Arthur Soriz
Gramps
10-02-2025, 08:05 AM
Aún cruzado de brazos, se llevó una mano al mentón meditando sobre las palabras que le decías. La verdad es que resultabas ser un hombre enigmático, porque... ¿si no habías para aprender sus secretos, por qué justamente te habías arriesgado tanto? Tan solo para probarte a ti mismo... pudiendo hacerlo de mil y un otras maneras. Pero al menos una ligera sonrisa se plasmó en el rostro de Renjiro, soltando luego una pequeña risotada asintiendo con la cabeza apenas un poco porque debía admitir que admiraba eso.
— Bueno, te seré honesto... no es la primera vez que alguien me dice que ha venido solamente para probarse a si mismo... pero ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me lo dijeron. —dijo dándole un último trago a su platillo de sake. La verdad es que tampoco quería pasarse. Tapó la botella con el corcho y te la dejó enfrente tuya por si querías seguir bebiendo.
Se levantó lentamente, primero haciendo crujir un poco sus nudillos, luego su cuello, hombros... vamos, que parecía como si estuviera preparándose para pelear contigo u algo por el estilo. Pero nada más alejado de la realidad. En verdad simplemente estaba ganando tiempo para pensar alguna manera de ponerte a prueba tal y como querías. Y fue entonces que recordó uno de los primeros retos que les ponía a sus alumnos nada más llegaban a ser aceptados dentro del dojo. Si tus intenciones no eran averiguar sus artes secretas y técnicas, pues no tenía que verse en la presión de verte como un posible intruso o espía; todo lo contrario. Además, le habías caído bien, quizás por el hecho de que estabas siendo totalmente sincero.
— Si estás dispuesto a dejar esperando a tus compañeros significa que tomaste esta decisión y ya no hay vuelta atrás —hizo una pausa, caminando hasta el umbral de la puerta—. Acompáñame, Syxel.
Tras decirte eso, te dio la chance de levantarte y seguirlo. Si querías llevarte la botella de sake, no se quejaría en absoluto.
Comenzó a caminar a paso lento, con las manos puestas tras su espalda en una postura casi que meditativa, paciente. No tenía prisa alguna en llegar hacia donde te estaba llevando. El lugar era bastante amplio incluso encontrándose en un sitio tan peligroso. La punta del "Diente del Este" le ofrecía al dojo toda la privacidad que necesitaban, dificultando el acceso a todos los curiosos buenos para nada.
— Tengo una manera infalible de ver cuánto potencial tiene la gente, lo he hecho con todos mis alumnos actuales y antiguos por igual... dicha prueba es fácil, de hecho... y tendrás siete días para llevarla a cabo.
Ya con tanto tiempo que te estaba dando uno se imaginaba que sería algo sumamente complicado... totalmente opuesto a lo que inquiría diciendo "fácil". Te miraba de reojo ocasionalmente, sin sonreír. Se le veía serio, como si estuviera aún midiéndote... en especial se fijaba en tus manos. No pasaron más de un par de minutos hasta que llegaron a una enorme roca que básicamente actuaba de punta de aquel Diente en el que se encontraban. Allí se veían marcas profundas, tajos... de lo que parecían ser espadas filosas o como si hubieran tallado la piedra con cincel.
— Aquí estamos... La punta del diente —comentó en un comienzo—. Tu tarea será, una vez al día, intentar hacer un corte profundo a la roca siempre en el mismo lugar... uno solo y nada más. Al término de esos siete días, veré la profundidad de tus cortes... a partir de eso, veré si vale la pena o no permitirte seguir aquí.
Te explicó como si fuera lo más normal del mundo. Aunque una pequeña sonrisa se plasmó en su rostro al momento de agregar algo más.
