
Sirius Herald
Eleos
09-02-2025, 03:32 PM
(Última modificación: 09-02-2025, 03:40 PM por Sirius Herald.)
Las tablas del muelle, relucientes por la humedad, se quejan bajo tus pies con un crujido como si se estuvieran quejando por tu peso, podías escuchar el rumor de conversaciones lejanas, el chapoteo del agua contra las barcas y los graznidos de un par de gaviotas se entremezclan, creando un murmullo costero tan característico de las zonas costeras como era aquella Isla, pese a ello, sientes que el mundo se reduce a esas huellas extrañas que persigues, como si un fino hilo invisible te atara a su origen misterioso. Con cada paso que das, el aire parece cargarse con un matiz distinto. No es solo la salinidad habitual del mar; hay un rastro de algo dulzón y metálico, apenas perceptible, que te pone la piel de gallina. Observas cómo la gente del puerto sigue con su rutina, claramente no se habían dado cuenta ni de las huellas ni nada extraño que se encontraban unos pasos de ellos, quizás sea esa aparente normalidad la que hace que tus sentidos se agudicen más.
Llegas a un montón de cajones apilados. Uno de ellos se encontraba abierto, contiene cuerdas de pesca enredadas y un par de boyas oxidadas. Pero lo que te llama la atención no es la mercancía abandonada, sino cómo las pisadas se detienen en seco frente a la pared lateral de un viejo almacén. Las tablas de madera, envejecidas y llenas de astillas, parecen haberse hinchado por la humedad a lo largo del tiempo. Algunas están desplazadas, formando grietas que podrían dar cabida a una mano… o a una garra. Al alzar la mirada, notas que las ventanas del segundo piso están rotas o tapiadas con tablas cruzadas. Una brisa marina se cuela a través de ese hueco, provocando un silbido lastimero que se asemeja al lamento de un violín desafinado. El resto del muelle sigue sin mostrar señal de preocupación, pero hay algo en el silencio de esta sección concreta que se siente demasiado quieto.
Al fondo, alcanzas a ver la tenue forma de un farolón oxidado que se balancea con la brisa, rechinando de cuando en cuando, al mismo tiempo que un gato de color gris sale de la nada frente a ti, frotándose contra los cajones y, mirándote con unos ojos amarillos intensos para despues desaparecer tras una tabla suelta del almacén, como si supiera un camino para entrar dentro, por ultimo, las huellas, más definidas que nunca en este tramo, parecen haberse detenido. Podría ser que la criatura u origen de esas huellas entrase por esa rendija, o que las hayas perdido por completo
Te quedas unos segundos observando, decidiendo si asomar la cabeza por la grieta o bordear el edificio o si hacer cualquier otra cosa. El aire está cargado de promesas de aventura, o al menos de desenmascarar un pequeño enigma. Y, en la punta de la lengua, sientes ese cosquilleo de adrenalina que te advierte que la curiosidad podría meterte en problemas… aunque, siendo pirata, ¿no es precisamente eso lo que te mueve?.
Llegas a un montón de cajones apilados. Uno de ellos se encontraba abierto, contiene cuerdas de pesca enredadas y un par de boyas oxidadas. Pero lo que te llama la atención no es la mercancía abandonada, sino cómo las pisadas se detienen en seco frente a la pared lateral de un viejo almacén. Las tablas de madera, envejecidas y llenas de astillas, parecen haberse hinchado por la humedad a lo largo del tiempo. Algunas están desplazadas, formando grietas que podrían dar cabida a una mano… o a una garra. Al alzar la mirada, notas que las ventanas del segundo piso están rotas o tapiadas con tablas cruzadas. Una brisa marina se cuela a través de ese hueco, provocando un silbido lastimero que se asemeja al lamento de un violín desafinado. El resto del muelle sigue sin mostrar señal de preocupación, pero hay algo en el silencio de esta sección concreta que se siente demasiado quieto.
Al fondo, alcanzas a ver la tenue forma de un farolón oxidado que se balancea con la brisa, rechinando de cuando en cuando, al mismo tiempo que un gato de color gris sale de la nada frente a ti, frotándose contra los cajones y, mirándote con unos ojos amarillos intensos para despues desaparecer tras una tabla suelta del almacén, como si supiera un camino para entrar dentro, por ultimo, las huellas, más definidas que nunca en este tramo, parecen haberse detenido. Podría ser que la criatura u origen de esas huellas entrase por esa rendija, o que las hayas perdido por completo
Te quedas unos segundos observando, decidiendo si asomar la cabeza por la grieta o bordear el edificio o si hacer cualquier otra cosa. El aire está cargado de promesas de aventura, o al menos de desenmascarar un pequeño enigma. Y, en la punta de la lengua, sientes ese cosquilleo de adrenalina que te advierte que la curiosidad podría meterte en problemas… aunque, siendo pirata, ¿no es precisamente eso lo que te mueve?.