprovechó la situación y preguntó por el estado de Ryu, suponiendo que ya habrían ido a revisarlo. Además, pidió un poco de ese ungüento que quiso aplicarle… por si acaso le hacía falta más tarde.
Libre para moverse por el dojo y notando cómo la gente lo miraba de otra manera, decidió que lo mejor era sacar provecho de su nueva situación, por lo que en cuanto vio a uno de los aprendices le preguntó que si no podía acompañarlo a la cocina, que necesitaba recuperar energías tras la pelea. Si conseguía ayuda, el mink intentaría hacerse con algo de comida y luego se marcharía a explorar el dojo a la busca de algún chisme que satisfaga sus curiosas orejas.
- No pienso caerrr - repetía una y otra vez Teruyoshi en su mente, animado por el griterío del público mientras enfrentaba a Ryu.
El desgaste del combate al fin comenzó a notarse en el adversario del mink. A pesar de intentar defenderse con todas sus fuerzas, terminándose de ganar la admiración del gato con aquella muestra de entereza, apenas pudo poner resistencia al último ataque dirigido hacia él. Si bien bloqueó el primero con gran habilidad, este consiguió herirlo lo suficiente como para debilitar su defensa, dejándolo vulnerable ante lo siguiente que se le vino encima. La vorágine de electricidad que transmitían los ataques de Teruyoshi, junto a las vibraciones de uno de sus estilos de combate, al fin habían hecho su trabajo. Cuando Ryu quiso interponer su brazo izquierdo con todas sus fuerzas, no fue suficiente para frenar al desbocado gato negro… y menos aún cuando la potencia del siguiente golpe se vio incrementado por su propio estilo de lucha.
Ryu salió despedido por los aires debido a la intensidad del golpe, ofreciendo un espectáculo para cualquier estudiante que alguna vez se hubiera visto en la misma situación entrenando con él. Dada la actitud altanera que había mostrado al principio, Teruyoshi no dudaba de que Ryu había humillado a muchos otros alumnos… por lo que algo dentro de él rugió de satisfacción por todos ellos cuando el luchador cayó de bruces.
Teruyoshi no pudo evitar fijarse como Ryu intentaba por todos los medios resistirse a caer ante él, sacando fuerzas una vez más, quien sabe de donde, para levantarse a pesar de las evidentes heridas. Trataba de mantener la compostura y se negaba a rendirse, pero para un ojo experto, las evidencias eran claras. Su postura había perdido firmeza, mostrando aberturas que antes no tenía, mientras múltiples heridas adornaban su ya maltrecho cuerpo. Además, los ataques del mink tenían el efecto devastador de infringir daños internos, por lo que Ryu seguramente estaba sufriendo más de lo que dejaba ver. Sin embargo, el luchador volvió a hacer alarde de fuerza de voluntad e intentó un ataque a la desesperada. Teruyoshi lo esperaba con ansias, cargando su puño de nuevo, acumulando tanta electricidad en él que pequeños fogonazos de luz se veían a su alrededor… pero antes de que Teruyoshi terminara de realizar su movimiento, su contrincante cayó de rodillas.
- Al menos lo intentaste - pensó el mink, observando cómo Ryu hacía un nuevo intento por ponerse en pie. - Aunque quedó solo en eso - continuó regodeándose en su propia vanidad, orgulloso de su evidente superioridad al ver como este finalmente aceptaba la derrota y realizaba el gesto de rendición.
Mientras el luchador era ayudado por sus allegados, el mink disfrutó del baño de masas que el público le proporcionaba. Los vítores eran alimento para su orgullo felino, el cual solo se acrecentaba con cada nueva alabanza hacia él y su victoria.
- He de admitirrr que has aguantado bastante bien - dijo el mink con una sonrisa triunfal en el rostro mientras correspondía a la mano que le tendía su contrincante. - Y espero que te sirrrva para no juzgarrr a ningún recién llegado más - prosiguió en tono amigable, lo suficientemente bajo como para que solo lo pudiera escuchar él.
Si bien Ryu se había mostrado prepotente al conocerlo, y quizás por ello se merecía un poco de vergüenza pública, la ferocidad con la que había batallado había terminado de cautivar a Teruyoshi. No buscaba más animadversión con él. No pudo evitar verse así mismo luchando con todo lo que tenía contra su padre, perdiendo una y otra vez, pero sin rendirse nunca. Teruyoshi conocía de primera mano aquella sensación y podía empatizar con Ryu.
- Espero con ansias que te rrrecuperes para la rrrevancha. Sin duda, el dojo tiene un grrran rrreprrresentante - terminó animando al maltrecho Ryu antes de soltarle la mano. - Y será todo un placerrr quedarrrme a descansarrr con vosotrrros. Tengo curiosidad porrr saberrr qué coméis aquí… - aceptó la invitación de Ryu. - Solo espero que no sea solo arrroz blanco y pollo.
Tras la conversación, el mink acompañó a los animados estudiantes que se ofrecieron a guiarlo por el dojo. Aprovechó el nuevo ambiente para hacer preguntas sobre el lugar, sus dirigentes y costumbres. El gato era un ser curioso por naturaleza y le pareció buen momento para intentar sacar algo de formación.
Una vez terminara de hablar con los jóvenes, el mink se centraría en relajarse con una buena ducha. Aunque detestaba la sensación del pelaje mojado, eso no incluía el aseo personal. Además, cada vez que terminaba un combate, el desgaste causado por su estilo de lucha lo dejaba cansado por un pequeño lapso de tiempo, algo más llevadero cuando podías relajarte después de haber llevado el cuerpo al límite.
Después de unos minutos bien merecidos de reposo, el mink atendió al médico del dojo que fue a buscarlo. Quería comprobar su estado tras la pelea, algo que Teruyoshi consideraba innecesario, por lo que desestimó la atención del médico amablemente, asegurándole que estaba perfectamente. Aunque antes de que se marchara, aprovechó la situación y preguntó por el estado de Ryu, suponiendo que ya habrían ido a revisarlo. Además, pidió un poco de ese ungüento que quiso aplicarle… por si acaso le hacía falta más tarde.
Libre para moverse por el dojo y notando cómo la gente lo miraba de otra manera, decidió que lo mejor era sacar provecho de su nueva situación, por lo que en cuanto vio a uno de los aprendices le preguntó que si no podía acompañarlo a la cocina, que necesitaba recuperar energías tras la pelea. Si conseguía ayuda, el mink intentaría hacerse con algo de comida y luego se marcharía a explorar el dojo a la busca de algún chisme que satisfaga sus curiosas orejas.