— Tendrás que hacerlo con esto. —de un lado, sacó lo que se veía como una espada, dura y de madera oscura. Su filo era prácticamente inexistente, pero te la dio con tanta seguridad que no parecía estar bromeando acerca de lo que tendrías que utilizar para llevar a cabo dicha prueba. ¿Acaso te estaba tomando el pelo, o de verdad pretendía que cortaras la roca con una espada de madera? — Si no me crees, intenta dar un tajo... este va de 'gratis'.
— Bueno, te seré honesto... no es la primera vez que alguien me dice que ha venido solamente para probarse a si mismo... pero ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me lo dijeron. —dijo dándole un último trago a su platillo de sake. La verdad es que tampoco quería pasarse. Tapó la botella con el corcho y te la dejó enfrente tuya por si querías seguir bebiendo.
Se levantó lentamente, primero haciendo crujir un poco sus nudillos, luego su cuello, hombros... vamos, que parecía como si estuviera preparándose para pelear contigo u algo por el estilo. Pero nada más alejado de la realidad. En verdad simplemente estaba ganando tiempo para pensar alguna manera de ponerte a prueba tal y como querías. Y fue entonces que recordó uno de los primeros retos que les ponía a sus alumnos nada más llegaban a ser aceptados dentro del dojo. Si tus intenciones no eran averiguar sus artes secretas y técnicas, pues no tenía que verse en la presión de verte como un posible intruso o espía; todo lo contrario. Además, le habías caído bien, quizás por el hecho de que estabas siendo totalmente sincero.
— Si estás dispuesto a dejar esperando a tus compañeros significa que tomaste esta decisión y ya no hay vuelta atrás —hizo una pausa, caminando hasta el umbral de la puerta—. Acompáñame, Syxel.
Tras decirte eso, te dio la chance de levantarte y seguirlo. Si querías llevarte la botella de sake, no se quejaría en absoluto.
Comenzó a caminar a paso lento, con las manos puestas tras su espalda en una postura casi que meditativa, paciente. No tenía prisa alguna en llegar hacia donde te estaba llevando. El lugar era bastante amplio incluso encontrándose en un sitio tan peligroso. La punta del "Diente del Este" le ofrecía al dojo toda la privacidad que necesitaban, dificultando el acceso a todos los curiosos buenos para nada.
— Tengo una manera infalible de ver cuánto potencial tiene la gente, lo he hecho con todos mis alumnos actuales y antiguos por igual... dicha prueba es fácil, de hecho... y tendrás siete días para llevarla a cabo.
Ya con tanto tiempo que te estaba dando uno se imaginaba que sería algo sumamente complicado... totalmente opuesto a lo que inquiría diciendo "fácil". Te miraba de reojo ocasionalmente, sin sonreír. Se le veía serio, como si estuviera aún midiéndote... en especial se fijaba en tus manos. No pasaron más de un par de minutos hasta que llegaron a una enorme roca que básicamente actuaba de punta de aquel Diente en el que se encontraban. Allí se veían marcas profundas, tajos... de lo que parecían ser espadas filosas o como si hubieran tallado la piedra con cincel.
— Aquí estamos... La punta del diente —comentó en un comienzo—. Tu tarea será, una vez al día, intentar hacer un corte profundo a la roca siempre en el mismo lugar... uno solo y nada más. Al término de esos siete días, veré la profundidad de tus cortes... a partir de eso, veré si vale la pena o no permitirte seguir aquí.
Te explicó como si fuera lo más normal del mundo. Aunque una pequeña sonrisa se plasmó en su rostro al momento de agregar algo más.
— Tendrás que hacerlo con esto. —de un lado, sacó lo que se veía como una espada, dura y de madera oscura. Su filo era prácticamente inexistente, pero te la dio con tanta seguridad que no parecía estar bromeando acerca de lo que tendrías que utilizar para llevar a cabo dicha prueba. ¿Acaso te estaba tomando el pelo, o de verdad pretendía que cortaras la roca con una espada de madera? — Si no me crees, intenta dar un tajo... este va de 'gratis'.