No había sido fácil seguirles sin que se diesen cuenta, el camino hasta aquel destartalado y herrumbroso almacén se había convertido en una pequeña odisea ya que tratar de evadir no solo a los posibles hombres de Rodrik si no también a cualquier transeúnte que pudiera alarmarse por su aspecto fue una molestia.
Afortunadamente había conseguido posicionarse en un edificio colindante al almacén, desde allí podía oler no solo la brisa marina que procedía del puerto sino el hedor a herrumbre que emanaba el propio edificio, aquél lugar no era para nada lo que parecía a simple vista, pudo comprobarlo desde la cercanía, a través de una pequeña rendija en el lateral del edificio. Aquellas cajas apiladas y pasillos llenos de estantes rojizos estaban infectados de la mas baja calaña de la ciudad, y en medio de todo aquel esperpento se encontraba la pelirroja.
De tanto seguirla, se había percatado de alguna que otra cosa e incluso comenzó a pensar en una vía diferente de escape, ¿Y si en lugar de robarle el collar la usaba para robar a Rodrik mientras se entretenían con ella? ¿Y si la pelirroja podía ser su propia vía de escape de ese trato que cada vez sonaba más a papel mojado en su cabeza? Todas esas preguntas rondaban por su cabeza mientras ella se encontraba agazapada al borde de aquella ruinosa azotea, tenía que llegar a una determinación y tenía que hacerlo rápido, pues desde su perspectiva aquella conversación que prácticamente era inaudible no duraría eternamente. A estas alturas Bora tenía 3 opciones:
Primera opción: seguir esperando y observar. La pelirroja parecía capaz de manejar a Rodrik por ahora, y una intervención prematura podría arruinar cualquier ventaja futura.
Segunda opción: moverse sigilosamente dentro del almacén, aprovechar las sombras y ganar una mejor posición para escuchar más detalles de la negociación. Era arriesgado, pero le permitiría ver más de cerca cuántos hombres estaban realmente en el lugar, qué tan vigilada estaba la salida trasera y si era posible robar el collar que formaba parte del trato
Tercera opción: preparar una distracción. Un ruido en el exterior, un movimiento inesperado en el puerto cercano… algo que desviara la atención lo suficiente como para que, si las cosas se torcían, la pelirroja tuviera una oportunidad de actuar sin quedar completamente rodeada y aprovechar la situación para robar las llaves que le habían prometido, dejando atrás cualquier tipo de trato.
-¡Aahhss!- Refunfuñó en tono bajo. - Estoy harta de tanta espera, ese maldito de Rodrik con aspecto de ave carroñera, estoy segura de que todo lo que me dijo era mentira, seguramente aunque consiga ese maldito collar no me dará las llaves para los grilletes.- Bora comenzó a verbalizar todos los pensamientos que tenía enmarañados desde hace rato. - La caza no es divertida si al final no voy a conseguir nada, ese desgraciado seguramente termine intentando venderme aunque consiga lo que él quiere. ¡Lo he decidido! Hagamos un poco de ruido.-