
Marvolath
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08-02-2025, 08:33 PM
Quizá alguno pensase "¡qué ocioso es este haragán, sentado toda la mañana mientras la tripulación mueve y carga cajas y fardos!" al ver a Marvolath sentado sobre una caja en la bodega. Pero lejos de holgazanear, Marvolath supervisaba las operaciones como intendente, un inesperado cargo que le había asignado el capitán recientemente. Saber qué tenían y cuándo se agotaría, qué faltaba y cuándo podrían abastecerse de nuevo, dónde y cómo se almacenaban para mantenerlos a salvo pero accesibles. Los años dedicados al estudio de la medicina le habían dotado de pequeños trucos mentales para recordar pequeños detalles, y anotaba cada caja, su contenido y ubicación a medida que pasaban ante él.
Fue en ese momento en el que escuchó la orden del capitán desde la cubierta de hacer acopio de ungüentos. "A buenas horas", pensó. Por supuesto, ya habían conseguido tantos como les fue posible, pero lo que podían cargar con ellos serviría para quemaduras moderadas. Si alguno resultaba gravemente herido tendrían que volver al barco, donde podrían tratar las quemaduras con mejor equipo y descansar.
- Piedras - dijo para sí mismo -. Nos faltan piedras.
Bajó de un saltito de la caja, en busca del capitán. Seguramente Balagus sería más efectivo en cargarlas, pero lo conocía lo suficiente como para saber que no sería muy receptivo a una petición suya. Lo encontró hablando con alguien del puerto, pero desde su posición tras la borda no fue capaz de ver con quién. Esperó, pacientemente, a que terminasen antes de dar el informe.
- Hemos reabastecido todo lo pertinente para la navegación del barco. Será suficiente para un par de semanas, si no hay ningún contratiempo de importancia. Si puedo sugerir algo atípico... necesitamos piedras - dejó una pausa para la reacción, pues era de esperar una sorpresa ante lo peculiar de la propuesta -. Si algo puede explotar allí donde vamos, mejor una piedra que nosotros. Creo haber visto un barco cercano que descargaba piedra para construcción... quizá podamos conseguir uno o dos bloques de buen tamaño. Se podrían romper a un tamaño manejable y lanzarlas cuando no estemos seguros de si algo va a explotar.
Con todo listo, a excepción quizá de nuevas órdenes, esperó a que el barco zarpase en busca de un tesoro. ¿Merecería la pena arriesgarse?